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Se suben y se bajan del caño como quien se sienta y se levanta de una silla. De repente están de cabeza, o sostenidas únicamente por los brazos con todo el cuerpo en el aire. Desafían a la gravedad y lo hacen con naturalidad y gracia. Paula de Lima y Antonella Bennesch tienen 30 años y son profesionales: Paula es nutricionista, Anto, arquitecta. En sus ratos libres practican Pole Sport o pole dance, una disciplina que no es muy popular en Posadas, pero tiene referentes con talento. Ellas son el ejemplo.
Paula arrancó con el pole en Córdoba, mientras estudiaba para ser nutricionista. “Una amiga quería probar y no se animaba. Me preguntó si la acompañaba, fui y me prendí yo y ella después dejó”, contó a EL DEPORTIVO. En Córdoba o en Buenos Aires la disciplina es mucho más común que en Posadas. “Hay un montón de escuelas de pole”, agregó.
Antonella, por su parte, arrancó en Posadas. También anduvo por Córdoba estudiando, pero arquitectura, y cuando volvió, ya con el título, buscó alguna actividad que pudiera hacer en sus ratos libres. Le gustó tela, pero por horarios no pudo seguir; hasta que se encontró con una profe de pole que la invitó a probar. “No conocía el deporte y le tenía prejuicio, como todo el mundo, pero cuando fui a probar me encantó y seguí”, aseguró a EL DEPOR.
Paula se recibió, se volvió a Posadas y comenzó a trabajar como profe de pole. Anto era su alumna. Fue así que decidieron comenzar a entrenar juntas a mediados de 2016. “Si entrenás sola es difícil porque hay trucos que los probás por primera vez y son complicados”, dijo Anto. “Necesitás de alguien que te cuide”, agregó Paula. Así comenzaron.
Como en Posadas no hay entrenadoras de pole, las chicas buscaban videos de coreos en Youtube o Instagram y así fueron avanzando. Al poco tiempo, ese mismo año, se les ocurrió la idea de presentarse en el campeonato Argentino, que se hace en Buenos Aires, uno de los más importantes de la disciplina. “Las inscripciones cerraban el 15 de septiembre y Anto vino los primeros días del mes a preguntarme si me animaba a hacer el doble. Le dije que sí”, recordó Paula. Prepararon un video, lo enviaron a la organización y al tiempo les avisaron que tenían la clasificación al Pole Championship Argentino y Sudamericano.
Era su primera competencia oficial y terminaron primeras a nivel nacional y cuartas en el sudamericano. “Íbamos a probar. Allá se conocen todos, el ambiente es muy cerrado y nosotras caímos solas, sin profesores ni delegación, pero re bien. Al año siguiente, en 2017, competimos de nuevo y salimos primeras en el Argentino y en el Panamericano”. Ese año dejó de ser sudamericano porque se sumaron otros países.
Ese primer puesto le dio los boletos al World Pole Dance, el mundial de la disciplina que en 2018 se haría en China. Algo impensado para las chicas que entrenaban en sus tiempos libres. “Nosotras no vivimos de ésto, cada una tiene su profesión y trabajamos todo el día. Entrenamos a la siesta o a la noche cuando nos queda tiempo”, dijo Antonella.
Además, todo sale de su bolsillo, se financian solas. Incluso el viaje en mayo de 2018 al World Pole Dance en China. Hicieron algunos intentos de conseguir ayuda o sponsors pero no hubo caso. “Nos pagamos todo de nuestro bolsillo”. Pero valió cada centavo.
“Aprendimos muchas cosas, pero muchas”, contaron las chicas que viajaron acompañadas de dos amigas que las ayudaron con los preparativos. “La coreografía la armamos nosotras”, recordaron.
“Aprendimos que el jet lag es real y el cuerpo nota la diferencia. Nos dimos cuenta cuando competimos, el rendimiento es otra cosa. Hay que ir bien descansado, nosotras llegamos a China tres días antes de la competencia y no hay que hacer eso”, dijo Paula, que además comió muy mal durante su estadía en dicho país. Pasa que la joven es celíaca y le costó mucho conseguir comida sin TACC. “Los chinos no hablan inglés, se niegan. Andábamos con el traductor de Google del celular, cuesta pero fue re lindo”.
Pese a todos esos contratiempos, el desempeño en el pole no se notó: en su primera participación mundialista se subieron al podio con un más que meritorio tercer puesto. Fueron evaluadas a nivel artístico, técnico y por vestuario, además de musicalidad y sincronización, entre otros. En sólo dos años, hicieron podio en el mundial de la disciplina. “Fuimos bastante rápido, pero re bien”, dijo Anto. “Más considerando que es muy a pulmón”, agregó Paula.
A la vuelta de China participaron otra vez en el Panamericano y volvieron a quedar entre las tres primeras, lo que les aseguró un lugar en el Mundial de Irlanda que se disputará desde el próximo 26 de octubre. Pero la realidad económica hizo imposible planificar este viaje. Igual, las chicas no se bajan del pole. “También lo hacemos por hobbie y obviamente porque nos gusta”, aseguraron las chicas.
Su objetivo, además, va más allá de las competencias. “Siempre quisimos poner una academia en Posadas, no sólo de pole sino de acrobacias aéreas, como tela, lira… Queríamos poner este año pero se complicó porque necesitamos un lugar amplio y alto”, dijo Antonella. “Aparte la inversión que implica comprar los caños, si vamos a armar algo, lo armaremos bien”, agregó Paula.
La idea, también, es instalar la disciplina en Misiones. Porque no se necesita experiencia previa para empezar, se puede hacer a cualquier edad e incluso lo puede hacer quien quiera, incluso con alguna lesión física. “Yo tengo escoliosis, mínima pero tengo y no pasa nada. Tengo alumnas que por ahí tienen hernia de disco y no hay ningún problema, siempre y cuando le dé trucos que no le hagan doler o sobrecargar la zona, no hay drama”, dijo Paula.
El pole dance es una disciplina que tiene todo para crecer en Misiones. Por lo pronto tiene a dos campeonas nacionales y panamericanas con un podio Mundial. Las reinas del Pole.