El abuso sexual infantil (ASI) es un delito que se puede prevenir. Por ello, según indicó la abogada, docente y directora del Comité Académico de la Fundación Salvar, Claudia Zalesak, “como las potenciales víctimas son menores, para prevenir debemos primero alertar a los adultos encargados de su cuidado (padres, guardadores o docentes) y así llegar a ellos con medidas claras y sencillas, de fácil comprensión y que no apabullen o perturben. Estas medidas deben ir de la mano de quienes confían. El propósito es que ellos tengan herramientas para su autocuidado”.
Según indicó, hay distintos grados de abuso como bien lo marca el Código Penal, por lo que “podemos estar en presencia de un abuso sexual simple y si lo detectamos y actuamos en consecuencia, podemos prevenir un abuso sexual más grave: con penetración, o un gravemente ultrajante”.
Según destacó, cada año se conocen más y nuevas situaciones de abuso sexual infantil y crecen las estadísticas en este sentido. A pesar de estos avances, se estima que aún hoy la mayoría los casos que suceden permanecen ocultos. Según estudios realizados, en el 60% de las situaciones no se realiza la denuncia y sólo un tercio de los chicos afectados pide ayuda.
“Los autores de ASI tienen una perversidad tal, que pueden perpetrarlo a lo largo de años, por ejemplo con tocamientos, antes de llegar a la penetración (aunque muchas veces puede haber abuso sin contacto físico, postura a la que adhiero): estimulación de genitales, masturbación del adulto o del niño, voyeurismo es decir, la observación en situaciones eróticas de otras personas con el fin de obtener excitación y placer sexual por parte del autor del delito”, indicó.
¿Qué es el abuso sexual infantil?
El abuso sexual infantil es un delito que existe cuando un adulto utiliza a un niño, niña o adolescente para estimularse sexualmente; un adulto estimula sexualmente a un niño, niña o adolescente; un adulto utiliza a un niño, niña o adolescente para estimular sexualmente a otra persona. Puede haber abuso sexual infantil aunque no haya acceso carnal.
El cómodo acceso y anonimato que facilita Internet ha otorgado partida de nacimiento al grooming o abuso sexual de menores a través de la red, que es conceptualizado como toda acción que tenga por objetivo quebrantar moral o psicológicamente a un niño, con el fin de conseguir su control a nivel emocional para un posterior abuso sexual.
Esta figura fue incluida en el Código Penal, artículo 131, por Ley N° 26.904: “Será penado con prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma”.
Romper la barrera del silencio
Los niños, niñas o adolescentes que son víctimas de este delito no suelen contar lo que les ocurrió. Sin embargo, si tienen cambios de conducta repentinos, pueden estar diciéndonos que les ha pasado algo.
Ante ello, Zalesak recomienda a los padres que estén alertas, “es altísimo el porcentaje que revela que los niños víctimas de abuso, lo son por miembros de su propia familia o por alguien cercano a su entorno. Los abusadores suelen entablar relación de confianza con los padres de su futura víctima. No es el propósito, claro está, implantar una paranoia, sino como indica el acápite: estar alerta”.
Aconsejó también que supervisen el uso de la red, “Internet es una gran puerta de ingreso para los abusadores. A los adultos les incumbe supervisar”.
Desaconsejó el castigo físico porque “les hace sentir que su cuerpo es algo que puede ser agredido y sobre el que no tiene dominio. Si así lo siente, queda expuesto a las agresiones de cualquiera. Por el contrario, enseñen: mi cuerpo es mío. Nadie debe tocarlo sin mi permiso. Si alguien llegara a hacerlo que grite muy fuerte ¡No!, de esta forma llamará la atención de un adulto y les advertirá que algo malo le está sucediendo ante otra persona, que bien podría ser, alguien muy allegado a la víctima. Díganles que, aunque la mayoría de los adultos son buenos, no siempre es así. Que puede pasar que alguna persona conocida o no, quieran hacerles caricias malas. Gritar siempre ¡No!, sea quien fuera. Como los abusadores muchas veces, para conquistar la confianza del niño o la niña, les hacen regalos, explicarles que pueden ser personas malas que le dan cosas para engañarlos. También que no deben abrir la puerta a extraños o ir a casas de desconocidos, o pasear con ellos sin el permiso de los padres o de quien esté a su cargo. Estos deben estar atentos y conocer las personas con las que el niño suele pasar tiempo”.
