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El séptimo hijo varón de Karina Held, Cristian Yohel, de cuatro años, se convirtió este jueves en ahijado del Presidente de la Nación. Como tal, según establece la Ley 20.8431, el pequeño Cristian que en la actualidad asiste a salita de cuatro, recibirá una beca anual que le permitirá costear sus estudios primarios, secundarios y universitarios.
Participaron en el bautismo el director del Hospital de Día de Posadas, Samuel López, y gran parte de su personal que desde hace ya seis meses trabajan con Karina y sus siete hijos.
“Según nos indicó la referente del Programa de Padrinazgo de Presidencia de la Nación, Karina comenzará a percibir a partir del próximo año un subsidio anual que se extenderá mientras Cristian continúe sus estudios, incluido los universitarios”, detalló a PRIMERA EDICIÓN, Samuel López.
Este ingreso será una gran ayuda para Karina y sus hijos que en la actualidad viven con el dinero de la pensión por madre de siete hijos.
“El sistema de padrinazgo exige como requisito la educación formal del niño, por lo que el Hogar de Día se ofreció a hacer el acompañamiento en este proceso”, detalló el director de la institución.
La historia de Karina y sus siete hijos conmovió a los misioneros y llegó a oídos del Presidente en febrero pasado cuando la familia vino desde Puerto Rico -incluso hicieron un tramo a pie- y se instaló en la plaza 9 de Julio de esta ciudad.
Ahí Karina y sus hijos de por entonces 15, 14, 13, 12, 6, 5 y 3 años vivieron una semana a la intemperie hasta que el Estado los asistió y fueron llevados al refugio donde vivieron hasta hace pocas semanas cuando el Ministerio de Desarrollo Social provincial les entregó la casa que les construyó en Garupá, el IPLyC le dio los muebles.
Durante todo este tiempo el Hogar de Día les dio atención de la salud de los niños, alimentación y se garantizó la escolaridad de todos los niños e incluso de Karina que decidió hacer la primaria para adultos.
Una infancia de abusos
Karina habla de proyectos y de futuro. Se compró herramientas para poder plantar su propia huerta para generar sus propios recursos y sueña con acceder a tener un horno para poder hacer pan y juntar unos pesos más. Sus hijos están escolarizados y ella sueña con salir adelante por el fin de sus hijos.
Pero esta mujer de 37 años tuvo una infancia terrible. Nació en Paraguay, descendiente de una familia numerosa, nunca la mandaron a la escuela y a los seis años se fugó de su hogar.
Ante los profesionales del Hogar de Día, manifestó que sufrió maltrato de sus progenitores y fue abusada por sus propios hermanos y las parejas de su madre. Para poder comer, se vestía como varón y salía a las calles a lustrar zapatos e incluso trabajó como ayudante de albañil. La mayor parte de su vida transcurrió en Puerto Rico, allí nacieron sus ocho hijos.
Es que, además de los siete varones, tiene una hija mujer, la mayor de todos, que siempre vivió con su abuela materna.
Karina estuvo separada cinco años de sus hijos porque una vecina la denunció por maltrato y la Justicia ordenó que los niños fueran al Hogar Jesús Niño. No obstante, esta madre no perdió contacto con ellos. En diciembre pasado le restituyeron a sus hijos y decidió trasladarse hasta Posadas.
Karina, está haciendo terminalidad primaria
“La verdad es que es una familia ejemplar y nos sorprendimos con la rapidez de los resultados obtenidos con ellos. Karina está haciendo la terminalidad primaria con nosotros, ella nunca antes fue a la escuela y es una gran alumna, se entusiasma por aprender y es un gran ejemplo para sus hijos”, contó Samuel López.
Además, según destacó, Karina hace de mamá y papá de sus hijos, es muy protectora con ellos y sabe ponerles límites por lo que los chicos son muy obedientes. “Es una mujer con mucha iniciativa, no espera recibir todo de otros, por el contrario, prefiere hacer todo con su propio esfuerzo”.
Para que no se convierta en “lobizón”
La Ley de Padrinazgo Presidencial, la 208.431, garantiza el padrinazgo del Presidente de la Nación en funciones al momento del nacimiento del séptimo hijo varón o la séptima hija mujer de una prole del mismo sexo.
La ley proviene del mito del hombre lobo que en Argentina fue llamado el mito del “lobizón”. Ello provino de la Rusia de los zares donde existía el mito de que el séptimo hijo de una familia de siete hijos varones, sería un hombre lobo. Así como también la séptima hija proveniente de una familia de siete hijas mujeres sería una Vid’ma (bruja).
Desde la época de Catalina La Grande, se otorgaba el padrinazgo imperial que brindaba mágica protección y un premio de reconocimiento a los niños.
El mito llegó a Argentina junto con los inmigrantes provenientes de Rusia. Esta creencia estuvo tan extendida que los séptimos hijos eran abandonados, cedidos en adopción o asesinados.
En 1907 nace la tradición del padrinazgo presidencial cuando Enrique Brost y Apolonia Holmann, una pareja alemana que había estado radicada en Rusia, dan a luz a su séptimo hijo varón, José Brost, el 8 de octubre de 1907 en Coronel Pringles.
La pareja le pide al entonces presidente José Figueroa Alcorta que apadrinara a su hijo, estableciéndose así la tradición que se encargaría de romper el hechizo, así como también logró finalizar con el abandono de niños.
A partir de la Ley 208.431, se le entrega a los ahijados como beneficios una medalla de reconocimiento y se le costea todos sus estudios primarios, secundarios y universitarios.
Además, hay un compromiso del padrino de estar a disposición para todo requerimiento que sea necesario. Durante el gobierno de Mauricio Macri, ya son más de 200 los niños que se convirtieron en ahijados del Presidente.