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El Gobierno nacional difundirá en septiembre los índices de pobreza. Sin embargo, se dieron proyecciones sobre posibles porcentajes de argentinos alcanzados por este flagelo, que oscilan el 35%.
Sin embargo, las mediciones multidimensionales que toman no solamente el ingreso que obtienen las familias para determinar si es pobre o indigente, se sostienen en el tiempo otros derechos vulnerados que hacen a la calidad de vida (acceso al agua, cloacas, vivienda digna, empleo registrado, entre otros).
Desde el Observatorio de la Deuda Social, a cargo de la Universidad Católica Argentina (UCA), pusieron énfasis en que hay que separar las cuestiones coyunturales (como es el ingreso) de las estructurales (como la cuestión de vivienda, educación, salud, etc).
En diálogo con “El Aire de las Misiones”, por FM de las Misiones 89.3, Eduardo Donza (sociólogo e investigador de UCA) explicó ambas cuestiones. “Hay que identificar bien en esto las cuestiones coyunturales que pueden hacer subir o bajar el porcentaje de población en situación de pobreza, muy atado con las devaluaciones y los aumentos de precios. Y una inflación que, lamentablemente, no la podemos detener. Después, hay una cuestión estructural que es lo más serio”, en referencia a las condiciones de vida de la población.
“Si lo pensamos seriamente, las mejoras en la calidad de vida de la población, medida en pobreza por ingresos, mejoró mucho después de las políticas neoliberales, después de la crisis de 2001-2002 cuando teníamos un 52% de población en situación de pobreza y 21% de desocupación. Es decir que más de la mitad de la población en situación de pobreza. Eso fue mejorando mucho hasta los años 2008-2009 cuando se estancó en un promedio del 29 al 30%. De allí no pudimos mejorar más. Y siempre estamos coyunturalmente con una mejora del 1 o 2% y unos agravamientos del 2 o el 3%”, expresó Donza.
Sin embargo, hay otros indicadores que preocupan más: “Lo más serio, desde hace varias décadas, es que se puede identificar que un alto porcentaje de las familias están en esa situación estructural de pobreza. No es sólo una cuestión monetaria, de conseguir un mejor ingreso o un trabajo para salir fácilmente, sino de la calidad de la vivienda y de los servicios: los más serios son la ausencia de conexión a la red de agua y cloacas. La parte de la salud que no está bien cubierta aunque todavía los hospitales públicos funcionan relativamente bien aunque no llegan a cubrir todo. La educación de los niños y los adolescentes. El sistema de seguridad social con las jubilaciones o el trabajo registrado”, detalló.
Donza de la UCA, advirtió que “Cuando se mide la pobreza multidimensional, que es otra forma de medirlo, ahí tenemos grandes falencias desde hace mucho tiempo. Ahí encontramos que cerca del 25% tiene tres o más de esos derechos vulnerados. A las coyunturas adversas que, lamentablemente solemos tener en Argentina cada dos años y que se juntan cada vez más en el tiempo, se suma una cuestión estructural de la que es muy difícil salir. Esto nos indica un problema muy serio”.
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Más pobreza entre asalariados
Un reciente informe publicado por el diario porteño Clarín, sostuvo que más trabajadores asalariados quedaron bajo la línea de pobreza, teniendo en cuenta los indicados de ingresos que fueron difundidos por el Ministerio de la Producción y Trabajo de la Nación. “La medición del INDEC de pobreza por ingresos o monetaria toma en cuenta los ingresos de las personas y familias y los contrasta contra el valor de la canasta de alimentos básicos y la canasta básica total que en esos 12 meses aumentaron entre un 60,9% y 64,2% frente aumentos salarios y de jubilaciones en torno del 35%. A eso se agrega el deterioro de ingresos de los cuentapropistas informales y monotributistas registrados”, publicó Clarín.
En el mismo informe se sostuvo que “los datos desagregados indican que los asalariados pobres aumentaron del 15,3% al 22,4%: son 3.250.000 asalariados pobres que se desglosan entre 1.900.000 asalariados informales y 1.450.000 formales”.
“Estos niveles de pobreza entre los asalariados se explican porque los que se desempeñen en sector privado ganan menos de $33.395, según los datos del Ministerio de Producción y Trabajo. Con los descuentos de jubilación y salud, el sueldo ‘en mano’ se reduce a menos de $27.717. Así, sumando la asignación familiar por hijo, esos ingresos se ubican por debajo del valor de la canasta de pobreza de una familia tipo (matrimonio con 2 hijos menos) que en mayo estaba valuada en $30.337,84. De aquí se desprende que sin el ingreso del cónyuge, esas familias con empleo formal del jefe de hogar se ubicarían por debajo de la línea de pobreza”, sostuvo el matutino capitalino comparando los datos.