Las voces coincidentes de seis niñas hicieron estallar el silencio en este municipio, el “basta”, el hartazgo casi seguro para la mayoría de sus 22 mil pobladores. Apuntaron que fueron manoseadas por el maestro que debe enseñarles a leer y escribir en la Escuela 707 de colonia Itatí, a treinta kilómetros del casco urbano de la localidad próxima al río San Antonio, límite con Brasil.
Las seis menores de 9 y 10 años dejaron al descubierto que la violencia familiar, de género y sexual se transformó en una problemática que urge, apremia, un incendio desatado que de manera aislada no lo sofocará la escasez de recursos elementales de la comisaría local, como tampoco la voluntad de los actores sociales por carriles separados.
“En Andresito se cuentan tres y cuatro casos diarios de ataques de hombres a sus esposas o concubinas, o episodios de violencia con hijos menores, mayoritariamente niños”, confió una fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN tras las denuncias de los abusos sexuales a las alumnas de la Escuela 707 radicadas ante el Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú.
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El hecho transformado en noticia no sólo provocó la conmoción, también alzó la preocupación de distintos sectores, cuyos referentes se reunieron el sábado para conformar una mesa que acelere la asistencia, la ampliación de recursos.
“Con tres chicas, tres suboficiales de la Policía provincial, para cubrir todas las necesidades de la Comisaría de la Mujer de Andresito, sin un patrullero siquiera para recorrer picadas, monte, parajes y colonias, prácticamente nada se puede lograr”, resaltó uno de los participantes de la reunión.
Sin embargo, y casi como una ironía, lo poco o nada que hayan logrado hasta el momento fue hecho por la responsabilidad de estas tres mujeres que visibilizaron el drama y se fueron sucediendo reacciones.
Entre ellas, desde la Municipalidad de Andresito fueron contratadas dos psicólogas para sumarse a los relevamientos y ayuda a víctimas. Pero vale aclarar que la única trabajadora social desplegada en la Comuna renunció agobiada por la falta de herramientas pero también amedrentada por los mismos victimarios de menores abusados y mujeres golpeadas.
En la reunión del sábado no habría asistido ni una autoridad policial directa, ningún jefe de la comisaría local, salvo las mencionadas suboficiales. Pero tampoco un representante del Juzgado de Paz.
Fueron docentes, médicos y funcionarios municipales, además de la subsecretaria de Relaciones con la Comunidad, Myriam Duarte, quienes abrieron el diálogo el sábado y decidieron montar la mesa para combatir el problema.
Romina Leticia Cabral (28), directora de Infancia, Adolescencia y Familia de la Municipalidad de Andresito, comentó sobre la convocatoria: “Es muy importante una red de trabajo para este tipo de problema, tenemos docentes acorralados y amenazados por estos casos. Hasta hace un año y medio no existía una dirección en Andresito para asesorar a la gente, para que pueda denunciar o requerir una medida cautelar. Con la Dirección de la Mujer ocurre lo mismo, este año comenzó a funcionar y ya estamos sobrepasados de casos”.
Con la misma claridad agregó el director del hospital zonal Marcelo Salvador Frojan Maciel (43): “Se volvieron habituales los casos de abuso sexual, violencia familiar y género, Es constante el problema y lo vemos en las guardias médicas a diario. Llegamos al punto de no saber cómo reaccionar o qué hacer. Falta el compromiso de todas las instituciones, de escuchar a los vecinos ante esta necesidad”.
Eduardo Rubén Teminski (43), uno de los docentes citados en la reunión y miembro del programa “No más violencia en Andresito”, también sostuvo: “El problema es nada menos que la pérdida educativa, la ausencia de valores, y si no reaccionamos con urgencia esto se va a transformar en algo cultural. De alguna manera en Andresito esto ya se ve, hay una especie de cultura de la violencia”.
Entre las opiniones y responsabilidades del municipio, Pamela Correa (29) encargada del Centro de Integración Comunitaria (CIC), resumió: “No me atrevo a decir que la situación es tan grave que ya parece una comunidad retrógrada la de Andresito. Puedo afirmar que estamos atrasados, nos falta conocimiento de leyes y como institución pública somo responsables también porque debemos dar más, acercar información a los vecinos para que denuncien las violaciones, maltrato a las mujeres, madres y menores. Tenemos que tomar medida, no estamos viendo la problemática”.
“Nos falta de todo, por ejemplo, efectivos policiales para la Comisaría de la Mujer, porque son pocas chicas y trabajan como pueden, con casi nada”.