La naturaleza es esencial para todos y nuestro único trabajo es preservarla. Como resultado por ese cuidado, obtendremos todos los beneficios que sólo la Madre Tierra nos puede brindar.
Su poder es inmenso, basta con rodearnos de árboles para respirar oxígeno de mejor calidad, sufrimos menos la ansiedad y la depresión, entre otros beneficios de la vida verde.
Sólo necesitamos un poco de oxígeno bueno, silencio y listo, la paz se apodera de nosotros. Es decir, los entornos naturales son ideales para poder “recargar las pilas”. Lo mejor es que no siempre tiene que ser un sitio donde haya muchos árboles, sino que basta con una pared sobre la cual podemos crear nuestro rincón verde. ¿Y cómo podemos hacerlo?
En este Día de la Madre, la Revista SextoSentido te propone conocer los beneficios de construir jardines verticales y cuadros vivos por medio de las intervenciones con plantas sobre paredes y muros improductivos, los cuales podés embellecer y a la vez, disminuir la contaminación ambiental y sonora.
La especialista en jardines verticales hidropónicos, Florencia Almirón quien desde el 2017 se dedica al paisajismo y los jardines, nos explicó que “con un metro cuadrado de jardín vertical respira una persona por año. Además absorbe ruidos, polvos y gases nocivos”.
Y no sólo eso, “las plantas hacen que los ambientes sean más saludables y felices. Sobre todo, es ideal para las oficinas ya que mejora el rendimiento”.
Para ella, quien se denomina una apasionada por las plantas, rodearse de verde es “llenarte de felicidad. A mí me trasmite serenidad, me conecto con la naturaleza y me resulta algo increíble”.
Pero ¿cómo los construyen? Florencia nos contó que “pueden estar amurados a cualquier pared. Tienen capas de lonas de PVC y una tela especial no tejida, que es mitad natural y mitad sintética. Se arman pequeños bolsillitos donde se introducen las plantas, las cuales van a raíz descubierta. Es decir, no lleva ningún tipo de sustrato y es por eso que la estructura es muy liviana y se pueda mover a cualquier espacio”.
Además de ahorrar espacio, otro de los beneficios de los jardines verticales, es que también ahorran agua y requieren de poco mantenimiento.
“Tienen un reservorio de agua automatizado y un timer digital que ordena a la bomba cuando regar y cuando no. Al regar lo hace desde arriba, así va empapando toda la tela. Las plantas viven de eso, porque en el agua se colocan los micros y macros nutrientes. Entonces, como no tiene sustrato, ni tierra, las plantas viven de los nutrientes que se les proporciona en el agua.
Al dejar la carrera de diseñadora de indumentaria, sabía que algo tenía que hacer y yo quería hacer algo que me guste. Siempre fui muy emprendedora. Entonces me dediqué de lleno a trabajar con las plantas, hoy sé que es lo mío”.
Cuando la planta se va desarrollando las raíces se van arraigando a la tela. El mantenimiento es mínimo, cada tres semanas, se les ponen los nutrientes”.
Como vemos, un jardín vertical nos brinda numerosos beneficios a nivel ecológico, económico, de tiempo y social. Y por supuesto, una fachada vegetal ayuda a purificar el aire, sin olvidar que regula la temperatura y promueve la biodiversidad en la ciudad. “La gente es más feliz en un entorno verde y natural que en uno gris”.
Para Florencia, su mayor inspiración “está en sentarme en la computadora y diseñar, pensar en plantas. A veces, cuando me voy al vivero, mientras miro las plantas me surgen las ideas. En eso me inspiro, con las mismas plantas”
Otra alternativa son los cuadros vivos. Así es, cuadros para colgar en la pared, hechos con plantas. Algo completamente innovador “y para ello “tengo una producción chiquita de suculentas y cactus, son mis plantas para abastecer a los cuadros vivos”.
Pero Florencia nos explica que además de embellecer un espacio, lo fundamental es “generar conciencia sobre la importancia de cuidar el medio ambiente, de tener un pedacito de verde en nuestra casa” ya que con eso estaremos haciendo algo grande por planeta.
Pasión por las plantas
Florencia tiene 28 años y es paisajista. En Posadas, después de terminar el secundario decidió mudarse a Buenos Aires donde estudió Diseño de Indumentaria, “siempre estuve dando vueltas en el diseño”. Pero, casi terminando la carrera “me di cuenta que no era mi camino”. Entonces, emprendió un proyecto en su casa. “No tenía mucho espacio, sólo un balcón y decidí armar mi jardín vertical. Al terminarlo sentí que mi pasión podía ser mi trabajo, una salida laboral, fui investigando y rápidamente se volvió mi profesión”.
En marzo de 2017 creó “Vive Verde”. El nombre lo eligió “porque es vida. Sentir lo verde, las plantas y sus beneficios es vivir”.
Respecto al tipo de plantas que elige para armar sus creaciones, nos cuenta que “trabajo con todo tipo de plantas dentro del mercado local, o sea las nativas para fomentar en trabajo local”.
Por
Susana Breska Sisterna
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Producción fotográfica: Miguel Colman