Aunque la maternidad les fue impuesta como consecuencia de los abusos, las siete mamás adolescentes que viven en el Hogar de Tránsito San Francisco festejarán su día junto a sus pequeños. No siempre es así, según contó a FM de las Misiones la directora de esta institución, Miriam Escofet, “trabajamos mucho el vínculo madre-hijo, le damos las herramientas pero no podemos juzgar. Hubo situaciones en las que adolescentes dijeron no sentirse preparadas para criar a sus hijos. Pero las chicas que hoy están en el hogar tienen buen vínculo con sus pequeños pues lograron disociar el cómo fueron concebidos de su función materna”.
Hace 31 años que el Hogar San Francisco, de la Asociación Jardín de los Niños, cobija y contiene a madres adolescentes, ofreciéndoles un espacio de contención psicológica, ayuda pre y posparto, alimento y vestimenta.
“Todos los casos son judicializados por lo que llegan a través de un oficio o informe del Juzgado, del hospital u otras instituciones. Cuando llegan, lo que más necesitan es ser escuchadas, es necesario tener mucha empatía con ellas, darse el tiempo para conocerlas y que ellas nos conozcan pues ninguna de las adolescentes que llega al hogar lo hace por su voluntad, sino como resultado de una medida de protección”, contó.
Asustadas y con dificultades para proyectar su futuro
Las adolescentes embarazadas arrastran un pasado reciente de abusos familiares y de niñez arrebata en manos de adultos cuyo deber era cuidarlas. “Llegan asustadas al hogar, con mucha desinformación e incertidumbre, por eso lo primero que hacemos es escucharlas.
La mayoría quedaron embarazadas producto de abuso intrafamiliar, eso les genera mucha incertidumbre sobre qué puede pasar si dicen algo. En algunos casos y son pocos, hablan como si hubiera sido una relación consentida. Es importante no prejuzgarlas, escucharlas libres de juicio”, indicó Escofet quien cuenta con un equipo integrado por cinco encargadas y un gabinete profesional.
“Les cuesta proyectar a futuro. En la mayoría de los casos, las madres adolescentes llegan con varias semanas de gestación, a veces por el mismo desconocimiento de su cuerpo, por un proceso de negación, ocultamiento del embarazo, o por la misma situación a la que fueron sometidas. Muchas veces, no tienen conocimiento real de lo que están viviendo, hasta la concreción del parto. No ha habido casos donde hayan solicitado la interrupción del embarazo, porque la mayoría ya viene con varios meses de gestación y eso impide el abordaje integral adecuado, oportuno para evaluar las circunstancias que están atravesando”, explicó.
El hogar San Francisco es de tránsito, “pero como los casos son muy complejos, y cada uno es singular, tenemos mamás que están hace uno o dos años porque se hizo muy difícil la revinculación familiar”.
Derecho a ir a la escuela
Muchas de las chicas están en proceso de alfabetización porque nunca antes habían ido a la escuela, pese a que ya tenían 14 o 15 años cuando ingresaron a la institución.
“Les cuesta absorber los contenidos tradicionales, y mucho más aún realizar una desconstrucción sobre la sexualidad cuando la conocieron desde el abuso de poder y la violencia. Me parece que es un punto a ir reflexionando y seguir fortaleciendo. Darles el derecho a que elijan como querer cuidarse, también genera que fortalezcan un poco su autonomía”, destacó Escofet.
Al ser consultada sobre qué necesidades tienen en el hogar, su directora señaló que “lo que más necesitamos son personas que vengan a compartir una merienda, un almuerzo… la mayoría de las adolescentes no reciben visitas”.
Quienes deseen colaborar o compartir una charla con ellas, pueden acercarse hasta el barrio Sesquicentenario (ex ruta 12 calle 166) o comunicarse al 4481024.