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Con la satisfacción del deber cumplido, los poco más de 800 atletas misioneros que participaron durante la última semana en los Juegos Nacionales Evita 2019 finalmente arribaron el sábado cerca del mediodía a la provincia. El esperado reencuentro con los familiares arrancó más de una lágrima de emoción.
Si es cierto que una imagen vale más que mil palabras, bien vale la pena tener en cuenta la foto que ilustra este artículo, donde Mariano Bandera, el ganador de los primeros oros para Misiones, en atletismo adaptado, se funde en un abrazo con su madre. El barrio A4 de Posadas volvió a recibirlo como un héroe.
“Tuvimos la chance de darles a muchos chicos la posibilidad de salir de la provincia y medirse con sus pares de diferentes puntos. Más allá de la competencia, los Evita también sirven para eso”, resaltó ayer a EL DEPORTIVO tras pisar nuevamente tierra colorada el profe Adrián Báez, referente de la lucha olímpica misionera, que se trajo cuatro medallas desde Mar del Plata.
“Estos juegos nos dejaron mucho aprendizaje. La convivencia en el hotel entre todos los misioneros fue muy linda, el hecho de compartir y ver otros deportes, otras realidades, fue muy enriquecedor”, especificó a este Diario apenas llegó a Posadas la profe obereña Natalia Ottaviano, a cargo del equipo de gimnasia rítmica que ganó tres oros de tres posibles, todo un logro para esa disciplina a nivel nacional.
Los quince colectivos comenzaron a llegar cerca de las 9.30 de ayer al Centro Provincial de Alto Rendimiento Deportivo (CePARD) de la capital provincial. Los chicos fueron recibidos por padres, hermanos, tíos y abuelos. En muchos casos, partieron desde allí en caravana, a puro bocinazo. Tal como se lo merecen.