La Junta de Estudios Históricos de Misiones se fundó oficialmente el 20 de marzo de 1939. Previamente, en 1938, se había formado un Centro de Estudios Históricos, que luego se transformó en una Junta.
La historiadora María Angélica Amable explicó que la del ‘30 “era la década de la institucionalización de la historia en Argentina porque también se creó la Academia Nacional de la Historia y en respuesta a ello, el Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, que es el instituto revisionista. Esto es así porque la sociedad le atribuía a la historia y a los historiadores un rol importante en la definición de la identidad nacional”. Señaló que Misiones “se inscribe también dentro de ese proceso. Pero con la particularidad que en esa época era Territorio Nacional, y estaba cobrando fuerza el movimiento provincialista, cuyos impulsores comenzaban a interesarse por investigar la historia”.
Los docentes, que venían de otras provincias porque acá no había aún Centros de Formación, se encontraban con que no podían enseñar nada sobre lo local porque no tenían bibliografía “pero sí había un interés por empezar a estudiar la historia de Misiones”.
Según Amable, ese interés fue el que movilizó a algunas personas que se reunieron y conformaron el Centro que al año siguiente se transformó en la Junta de Estudios Históricos de Misiones. Entre ellos estaba el escribano Aníbal Cambas -nacido en Posadas el 18 de mayo de 1905-, que fue el presidente. Sus investigaciones se publicaron en el libro Historia Institucional de Misiones, que tiene varias reediciones. Desde antes de la creación de la junta, comenzó a publicar trabajos sobre Andresito. Lo acompañaba Casiano Carvallo, Aníbal Lesner, Aristóbulo Basterra, los hermanos Gentile, Julio César Sánchez Ratti, que si bien se desempeñaban en otras profesiones (abogados, periodistas), se interesaban por investigar la historia. Y precisamente en el estatuto se establecía promover la investigación y la difusión de la historia, y en particular la de la región.
En ese contexto de la provincialización y en esa búsqueda del fundamento histórico para reclamar los derechos de Misiones a ser provincia, comenzaron a investigar desde cuando Misiones tenía una participación activa en el contexto nacional. “Ahí comienza a reivindicarse a Andresito. En las primeras investigaciones de la Junta muchos se centraron en su figura; su participación en las luchas por el federalismo en el Litoral, de la mano de Artigas, y la participación de los misioneros guaraníes en el proceso de revolución e independencia. En esos temas se centran las primeras investigaciones de los miembros de la Junta. Y desde allí comienza una tarea ardua”, manifestó la historiadora.
Para que la gente pudiera tener adonde informarse, también querían rescatar elementos materiales de la cultura. Fue entonces que comenzaron a solicitar a los pueblos del interior que enviaran, si tenían, cosas antiguas. Y empezaron a mandar mucho material que conforma el patrimonio del Museo, que se creó en 1940 para rescatar los elementos materiales desde la primera cultura. “Era común que en las chacras encontraran vasijas mientras araban la tierra. Cuando los miembros de la Junta presentaron ese proyecto empezaron a llegar cosas que no era tan fáciles de traer hasta Posadas. Los miembros de la Junta iban en su búsqueda pero para eso solicitaban apoyo del personal de Prefectura Naval que los llevaba en barcos hasta Puerto Rico, Eldorado, a fin de traer las piezas que iban a ir conformando la colección”, narró la profesora y licenciada en Historia, y doctora en Ciencia Política.
En el mismo año también se formó la biblioteca que, junto al museo, buscaba apoyar esta tarea de investigación histórica y de rescate de lo que es la historia regional.
A su entender, la Junta empezó a tener una presencia importante en la sociedad y es reconocida mediante las consultas. “Muchos requieren información para las denominaciones de las calles, a medida que la ciudad iba creciendo, o sobre cosas que había que resguardar como elementos importantes”, dijo. Y contó que tuvo una gran actividad durante las primeras décadas y comenzó a difundir sus investigaciones en un boletín que comenzó a publicarse a partir de 1940, y que aún sigue vigente. También comienza a publicar libros y folletos de difusión porque buscaba que el material llegara a las escuelas para que comenzara a enseñarse la historia regional. Después hubo un impasse porque algunos miembros se fueron, otros fallecieron, y porque se crearon otras instituciones, como el Instituto Montoya y la UNaM, ambas con una carrera de historia. Por eso es que en 1983 debe reorganizarse la Junta. Y de los primeros quedaba solamente Casiano Carvallo, quien presidió ese proceso. Y comenzó una segunda etapa. Al principio se requería de un perfil de investigador histórico para integrarla pero en 1989 se amplió un poco para que pudieran venir quienes tuvieran inquietudes y les gustara la historia, aunque profesionalmente no fueran investigadores, y no se dedicaran a esa tarea.
Los miembros que se ocupan de la investigación están abocados a distintas temáticas. Y a veces publican sus libros fuera de la Junta aunque la institución también tiene publicaciones propias, colectivas y de algunos miembros en particular.
En ocasiones reedita libros raros, que no se encuentran más y que son valiosos por la información que tienen. El año pasado se reeditó “La vida en Misiones”, de Horacio Quiroga (1969), que son testimonios de su vida. Es un libro raro que tuvo una sola edición. Sirve como fuente histórica y es de interés.
Insistió con que muchos miembros “se dedican de la historia regional. Presentan sus trabajos en conferencias, charlas. En ocasiones nos llaman de las escuelas para dar charlas y difundir las investigaciones. Lo que me gusta de la Junta es ese trabajo de difusión, de trabajo con la sociedad, de presencia. Me parece muy valiosa. Esto, además de toda la tarea que se hace a través del museo y de la biblioteca especializada en historia pero abierta a los investigadores y estudiosos que quieran venir a consultar”, sostuvo, quien nació en Entre Ríos pero desde pequeña se estableció junto a su familia en la ciudad de Oberá.