“Primero que nada, quiero decir que soy inocente de todo lo que se me imputa”, fueron las palabras con que Juan Oscar Baungart (29) abrió su declaración ayer, acusado de asesinar a su pareja, Angélica Suárez (21), meterla en una valija y arrojarla a un arroyo.
El debate por el caso que se conoció el 6 de julio de 2016, se lleva adelante en el Tribunal Penal 1 de Oberá. Ayer fue la primera audiencia y prestaron su testimonio cinco personas, entre ellas, los padres de la víctima, el remisero que habría trasladado a Baungart con el cuerpo de la joven dentro de una maleta y los dos adolescentes que encontraron el cadáver en el agua.
El Tribunal, conformado por los magistrados Lilia Avendaño, Francisco Aguirre y José Pablo Rivero, le dieron la posibilidad al imputado de dar su versión de los hechos y éste accedió.
Relató que había tenido discusiones con Angélica y precisó una de las más significativas. Dijo que días antes de que “ella se fuera” de la casa que compartían, lo llamó para que regresara pronto, pero el tardó porque estaba trabajando.
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“Llegué con mi camioneta y vi que ella estaba molesta. La radio estaba fuerte no escuchaba lo que me decía. Dio un golpe de puño y rompió el torpedo” (del vehículo). Esa acción habría provocado que ella se lastimara la mano y según Baungart, su concubina hizo eso porque quería denunciarlo. Cuando Angélica se dirigió a la Comisaría él llevó a la nena de un año que tenían en común a la casa de su madre, la abuela paterna, y fue tras ella. “Tres cuadras antes le alcancé y le volví a hablar para que no denuncie, pero ella insistió.
Cuando llegamos hablé con un policía para que le explicara a la jefa que la situación no era como quería denunciar Angélica. Después le revisó un médico, para que constate que yo no la había golpeado y que la lesión se la hizo ella cuando golpeó la camioneta. Me recomendaron que le hiciera una contra denuncia por daño pero yo pensé en mi hija, que tomaba la teta y así yo no podía dejar que metieran presa a la madre”, relató el acusado y prosiguió: “La Policía vino a mi casa con una prohibición de acercamiento y firmé la orden, pero no sabía que eso implicaba que yo tenía que irme”.
Según sus dichos, dijo que la última vez que la vio fue el 13 de junio de 2016. Él había regresado de su trabajo al mediodía. Ella le cocinó y él se acostó a dormir una siesta con su beba. Cuando se despertó ella ya no estaba. Tampoco le preocupó porque era habitual que saliera todos los días, dado que practicaba boxeo.
Después se fue al trabajo en el centro de El Soberbio. “A la tardecita llamé a un remís desde un supermercado”. Compró provistas y leche para la nena. Según su versión, el chofer le dijo que la pusiera en el asiento, porque no andaba el baúl.
“Llegamos cerca de mi casa, le pagué 50 pesos, él se fue, yo me fui a mi casa, dejé las provistas, después me fui a lo de mi mamá, agarré mi hija y volví. No sé por qué el remisero dijo otra cosa, los hechos fueron así como yo lo cuento. El remisero no llegó a mi casa, quedó más o menos a 20 metros”.
Cuando la fiscal Estela Salguero le preguntó a su entender qué había pasado con su concubina, éste le respondió: “Se fue por voluntad propia”. Dijo que días después su suegro pasó por el lugar donde él estaba trabajando y le comentó que Angélica estaba en Buenos Aires.
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“Tu cuñado, que vivía en la misma casa con ustedes, reconoció que la valija siempre estaba guardada en la habitación donde él dormía, entonces, cómo explicás que esa valija que reconocieron que era tuya, después apareció con tu señora adentro? le preguntó la fiscal. “Porque ella se fue llevando ropas en la valija”, respondió Baungart.
Luego dio su coartada para desligarse de la imputación y señaló, “si alguien la hubiera matado dentro de mi casa, ¿cómo hubieran hecho para meterla dentro de una valija sin que los vecinos vieran algo?”.
A su turno, la defensa, a cargo de los doctores Ricardo De La Cruz Rodríguez y Manuel Augusto Rondon, le preguntaron a Baungart si reconocía el buzo que tenía puesto Angélica cuando la encontraron. “Según comentarios, era del profesor de boxeo de ella”, respondió. En este punto el acusado recordó que esa persona había sido pareja de Angélica antes de estar con él.
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El remisero lo contradijo
Miguel Ángel Pereira, el remisero que trasladó a Baungart, relató hechos que estuvieron ausentes en el relato del acusado. Reconoció que efectivamente le había pedido un remís desde un supermercado (negocio de nombre distinto al mencionado por el imputado), pero el viaje no terminó en el domicilio.
“Desde el supermercado lo llevé a su casa, bajó sus cosas y me dijo que esperara, que tenía que llevar herramientas a una carpintería. Vino con una valija oscura que se notaba era pesada. La cargó en el baúl y lo llevé hasta el inicio de un trillo que daba hacia la zona del arroyo El Soberbio”, explicó el chofer.
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¿Por qué hizo eso?
Teresa, la madre de Angélica también fue citada como testigo y sembró dudas sobre la actitud de su exyerno. “Él me dijo que hacía tres días que estaba desaparecida y después que se había ido a Buenos Aires. Todo fue muy escondido, nadie sabía nada”, dijo la madre.
Le llamó la atención que cuando ella fue a preguntarle por su hija, él la recibió en la casa de su madre y Baungart no la miraba a los ojos.
Ayer en la audiencia, la progenitora giró su cabeza, miró a su exyerno y dijo: “Él sabía que hacía diez meses yo había perdido un hijo en un accidente, por qué hizo eso”, refiriéndose a la muerte de Angélica, a quien culpa como responsable. “Tiene que pagar por lo que le hizo” cerró.
El padre de Angélica hizo lo propio y contó que sabía que entre ellos no se llevaban bien. Pero aclaró: “Él era una persona cuando estaba con nosotros y otra muy distinta cuando estaba solo con ella”. El progenitor mostró confiado y cree que su su hija recibirá justicia.
La audiencia seguirá hoy con los relatos de más testigos. De no haber contratiempos, podría haber sentencia.