“No podemos pagar la deuda en las condiciones que está la economía argentina”, fue la afirmación del presidente electo del país, Alberto Fernández durante una entrevista televisiva con el exmandatario de Ecuador, Rafael Correa. Fernández sostuvo su frase en que “en 2015 los compromisos de deuda representaban el 38% del Producto Bruto, mientras que en 2019 ya equivalen al 95%” y se incrementará más hasta la finalización de este año.
Además de cuestionar la “herencia” de personas bajo la pobreza y la indigencia, el mandatario electo de Argentina recordó que “El Fondo Monetario Internacional le prestó a Macri 57.000 millones de dólares, que representa el 60% de lo que tiene prestado al mundo” (…) “para que Macri pudiera sostenerse” en el Gobierno. Fernández ironizó que la “campaña política más cara de la historia de la humanidad fue la de Macri. A los argentinos nos costó 57.000 millones de dólares”. No dudó en asegurar que “el estado en el que estamos es culpa de Macri y del FMI”.
Si no se paga, no se “reperfila” o no se renegocian los términos de los préstamos multimillonarios en dólares, la Argentina va al default porque no imprime los billetes verdes y ni el cepo logró frenar la salida de dólares del Banco Central.
Desde la Casa Rosada el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, sostuvo que el país “no tiene necesidad de entrar en default” y consideró que la deuda externa no representa un “monto impagable”. Paralelamente, ofreció en una entrevista radial que Alberto Fernández proponga a su equipo para ir a negociar con el FMI en forma conjunta, antes del 10 de diciembre.
Según un informe oficial del Palacio de Hacienda, la deuda pública bruta de la Argentina terminará el año por encima de los 337.267 millones de dólares tras haber crecido un 40,1% a lo largo del gobierno de Mauricio Macri. Se trata de un aumento en términos absolutos de 96.602 millones de dólares.
Entre 2016 y 2019 la deuda pública bruta total pasó de representar el 52,6% del Producto Bruto Interno al 80,7%, según el ministerio de Hacienda. También en ese período, la deuda pasó de estar el 36,4% en moneda extranjera al 62%.
Por fuera de la pelea política, la revista Forbes publicó un informe lapidario sobre los recursos que tiene el Banco Central para responder al endeudamiento. El periodista Kenneth Rapoza se ocupa de la cuestión en un artículo titulado “Bonos Argentinos: buena suerte para entender la deuda argentina”.
Contó que el Banco Central tiene aproximadamente 10.000 millones de dólares y el Gobierno le deberá pagar al FMI 22.000 millones de dólares en 2022 y otros 22.000 millones de dólares en 2023.
“Incluso si el FMI lo redujera a 11.000 millones de dólares en 2022, todavía son 1.000 millones de dólares más que lo que el BCRA tiene de reservas. Y eso no cuenta los miles de millones que debe este año y el próximo, tanto en moneda local como en dólares”, subrayó.
Finalmente, la nota de la revista Forbes se ocupa de los tenedores de bonos cuando remarca que “la Argentina no tiene ni 10.000 ni 20.000 millones de dólares y quien se los preste en estas circunstancias, lo hará por las tasas de interés escandalosas que los inversores en bonos adoran y que el electorado argentino odia”.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció el jueves que está “listo” para negociar con el nuevo gobierno de la Argentina “sin condiciones previas” cuando falta un desembolso al país del préstamo otorgado a Macri. Al día siguiente, al coincidir en una conferencia universitaria, el exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen mantuvo un encuentro en Miami con el director para el Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner. “Tuvieron un encuentro productivo donde hablaron de la situación económica del país. Alejandro reiteró la disposición del staff del Fondo de colaborar con el equipo del presidente electo Alberto Fernández a su conveniencia”, indicó una fuente del FMI citada por Cronista.com.
Sacudón en Wall Street
La calificadora de inversiones Morgan Stanley Capital Investment (MSCI) confirmó el viernes que, a partir del 26 de noviembre, tres empresas argentinas dejarán de cotizar en el índice Emergente: Transportadora de Gas del Sur (TGS), Pampa Energía y el banco BBVA Francés.
La compañía evaluadora había advertido, tras la decisión del Gobierno de implementar el “cepo” cambiario, que algunos papeles podrían ser retirados del indicador.
