Flavia Cabral se recibió de “Músico profesional con especialización en canto”, y desde ese momento no paró. Entre idas y vueltas, hizo malabares para compartir su tiempo laboral entre Buenos Aires y Estados Unidos. Por un par de meses, se encuentra de visita en la capital de la provincia, donde disfruta de su familia y de nuevos proyectos profesionales que matizan sus días.
A los 19 años se fue a Estados Unidos a trabajar y a estudiar a través de una agencia, cumpliendo en parte lo que “toda la vida quise hacer”. Es que ya a los 12 años había manifestado a sus padres, Jorge Cabral y Doris Velozo, que “me iba a ir. Que tenía un plan y que iba a hacer esto, esto y esto.
Lo tomaron como la fantasía de la niña. Y eventualmente en quinto año del secundario me llegó un contacto que me habló de una agencia que contactaba a chicas para estudiar y trabajar”. Después de investigar un poquito, le comunicó a su mamá que era el momento. “Lo intenté y todo cayó en su lugar”, relató la joven, nacida en la capital correntina, pero residente en Misiones desde muy pequeña. A los 17 estaba lista pero era menor de edad y había que esperar. Y a los 19 despegó hacia Nueva York. “Tenía pensado viajar a otros estados de Norteamérica. Mi hermano Gonzalo me dijo si querés estudiar música, andá a Nueva York, y en su momento nos reímos como diciendo: claro que eso va a pasar. Finalmente, cerré mi viaje específicamente a Nueva York, donde estudié piano y donde se comenzó a dar todo de a poquito”.
A los dos años y medio, regresó a Argentina pero se quedó en Buenos Aires para cursar en la Escuela de Música Contemporánea (EMC) que tiene un programa internacional de estudio con convenio con la Berklee International Network, una universidad de música que tiene sede en Boston, Estados Unidos. Fue por recomendación de un amigo. “Me gustó, me recibí de músico profesional, ejercí un tiempo, estuve haciendo de todo un poco en Buenos Aires, y un día creí que era momento de volverme a Nueva York porque considero que es mi lugar en el mundo”, agregó la exalumna de los colegios Santa María y Roque González.
Así que volvió y hace menos de un año está de vuelta en Argentina pero esta vez recaló en Misiones. “Esto me resulta interesante porque desde los 19 años nunca realmente volví a la tierra colorada. Era siempre para visitar a la familia, por unas dos semanas, era participar en alguna de esas tocadas improvisadas con amigos, y volverme. Esta es la primera vez que me quedo por un período de tiempo un poquito más largo, disfrutando y con proyectos”, confió. Decidió quedarse en la provincia por la manera en que se fueron dando las cosas “en cuanto a posibilidades laborales y para darme este lujo de estar más tiempo en casa, en familia y comunicar lo que aprendí y lo que sigo aprendiendo, dando clases y metida en varios proyectos profesionales con otros músicos. Creí que era conveniente quedarme. Y la familia- sus padres y sus hermanos Gonzalo, Julieta y Anabella-, feliz”.
Algo del abuelo Eduardo
Su interés por la música nació desde pequeña. Aseguró que su caso “fue bastante orgánico, fui súper natural. Simplemente se dio. Con la música y los deportes -Escuela de Aeróbica de Competición y Baile- comencé a los seis años. Pero mi interés por esto comenzó un poquito antes, por lo que cuentan mis padres -ambos odontólogos- y por fotos que veo, de imitar, de cantar”. Su abuelo paterno, Eduardo Fuglistaler, era tanguero obereño y fue el primer músico que Flavia conoció.
“Entrar a su casa, estar rodeada de instrumentos y poder tocarlos, experimentar lo que eso significaba, es lo que viví con él desde muy chica. Quizás influyó en algún aspecto inconscientemente pero para mí fue muy orgánico, simplemente mi identidad. Es la manera que encontré, básicamente, de expresarme”.
Confesó que de chica su interés se centró en la música popular y demás, como cualquier otro niño. Pero que recuerda la conexión emocional “que sentía al momento de escuchar por primera vez blues o soul sin tener a nadie que me guíe en ese aspecto. Fue un descubrimiento casi por accidente. Cuando comienzo a estudiar en Buenos Aires fue donde me expuse al estudio de la música de jazz de una manera un poco más profunda, desde lo teórico, que es esencial para entender muchas cosas en la música. No digo hablando académicamente. Creo que cualquier persona que quiera formarse como músico debería en algún punto tener algún tipo de referencia teórica. A mí me sirvió desde ese lado estudiar jazz, y fue como nació mi respeto, mi conciencia sobre lo que significa el jazz, que en definitiva es la raíz de la mayoría de los géneros”.
A su entender, la música es la manera con la que “elijo expresarme. Cada persona debería hacer lo que le gusta, o lo que siente que da lo mejor cuando lo hace. Sea periodista, cantante, cuando ensamblas esa parte genuina y tu identidad con lo que hacés, sale lo mejor de vos. En mi caso la música me lo permite en mi forma más orgánica y más real”.
Comentó que tiene mucha influencia de jazz pero que “me identifico más con el soul, con el RIB, con el pop y este género de música que me gusta un poco más, o me divierte un poco más. Siempre aclaro que no me considero específicamente una cantante de jazz”.
Admiración por artistas
Contó que, sentada en la primera fila, tuvo la oportunidad de ver a Stevie Wonder cuando vino a Argentina. Le resultó “una experiencia impresionante. Increíble”. Y narró una anécdota de esa situación. “Sentada, esperando, los músicos salieron a prepararse y lo primero que pensé en silencio es qué se debe sentir viajar por el mundo con este hombre que es una leyenda viviente. Dio la casualidad que dos años después en Nueva York se me dio la posibilidad de conocer al baterista de la banda. Le dije que yo estaba ahí cuando él fue a Argentina, le conté la situación y fue un momento de mucha risa para los dos”. “Me marcó mucho” porque Stevie Wonder es uno de los músicos “que genera una influencia en mí en muchos aspectos. Es un ser increíble. Y lo que aportó a la música y artísticamente es incontable”.
Al referirse a vocalistas femeninas, “me tiro más por el género del jazz porque las estudié, pude entender y apreciar lo que hicieron a lo largo de la historia, y como impactaron en la música”. Citó a Ella Fitzgerald, Etta James, Billie Holiday. “Son referencias que creo que la mayoría de los vocalistas tenemos de estudio y como ídolos”, sentenció.
El más reciente espectáculo del que participó en Misiones fue el de Jazz Day, un festival internacional que se realiza cada 30 de abril. “Me puse contenta cuando me enteré que Misiones se sumaba a esta cadena de países para celebrar la música. Me emocionó cuando me ofrecieron formar parte como artista solista del proyecto. Fue una buena oportunidad para estar de vuelta, disfrutar la música, hacer un show con excelentes profesionales”.
Recordó que Harry Hancock sostiene que este festival es inclusivo, en el concepto más puro de lo que es la música. “Fue como la experiencia más reciente que tuve. Sentirme respetada, considerada, por la misma gente que a mí me enseñó música, me ayudó, fue súper particular. Muy lindo recuerdo”, celebró.
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