La principal noticia de las últimas semanas en la cadena láctea es el precio pagado por la leche cruda durante el mes de junio, un promedio de $15,15 por litro, un valor alto en perspectiva histórica reciente, y muy relevante para recomponer márgenes en tambos e incentivar una fase de crecimiento de la producción en los meses que vienen, según un informe publicado por la Ieral, Fundación Mediterránea.
Al mismo tiempo remarcaron que el precio pagado a productor (SIGLEA) ha dibujado una gran curva ascendente en el último año; de $6,75 que se pagaban en junio de 2018 se ha pasado a $15,15 en junio de 2019, una suba del 125% en términos nominales y del 46% en términos reales (poder de compra de una canasta básica de bienes y servicios).
Así, en el mismo documento argumentan que “la mayor demanda externa (empuje de las exportaciones) seguramente contribuyó al fenómeno de ajuste de los precios, particularmente en un comienzo (en el segundo semestre de 2018), pero más recientemente el factor dominante sería la importante caída que se observa en la producción de leche cruda (primer semestre 2019)”.
Respecto a este último fenómeno, el 2019 continúa la tendencia declinante que se observara en los meses finales del año pasado. En efecto, la producción a salida de tambo se contrajo un 5,8% interanual durante el primer semestre de este año, retrocediendo 8,3% en el primer trimestre y 3,2% en el segundo.
En cuanto a los precios de los productos lácteos, desde abril / mayo del año pasado la cadena enfrentó una demanda interna débil, con la capacidad de consumo de las familias deteriorada por la aceleración de la inflación; para adaptarse a este contexto adverso, los precios de los lácteos se mantuvieron durante varios meses por detrás de la inflación, es decir, abaratándose.
Pero la novedad de este año es el cambio de tendencia, los lácteos pasaron a encarecerse en términos relativos. Una combinación de demanda aún floja por la crisis y encarecimiento de lácteos en góndola sólo puede explicarse por un problema de escasez de productos (por un retroceso importante de la oferta disponible).
En lo que hace al consumo interno de lácteos, según datos de la Dirección Nacional Láctea (DNL) éste habría caído entre un 10% y 11% interanual en el primer trimestre del año y entre un 8% y 9% en el segundo trimestre. Como se mencionara antes, esta caída de consumo se dio en paralelo a un ajuste de precios; a mediados de este año los valores de los lácteos en góndola se ubicaron 24% arriba en términos reales respecto del mismo período de 2018, pero además en niveles que no se veían desde hace al menos 8 años atrás.
Para el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la caída del consumo sería menor de la que sugeriría el indicador de ventas de la DNL. Según las estimaciones de OCLA, el consumo interno habría ajustado un 3,3% interanual en los primeros 5 meses del año, con una mayor caída de la producción (-6,3%), pero atenuada en sus efectos sobre el mercado interno por una reducción de 4 exportaciones (-4,7%) y, sobretodo, de las existencias de productos terminados (-30,0% interanual).
Además de la menor disponibilidad de leche cruda para transformar en productos, otro factor que contribuye a explicar la fuerte suba del precio de los lácteos tiene que ver con las existencias; la industria arrancó 2019 con las menores existencias de productos lácteos de los últimos 5 años, equivalentes a 709 millones de litros (apenas 0,9 veces la producción mensual promedio del primer bimestre), es decir, con pocas reservas para aplicar al mercado y compensar una menor producción.
Por otra parte, la dinámica exportadora, que fuese tan intensa el año pasado, se resintió en forma notable este año. Las exportaciones han absorbido en promedio 128 millones de litros de leche equivalente por mes en los primeros 5 meses de 2019, un flujo que es 9% menor respecto al del mismo período de 2018. El problema mayor está en las leches en polvo, en el período se despacharon 8.096 toneladas/mes, 30% menos que el año pasado.
De acuerdo a la Fundación Mediterránea, “todo indica que hasta tanto no se observe una suba relevante del precio internacional de la leche en polvo y/o del dólar en el mercado interno, las exportaciones de este producto difícilmente puedan recuperarse, dado el (elevado) nivel actual que muestra el precio interno de la leche cruda (medido en moneda dura)”.
Finalmente, consideraron: Es muy importante suavizar estos vaivenes de precios, con mayor estabilidad macroeconómica y cambiaria, condiciones financieras de países “normales” (tasas, plazos), mayor integración con el mundo y diversificación de mercados, apoyo público permanente a los exportadores y mayor predisposición por parte de las empresas a invertir en activos “estabilizadores” (caso de instalaciones para atenuar efecto del clima sobre la producción o de equipamiento e intangibles para “descomoditizar” productos lácteos), entre otras.