En ese clima de preocupación que envuelve a los títulos locales, los papeles de Edenor perdieron 6,13%; los de IRSA Propiedades bajaron 4,33%; los de Cresud retrocedieron 3,27%; los de Telecom cedieron 2,75% y los de YPF cayeron 1,05%. La petrolera argentina YPF anunció una pérdida de 12.543 millones de pesos (unos 218 millones de dólares) en el tercer trimestre del año, afectada en parte por la fuerte devaluación.
Ahora, además de sacar a estas tres empresas del índice emergente, Morgan Stanley deberá anunciar a fin de diciembre si vuelve a calificar al país como mercado de frontera, la peor categoría que existe.
Efecto “Lula”
Luego de su gira por México, Alberto Fernández regreso a la Argentina donde encabezó el encuentro con la CGT. Hubo promesas de los “gordos” y los “independientes” de apoyar su Gobierno. Desde hace semanas se habla de la propuesta que hicieron los sindicalistas para que el Presidente electo designe a Claudio Moroni al frente del Ministerio de trabajo de la Nación.
Si bien ya hicieron saber que no habrá reclamo formal de la CGT, de un bono de fin de año (en Misiones los gremios sí lo hicieron a los empresarios), Hugo Moyano le advirtió que “va a haber que recuperar los salarios, porque la caída del poder adquisitivo ha sido muy profunda”, pensando en las paritarias de 2020.
Al día siguiente se conoció una noticia que impactó el mundo político y judicial de Brasil pero que tuvo ecos en Argentina. Lula da Silva fue liberado tras un fallo del Supremo Tribunal brasileño que modificó su jurisprudencia.
El Gobierno de Mauricio Macri guardó silencio oficial mientras que los Fernández (CFK y AF), a los pocos minutos de la novedad, escribieron en las redes sociales su satisfacción. Cabe recordar que Fernández estuvo antes de las elecciones presidenciales con Lula en su lugar de reclusión.
En Buenos Aires, con Dilma Rousseff como invitada, Alberto Fernández presidió la reunión del “Grupo de Puebla”, un movimiento del progresismo latinoamericano que busca diferenciarse de la actual conducción del MERCOSUR, en manos de Bolsonaro, y del Grupo de Lima. Fernández criticó a Sebastián Piñera de Chile y respaldó a Evo Morales de Bolivia. El Grupo de Puebla conformó un área de especialistas en derecho para monitorear los casos de “lawfare”, o guerra judicial.
El pedido de la Iglesia católica
Luego de la elección de Alberto Fernández, la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) pidió “consensos” y una lucha contra la corrupción, la pobreza y la desigualdad. “Reconociendo la inmensa dignidad de cada persona podemos decir que las mayores hipotecas del país siguen siendo la pobreza, la exclusión y la desigualdad”, advirtieron.
“El delito de la corrupción nos tienta a todos de distintas maneras y no será posible un real fortalecimiento de nuestra democracia, sin una firme opción ética en los distintos niveles de la vida social, sin una real división de los poderes del Estado y una participación cotidiana y generosa de cada argentino”, aseguraron en el documento emitido esta semana. “Como ciudadanos responsables estamos llamados a formar un pueblo que, más allá de las discrepancias, sostenga referencias estables que conformen un proyecto común. Esto supone un renovado esfuerzo por superar las distintas formas de violencia y por construir la amistad social”, finalizaron.
Despedida “oficial”
Hugo Passalacqua reunió a ministros y titulares de organismos descentralizados por última vez como su Gabinete. Se puso énfasis en “la transición en la continuidad” con el electo Herrera Ahuad. Uno de los asistentes al encuentro, dijo que “Misiones recorre a una transición de gobierno de la mejor manera, con excelente relación con el Gobierno nacional y con un recambio local ordenado, en paz, con un clima de tranquilidad”.
“Misiones absorbió con fondos propios y con esfuerzos muy grandes el costo de una crisis que redujo la llegada de recursos nacionales y le prohibió a los misioneros de muchas obras que estaban incluidas en el presupuesto nacional de los últimos años. Pero la renovación fijó como prioridad, atender las demandas sociales con los programas Ahora, los bonos y la recomposición salarial, con el boleto gratuito, con la salud gratuita de mejor nivel y sin descuidar los avances en educación”, enumeró.
En el oficialismo creen que “la herencia que le deja Passalacqua a Herrera en términos de gestión es inmejorable. En este marco se destaca la decisión de la conducción renovadora y el consenso en que Herrera sea el hombre de la continuidad. Se lo considera el más adecuado para este tiempo de sacar al país y la provincia adelante con mucho trabajo y mucha dedicación”. En breve, se oficializarán los integrantes del equipo de Herrera.