Hizo hincapié en la necesidad de explicar a los niños sobre su cuerpo, las caricias buenas y malas y que no deben tener miedo de contar si algo les hizo sentir incómodos.
“Hay que explicarles, por ejemplo, que te toquen el cuerpo a escondidas o te hagan tocar el cuerpo de otro: es un secreto malo, y hay que contarlo enseguida. Como así que diferencie entre las caricias buenas y las malas. Las caricias buenas lo hacen sentir bien. En cambio, las malas lo hacen sentir mal, no gustan. Aquí también hay que enseñarles a que grite muy fuerte ¡No!, por las mismas razones antes dadas. El abusador manipula a su víctima y la hace callar. Mantienen el abuso en secreto. Muchos sienten vergüenza por eso no hablan. Otros están bajo amenazas de que algo malo le ocurrirá a un ser querido si dice lo que le sucede. O que si cuenta, el abusador dirá que fue provocado. Con los niños hay que hablar, adaptando el diálogo a su edad. Deben romper la barrera del silencio, ante la sospecha de que algo les está sucediendo. El diálogo para prevenir es fundamental, por lo que se debe crear en la familia un clima de confianza y apertura para que el niño o la niña pueda hablar de lo que le ocurre, le preocupa, le extraña, le molesta”.
¿Cómo darse cuenta si un niño, niña o adolescente fue víctima de abuso sexual?
Los niños ponen en evidencia que algo les está sucediendo. Deben los adultos, con detenimiento prestar atención a las señales, tanto físicas como emocionales. Ellos pueden presentar signos como irritación o inflamación genital, dolor abdominal.
Cambios en su conducta que puede traducirse en retraimiento, rebeldía inexplicable. Comportamientos y lenguaje sexual, no compatible con su corta edad.
Dejan de controlar esfínteres cuando ya lo había logrado. Hay actitudes llamativas, por ejemplo son los primeros en llegar a la escuela y los últimos en querer irse. Llegan a clase rengueando. Irrumpen en llanto sin razón aparente.
Pueden presentar infecciones urinarias. Tienen pesadillas u otros problemas para dormir sin ninguna explicación. Se muestra distraído o distante. Pueden aparecer cambios en hábitos alimenticios. O incluso dejar de comer o aumentar el apetito. Otro indicador puede estar en los cambios repentinos de su estado de ánimo: furia, inseguridad o retraimiento.
“Hay que actuar ante la sospecha. Es posible que su hija o hijo no sea la única víctima del abusador. Generalmente los abusadores tienen varias víctimas. Realizando la denuncia, es posible que salve a más de una víctima de ASI”, remarcó Zalesak.
“Hablar del tema es empezar a prevenir”
“El abuso sexual infantil no es un hecho privado, sino un delito que hay que prevenir y denunciar. Por ello, hablar del tema es empezar a prevenir”, destacó Zalesak.
Y ante la duda de que un niño, niña o adolescente pudo haber sido víctima de abuso sexual, es importante hacer algo al respecto. La denuncia se puede realizar aún teniendo como evidencia solamente la sospecha de que pudo haber ocurrido.
Y la línea 137 , anónima y gratuita, y la línea 0800-222-1717, constituye un lugar donde pueden asesorarse o bien informar sobre alguna situación atendida por profesionales que acompañan, orientan a docentes y a la sociedad en general acerca de cómo proceder ante un caso de abuso sexual infantil.
Y la línea 102 para tratamiento psicológico. Zalesak señaló a la licenciada Natalia Pino Roldán, que trabaja con la Fundación, como una de las mayores expertas en abuso sexual infantil de Misiones.
Educación Sexual Integral
La Ley 26.150, promulgada en octubre de 2006 por la que se crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), busca garantizar el derecho de todos los educandos a recibir ESI en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de todo el país.
Para la Fundación Salvar, que trabaja en la prevención del abuso sexual infantil, “la educación desde temprana edad, con los contenidos adaptados, como ya están es de cardinal injerencia en la prevención, conforme el tema que nos convoca del ASI. Aquí, de cara a la prevención del ASI, destaco la importancia del Programa en todos sus niveles inicial, primario y primer ciclo del secundario y que el mismo sea transversal, es decir, que atraviese todas las asignaturas, porque se habrá acompañado en su proceso de crecimiento, desarrollo y aprendizaje a niños, niñas, adolescentes y jóvenes”.
Ayer se conmemoró el Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual Infantil. Esta fecha fue designada en 2000 y no es casualidad: hoy se conmemora el Día de los Derechos del Niño.