Con un brazo, reciben la administración de sustancias químicas para el tratamiento contra el cáncer, con el otro otra pintan cuadros.Al mismo momento, una masajista les realiza reflexología de pies y de pronto el dolor de la quimio se transforma en algo más, deja fluir una emoción que se convierte en arte.
Con esta terapia, dos organizaciones de voluntariado, una de Misiones (Asociación Civil Voluntades) y otra de Buenos Aires (Donde quiero estar), trabajan desde exactamente un año para ayudar a estos pacientes a sobrellevar el tratamiento, el dolor y el estrés que les provoca, canalizando lo que sienten, a partir de sus pinturas.
Por ese motivo, y luego de acopiar una buena cantidad de obras, tanto de personas que siguen en quimio como de quienes fueron dadas de alta, ya comenzaron los preparativos para la primera muestra provincial de pintura y dibujos realizados en el Instituto Misionero del Cáncer realizada por los pacientes.
Este miércoles al mediodía comenzó un arduo trabajo de armado de las rejas para hacer la curación de la muestra, que de acuerdo a lo que señaló la presidenta de Voluntades, Maia Ayrault, tendrá lugar en las próximas semanas.
“Ninguno de los participantes es artista, inclusive hemos tratado con pacientes que nunca habían agarrado un pincel en toda su vida, porque ni siquiera habían ido a la escuela, pero con el cariño, la paciencia de los artistas voluntarios, ellos lograron hacer obras muy conmovedoras y las queremos exhibir”, comentó..
Hay que recordar que la Asociación Civil Voluntades lleva más de 20 años haciendo voluntariado en hospitales, y por muchos años se desarrolló en el antiguo edificio del Hospital Madariaga, luego pasaron al Hospital Escuelas de Agudos, más tarde se sumó al Hospital de Fátima de Garupá y también tienen intervención en el hospital de Pediatría.
Este mes se cumplió un año de la labor en el Instituto Misionero del Cáncer (IMC), a través del convenio de colaboración y no se les ocurrió mejor idea que mostrar los resultados.
El objetivo de hacer arte en la sala de quimio apunta a escuchar lo que la persona quiera compartir y que ese paciente deje de lado el dolor y se concentre en algo bello.
El desafío
Con una ordenada organización, los 34 voluntarios de la ONG Misionera no se quedaron quietos ante el desafío, y ahora, después de varios meses de acompañamiento, de ver a muchos pacientes recibir el alta, sienten que hubo un buen trabajo en el acompañamiento hacia quienes estaban en tratamiento de su dolencia.
“Los pacientes del instituto, que entran a quimio reciben por intravenosa la droga para el tratamiento de su dolencia; con el brazo que les queda libre, mediante el uso de plantillas adaptadas para la pierna, toman sus pinceles y dan vida a sus pinturas. Eso logra que ese paciente que está angustiado por el momento, se olvide de ello pintando lo que quiera, mientras tanto recibe masajes para relajar todo el sistema de las venas. Es algo muy conmovedor de ver”, refirió Maia.
“Ese momento que es muy angustiante para muchos, y aunque es cierto que al principio la gente tiene miedo, después se va acostumbrando y ya quiere ese momento de pintura o relax”, explicó satisfecha.
“No sé que hacer”
En la sala el manejo de cada caso requiere paciencia y conocimiento para entender al paciente, ya que no todos se animan a sumarse la propuesta, al contrario, la mayoría se excusa con que no sabe pintar o dibujar.
“Ocurre que hay pacientes de la chacra, que estuvieron la vida detrás de los animales y las plantaciones, y nunca agarraron un pincel. Hasta hay casos de quienes ni siquiera pasaron por la escuela. Entre las estrategias para lograr que se sumen aparece entonces a ayudarlos a pintar los animales de su granja, gallinas, chanchos o a sus vacas, los artistas ayudan, acompañan y su presencia realmente es parte de la terapia”, describió Ayrault.
“Me acuerdo de una mujer que no sabía qué hacer, luego de una charla llena de amor y paciencia ella contó que extrañaba sus vacas, entonces le hicieron un dibujo de una vaca en la plantilla que ella pintó. Cuando salió de la sala, era otra persona. Fue un momento muy emotivo”, recordó.
Trabajo con los familiares
No obstante, no siempre las cosas se dan como se esperan. Hay ocasiones en las que por el estado del paciente, por cómo asimila las sustancias, se ponen mal.
“En ese momento nos alejamos un poquito para no importunarlos y pasamos con nuestra propuesta a la sala de espera para hacerles masajes a los familiares acompañantes porque también están muy estresados”, aseguró.
“Los familiares de un paciente con cáncer necesitan mucho cariño, apoyo porque el enfermo está, por así decirlo, contenido por un médico y por su familia, pero esa familia, ese acompañante no está atendido por nadie, y realmente lo necesita mucho, por lo tanto también tratamos de ocuparnos por ellos, los abrazamos, los escuchamos, tratamos de hacerlos sentir acompañados”, afirmó Maia.
Trabajo colaborativo
Hace alrededor de un año Maia Ayrault fue contactada por Vicky Viel Temperley, creadora y fundadora de la ONG “Donde quiero Estar”, con quien desde entonces Voluntades, trabaja en salas de Quimioterapia.
Esta ONG ya está en 21 hospitales, mediante un trabajo colaborativo con las organizaciones locales de cada provincia. Tras la firma de un convenio que se celebró entre ambas organizaciones en el Colegio de Abogados de Posadas.
Este trabajo social comenzó así su tarea con los pacientes, a las pocas semanas de inaugurado el IMC.
Primero se realizó una capacitación, no sólo a los integrantes del Voluntades si no al público interesado, para de esta forma sumar a más voluntarios, porque la tarea significaba trabajar con pacientes con cáncer aplicando el programa Arte y Reflexología en las salas de quimio.
Participan artistas plásticos, quienes están prestos a asistir a los pacientes con la orientación para pintar y también reflexólogos para hacerles masajes en los pies.