Casiano Néstor Carvallo nació el 26 de febrero de 1895 en San José y fue el primer anotado en el Registro Civil de ese pueblo. Desde ese día, comenzó a ser parte de la historia de Misiones, que hoy busca sacarlo del olvido.
En ese sentido, la profesora e historiadora María Angélica Amable, integrante de la Junta de Estudios Históricos de Misiones, contó a PRIMERA EDICIÓN que “a 34 años de la muerte de uno de los precursores en la apertura de los caminos de la investigación de la historia regional, la Junta realizó gestiones para que su mausoleo se incorpore al circuito turístico-cultural del cementerio La Piedad”.
“Queremos revalorizarlo porque Casiano Carvallo está un poco olvidado. Fue una personalidad relevante para la educación y para la historia de Misiones y no puede caer en el olvido”, argumentó.
Además, “el personal del Museo Aníbal Cambas pintó y arregló el lugar donde descansan sus restos, porque Casiano no tuvo hijos, no tiene descendientes directos y el lugar estaba descuidado”; y adelantó que “el próximo martes 17 de septiembre, la Junta de Estudios Históricos realizará a las 10 un acto en el panteón de Casiano Carvallo y colocará una placa en su mausoleo”.
Maestro y muchas cosas más…
Vale recordar que Carvallo estudió en la Escuela 20 de San José y luego, ya en Posadas, obtuvo el título de “maestro rural”. Empezó a trabajar en la escuela donde cursó sus estudios primarios y luego completó la carrera de maestro normal, tras egresar en la primera promoción de la Escuela Normal Estados Unidos del Brasil, en Posadas, en 1915.
Después ejerció en la Escuela 89 de Fachinal, donde fue director y además enseñó el castellano a los pobladores mayores, ya que eran inmigrantes polacos y ucranianos.
Formó además en dicha localidad la Comisión de Fomento para la construcción de caminos, puentes, correos y telégrafos, con el fin de conseguir mejoras para Fachinal.
Luego fue trasladado como director de la Escuela 76 de Villa Urquiza, en Posadas. Allí fue promotor de actividades sociales y culturales del barrio, en el que también vivía.
Cuando se iniciaba el proceso de regionalización de la enseñanza en la tierra colorada, Casiano Carvallo se incorporó al Instituto Montoya como profesor de la nueva cátedra, “Historia de Misiones”, en la que se desempeñó hasta poco antes de su fallecimiento, el 2 de septiembre de 1985.
Tras las entrañas de Misiones
A la par de su labor docente, se destacó en el quehacer cultural de la provincia, como miembro cofundador de la Junta de Estudios Históricos de Misiones en 1939 y reorganizador de la misma en 1983, año en que asumió como presidente hasta su muerte.
Además participó en muchas otras instituciones: Asociación Cultural Sanmartiniana, Asociación de Fomento de la Educación Popular en Misiones, fundador ad-honorem del Instituto Privado Pindapoy, fundador del Club Social de Villa Urquiza y miembro del Club Brown.
También integró la comisión pro-monumento a San Martín en la plaza homónima de Posadas y fue el primer director del Archivo Histórico Provincial.
Materiales de consulta
Precursor de los estudios históricos misioneros junto a Aníbal Cambas, Julio César Sánchez Ratti y Lucas Braulio Areco, entre otros, es autor de numerosos trabajos como la “Historia de San José”, “Posadas en Pos de su Cronología”, “Síntesis Histórica de la Provincia de Misiones” y el importantísimo “Mapa Histórico-Geográfico de la Provincia de Misiones”, libros imprescindibles como materiales de consulta hasta hoy por parte de estudiantes, profesores, historiadores y amantes de la historia de la tierra colorada.
Amable resaltó que “quizás el trabajo más valioso de Casiano Carvallo sea el ‘Mapa histórico geográfico de Misiones’, editado en 1979 por el Instituto Montoya y que hasta hoy es utilizado, porque no hay otro superior ni igual”.
Recuerdo entrañable
María Angélica Amable recordó que “en 1975, cuando Casiano se incorporó al Instituto Montoya, nosotras (recordando su paso por esa casa de estudios junto a Liliana Rojas, también integrante de la Junta de Estudios Históricos de Misiones) ingresamos al primer año del Profesorado de Historia. Tuvimos la suerte de tenerlo como profesor en tercer año, en el aula que hoy lleva su nombre”.
“Con su trato afable y su manera sencilla de enseñar, nos hizo conocer y gustar la historia misionera. Todavía podemos recordarlo entrar al aula con su boina, su portafolio negro y su permanente sonrisa. Maestro ejemplar, estricto en el cumplimiento de sus obligaciones, puntual, sin faltar jamás a clases, reuniones académicas o sociales. Era alegre, participativo y jovial, y siempre nos acompañó en las fiestas estudiantiles”, lo describió.