River volvió a hacer historia en la Copa Libertadores de América, esta vez en La Bombonera. Aunque perdió 1-0 en la revancha de la serie de semifinales, sacó ventaja del 2-0 que había obtenida en la ida, en el Monumental, y se metió en una nueva definición del torneo más importante del continente.
El actual campeón del certamen cayó ante el dueño de casa, que consiguió el triunfo con gol de Jan Hurtado, a los 36 del segundo tiempo. Logró así dejar fuera de camino a su eterno rival, tal como había sucedido en diciembre pasado, en la final de la edición 2018. A diferencia de la ida, esta vez el partido fue mucho más parejo.
Obligado por la urgencia tras el 0-2 de la ida, Boca fue el primero en proponer, con un buen arranque de Eduardo Salvio y la presencia de Carlos Tevez, quien volvió a la titularidad. El xeneize adelantó todas sus líneas durante los primeros minutos y presionó al Millo, que no pudo construir juego durante esos primeros 15 minutos.
Se veía difícil que Boca soportara el desgaste físico de tanta presión. Y de a poco, el ritmo comenzó a menguar. Eso permitió que el fútbol de River creciera y, de a poco, comenzara a tomar el protagonismo del partido.
Los desbordes de Nico De La Cruz por izquierda se transformaron en una constante para la visita, que comenzó a tener las más claras ante el arco defendido por un Esteban Andrada nervioso, siempre adelantado y fuera de tiempo que por poco no lo paga caro.
A los 21 llegó la polémica del partido, cuando tras un centro de Alexis Mac Allister la pelota rebotó en la mano de Emmanuel Mas y le quedó servida a Salvio, quien remató al gol. “Toto” iniciaba los festejos cuando el árbitro anuló el tanto de manera correcta.
Antes del descanso, Boca tuvo la más clara, curiosamente en los pies de Enzo Pérez, quien tras un centro intentó despejar dentro del área chica, pifió y forzó a la reacción de Franco Armani para evitar el gol en contra.
En el complemento, ambos intentaron imponer el mismo ritmo que al comienzo, pero pesó lo físico. El ingreso de Mauro Zárate -a los 15 del ST- pareció darle algo de frescura al ataque de Boca, cuando tuvo dos claras a los 18. En ambos disparos desde media distancia, Armani controló sin problemas.
Cuando promediaban los 25, River comenzó nuevamente a tener una ligera superioridad y, aprovechando los espacios que Boca -obligado a marcar- dejó en el fondo, fabricó jugadas de peligro, aunque le faltó definición.
Boca siguió dependiendo excesivamente de las pelotas paradas, de las que tuvo muchas, pero en casi ninguna llevó peligro mayor a Armani. Sin embargo, a los 36, bajo esa modalidad, llegó el 1-0: centro de Mac Allister, la peinó Lisandro López y por el segundo palo entró Jan Hurtado para corregir la definición inconclusa de Mauro Zárate -ambos entraron a los 15- y abrir el marcador.
En los minutos que restaron -incluidos los 6 adicionados por el brasilero Sampaio- River ya no apareció y Boca buscó el gol que igualara la serie a través de la pelota parada, único recurso que esgrimió y en el que murieron las ilusiones de La Bombonera. Pese a la derrota, el Millo ganó la serie y se metió en una nueva final. La noche fue histórica: no hubo “revancha” de la final de Madrid, si no una nueva alegría para el club de Núñez.
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