En el transcurso de los años hombres y mujeres de la tierra colorada forjaron un fascinante futuro a través de las distintas ramas del arte, la música, la danza, la pintura, la literatura, la ciencia, la tecnología y otras tantas actividades que van dejando huellas imborrables en diversos ámbitos de la provincia.
Por eso PRIMERA EDICIÓN reconoce hoy al músico y compositor Osvaldo de la Fuente, por su aporte a la cultura y al desarrollo y la difusión del rock y otros estilos en la provincia.
Integró memorables bandas en los 90. Compuso la música para obras de teatro, títeres y cine. Trabajó activamente en la conformación de ferias artesanales y conscientes, y forma parte de la asociación de Músicos Populares Misiones (MPM). Lleva editados 14 discos y actualmente realiza talleres de guitarra, entre otras actividades.
Osvaldo de la Fuente nació en 1969 en Godoy Cruz, Mendoza. Hijo de Heriberto Bernardo de la Fuente y Sonia Losada. En 1984 se trasladó a Posadas donde realizó sus estudios secundarios en el Colegio Martín de Moussy. En esa época comenzó a interpretar sus primeros acordes con sus compañeros de estudios.
“Tocamos con mi amigo Julio Jara, en base a lo que se escuchaba en ese tiempo como ‘Sui Géneris’. Actuábamos en el colegio y en guitarreadas, disfrutaba tocar y soñaba con hacer música, pero no pensaba que me iba a dedicar a eso”, expresó De la Fuente.
En 1986 formó la banda “Artaud” en homenaje al “Flaco” Spinetta, junto a Darío Vega (actual baterista de “Los Nuñez” y “Jugo de Tigre”) y Germán Noguera.
Más tarde finalizó sus estudios secundarios y creó el grupo “La Morgue” en el que interpretaban temas propios. Allí comenzó el roce con reconocidos músicos del ambiente.
“Éramos tres bandas que tocábamos juntas. Estaba mi banda junto a ‘Los Fulanos’, de Diego Ratti; y ‘La Tonta’, de Miguel Brizuela. En esa época salíamos a tocar en distintos escenarios y tuvimos nuestras primeras contrataciones”, recordó el artista.
En 1989 viajó a Buenos Aires para continuar la carrera de Diseño Gráfico. Allí formó parte del conjunto “Freudisiacos” y fueron invitados a tocar en el programa “Feliz Domingo para la Juventud”, dirigido por Silvio Soldán y Jorge Formento, en Canal 9.
También grabaron su primer demo y realizaron varias giras. Luego regresó a Posadas para finalizar sus estudios.
Es así que llegó la década del 90, con un importante movimiento adolescente del que surgieron importantes bandas de rock que trascendieron fronteras y se posicionaron a nivel nacional.
Allí Osvaldo se convirtió en protagonista al integrar “Expediente 113” junto a Alex Riquelme y Leonardo Sobrino.
“Me sumé con un rol de instrumentista y arreglador con la premisa de grabar el primer disco que nunca se editó, con el popular hit ‘Bajo la Ventana’, ahora tengo mis alumnos de guitarra con los que ensayamos esas canciones y los chicos la saben”, comentó. También formó parte del popular grupo “Divino Vicio”, junto a Gary Anadón.
En 1992 se sumó a “Los Pie” cuyos integrantes eran Pomelo Motola, Dani González, Javier Chemes y Lito Dartois. El grupo continuó sobre los escenarios de manera constante hasta el 2000. En esta nueva etapa, el músico abrió su estudio de grabación “De la Mente Records”, donde comenzó la grabación de numerosos trabajos discográficos.
En 2004 grabó el disco “Libro de los monstruos” en homenaje a los músicos locales, material que fue editado por el diario PRIMERA EDICIÓN.
En esta nueva etapa también realizó otros trabajos como: “Placa Madre” (1999), “Bengala” (2001), “Gestalt” (2014), “El Jefe” (2001), “Aceituna” (2002), “Atrapasueños” (2002), “Desperté siendo otro” (2004), “Fe de erratas” (2005), “Boomerang” (2008), “El silencio de la nieve” (2011), “DVD en concierto” (2011) “Vestigio” (2013) y “Lumbre” (2018).
Cada trabajo reflejaba un proceso personal en el que afloran las distintas vertientes que experimentó el autor. “El que recorre mi discografía se va a dar cuenta que de un disco al otro es totalmente distinto. Hay personas a las que les gusta un disco y que después se enoja con el otro, pero hay otros que les gusta el cambio y esto obliga a la gente a tener una mirada más amplia”, explicó.
En 2013, después de la grabación de “Vestigio”, sobrevino una etapa que el músico consideró “oscura”. Dejó de componer y se alejó de los escenarios. “Llegué a una especie de hastío, escuchaba canciones y era como que ya estaban todas escritas y eran predecibles”, recordó De la Fuente sobre esa etapa.
Esto lo llevó a descubrir que “hay vida después de la música” y comenzó a desempeñarse en la organización y conformación de ferias francas y conscientes.
También participó en la Asociación de los Músicos Populares Misioneros donde llevó adelante distintas actividades. “Si bien no tocaba seguía impulsando la música en la provincia, generando acciones culturales que me mantenían conectado con muchas cosas en las que creo, sobre todo de la concepción de la importancia del arte”, expresó.
En 2017 De la Fuente retomó su rol de músico. “Me dieron ganas de volver a agarrar la guitarra y escribir, pensé que había quedado tierra estéril, sin embargo la música me dijo que aún tenía cosas para mí”, comentó.
Fue así que surgió el desafío de hacer composiciones para obras de teatro y títeres. Ese mismo año el director de cine Gastón Gularte lo convocó para realizar la música de la película “Cara Sucia”, que se estrenó este año.
“Por suerte había tenido esa cuestión anterior, que capaz en otro momento hubiese dicho ‘no me animo hacerlo’ o ‘no puedo’. Fue como un reverdecer. Entonces grabamos y me encantó hacer música para cine, encima junto al Negro Rada, lo que fue un desafío superior”, describió.
Por otra parte también volvió a los escenarios con su nueva producción “Lumbre”, que tuvo una buena respuesta del público. Actualmente se desempeña como sonidista en el Parque del Conocimiento. Esto despertó su entusiasmo por componer música para orquestas y para ello se contactó con referentes de esa área, quienes vieron con agrado esta decisión.
“Me puse manos a la obra y estoy trabajando en eso que, a su vez, es un aprendizaje y un desafío muy grande. Ansío el momento en que esas partituras estén en los atriles de cada músico de la orquesta, en esa noche del Teatro Lírico, soñando que esté por empezar a sonar y la gente con ganas de recibir lo que uno escribió”, indicó el protagonista.
Otra de las cosas que entusiasmaron al artista fue volver a dictar clases de guitarra a través de un programa de la Municipalidad. “Me gusta ver cómo los chicos van aprendiendo, vienen sin saber las posiciones de las cuerdas y al mes están tocando canciones, es lindo poder dar eso, como alguna vez alguien me lo dio”, finalizó.