El tan ansiado “shock” de consumo terminó naufragando. Así, el sueño del equipo macrista de intentar revertir el malhumor de buena parte de la clase media a fuerza de cuotas y promociones, para llegar a octubre con un mejor clima, está quedando en la nada.
Los indicios que hace un mes le permitían anticipar al Gobierno el principio de una recomposición del golpeado consumo masivo, ya no cuentan.
El año terminará, otra vez, en terreno negativo, tanto en lo que tienen que ver con los productos de todos los días como en electrónica, así como en bienes de mayor valor, como los autos.
El contexto pos-PASO es peor del que se avizoraba hasta el viernes 9 de agosto, de la mano de un dólar que llegó a cruzar los 60 pesos y que genera desconfianza entre los consumidores. Las ventas minoristas, como estaba previsto, terminarán cayendo en torno al 3% al cierre de 2019.
La tecnología y la electrónica de consumo son parte de este panorama. El sector sufrió un desplome del 32% en 2018, luego de que el dólar pasara de manera furiosa de 20 pesos en abril a quebrar la barrera de los 40 pesos en septiembre del año pasado.
El Mundial de Rusia apenas salvó las ventas de televisores, pero no fue suficiente para compensar al resto de los productos del rubro. La apuesta era que, a partir del segundo semestre, de la mano de las cuotas sin interés, el rubro comenzara a recortar caídas. Sin embargo, las estimaciones para finales de este 2019 son tan malas como las del período anterior.
“Sabíamos que iba a haber una caída según la evolución del contexto, y el contexto hoy está peor de lo que pensábamos. El consumo baja desde el segundo semestre de 2018. La expectativa era que estos seis meses iban a ser bastante más positivos porque la comparación se iba a realizar con una base mala. Pero lo que muestra la foto es caída sobre caída”, describió a iProfesional, Pablo Mandzij, director de retail de Nielsen Argentina.
Además de los bolsillos más flacos, el otro factor de peso es el de las expectativas. Por eso, el cambio de tendencia registrado entre las vísperas y el día después de las Primarias fue tan abrupto. A esto se suma el sacudón cambiario de los días siguientes, que volvió más oscuro el panorama.
Así, las expectativas se modificaron agresivamente y, ante la falta de confianza sobre lo que ocurriría hacia adelante, los argentinos sacaron el pie del acelerador y redujeron su nivel de compras. El regreso del cepo, si bien con efectos más notorios en empresas que en ahorristas, generó ruido y también contribuyó a deteriorar las expectativas de los consumidores.
Sectores afectados
Los efectos negativos operan sobre todas las categorías de producto, incluidos los alimentos, aún cuando se trata de lo último que los argentinos resignan. La primera decisión, cuando el bolsillo es más flaco, es abandonar otros rubros, como higiene y limpieza, o al menos cambiar de marcas.
Según datos de la consultora Scentia, en julio las ventas de supermercados y autoservicios se redujeron 10% de manera interanual, mientras el acumulado registra una caída de 7,6% entre enero y julio de este año, lo que anticipa que las cifras de agosto puedan ser igual o más negativas que las registradas en el inicio del segundo semestre.
“La suba del dólar va a volver a impactar. Si se hubiera mantenido cierta estabilidad podía pensarse que la baja del consumo se frenaba, pero con un dólar en torno a los 60 pesos, no es posible”, agregó el directivo de Nielsen.
Además del bolsillo, lo que se derrumbó fue la confianza. Y en un escenario donde, además, se está frente al crecimiento de las protestas sociales, la confianza es la siguiente variable que se rompe en la cadena del consumo.
En la actual coyuntura, los productos más castigados son los de limpieza de ropa y hogar (12,2%), desayuno y merienda (11,4%), perecederos y fríos (10,6%) y bebidas sin alcohol (10,4%), de acuerdo a los números de Scentia, que son similares a los que poseen otras consultoras.
Si desde hace años los supermercados buscan la manera de salir del esquema de promoción para la venta de sus productos, en contextos como el actual continúan más entrampados aún.
“Los consumidores las requieren como forma de ahorro, además de tratarse de una costumbre ya arraigada. Cuando una cadena anuncia un precio hoy y al otro mes tiene que anunciar otro, nadie lo quiere tomar. Sobre esto se moverá la dinámica de la promoción. Para que esto se modifique lo que tiene que bajar es la inflación y tiene que haber cierta estabilidad política, económica y social”, agregó Madzij.
Y así como se ven afectados los productos masivos, en la otra punta, también se ven alcanzados los bienes durables, como los vehículos: cabe destacar que, según la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA), los patentamientos registraron una caída de 32,8% en la medición interanual, con un derrumbe de casi 46% en lo que va del año.
Fuente: Agencias de Noticias El profesional