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Voceros de la investigación confiaron que se determinó, en base a pruebas periciales, que a la jubilada Hilda Danyluk (75) la mataron con una escopeta recortada calibre 36 (llamada comúnmente 12 chico).
La mujer fue baleada en una de sus piernas tras sorprender a dos ladrones en su vivienda, el pasado martes 13 de agosto alrededor de las 19, en zona rural de Campo Viera.
Antes de morir la víctima dijo que fueron dos desconocidos, jóvenes y que utilizaban gorras. Fue en circunstancias en que la septuagenaria se hallaba sola, ya que su pareja, de 69 años, había salido al pueblo a comprar mercaderías.
Tras perder abundante sangre durante dos horas fue hallada por su concubino y trasladada a un centro asistencial local. Murió el jueves siguiente en el hospital Ramón Madariaga de Posadas.
Para caza menor
Fuentes del caso indicaron que la escopeta con la que le dispararon a la mujer, que impactó en la parte superior de su pierna izquierda y le destrozó importantes arterias, es utilizada para caza menor.
Si bien los peritos cuentan con el plomo (extraído del cuerpo de la víctima), sería prácticamente imposible un cotejo con el caño o ánima teniendo en cuenta que, a diferencia de otras armas, es liso y sin estrías en su interior, es decir que no deja rastros en su trayectoria.
A más cercano el disparo más letal resulta, en ese tipo de escopetas, por lo que se supone -por los daños en la herida- que a Hilda le abrieron fuego prácticamente a quemarropa. El dúo delictivo se alzó con 120 mil pesos, producto de los ahorros de la pareja, que residía sola en el lugar.
Además llevaron herramientas y prendas de vestir. Hasta el momento no se hallaron testigos que aporten algún dato significativo y se fueron descartando posibles sospechosos.
Como el caso de un demorado el mismo día en que Hilda falleció, quien luego fue desvinculado de la causa pero por orden judicial se lo mantuvo detenido, teniendo en cuenta que registraba pedido de captura en tres juzgados posadeños por robos, lesiones y un asalto, entre otros delitos.