
Con miedo y presión psicológica viven doce familias hace poco más de un mes en el barrio EPET, lote 10 de San Javier. Es que el 28 de octubre personas que dicen ser de la comisión de la parroquia Virgen de Caá Cupé cercaron con postes y alambres los ingresos a sus viviendas.

Laura Dos Santos es una de las que vive en el lugar y contó a PRIMERA EDICIÓN que “nosotros tenemos un permiso de ocupación que nos dio la Municipalidad en 2010, mi familia y yo estamos desde esa fecha, pero hay más familias, somos doce aproximadamente en este predio, que hace más tiempo que estamos, con ese permiso bajamos los servicios, luz y agua. Ahora estas personas vinieron y nos dijeron que nos van a desalojar, que estas tierras son privadas y que tenemos que irnos. Vivimos con miedo y angustia, porque todos los días hacen algo nuevo para espantarnos, ahora cercaron toda la zona, no nos dejaron salida, para poder salir tenemos que cruzar un puente improvisado que pusimos arriba de un arroyito, pero no es seguro, todos tenemos hijos y ese puente es un peligro”, contó.
También indicó que desde que comenzaron los actos de “acoso” recurrieron a todos lados, pero “nadie nos da una solución, fuimos a la Municipalidad, que es donde nos dieron el permiso y nos dijeron que ellos no sabían nada y no tenían nada que ver, también nos dijeron que había sido la diócesis Oberá la que pidió que cerque el predio, así que me comuniqué con la Diócesis y de allí nos dijeron que el lugar donde está la parroquia Caá Cupé fue donada a la Iglesia y que se ordenó que se cerque el espacio que ocupa, no todo el predio donde estamos nosotros”, explicó Dos Santos.
La vecina indicó que “todas las familias que estamos acá tenemos permiso de ocupación, estamos pasando por un infierno, porque constantemente nos dicen que en cualquier momento van a venir con la orden judicial a sacarnos, yo hice una exposición de lo que estamos pasando, porque lo último que hicieron fue poner los cercos, no somos animales, los chicos están asustados, porque no sabemos qué está pasando, y nadie nos da respuestas”.
“Lo que sabemos es que al parecer alguien de la comisión de la Iglesia dice ser dueño de la tierra, pero esto no pude ser si la Municipalidad nos dio permiso de ocupación porque eran tierras fiscales, por eso pudimos construir nuestras casas y bajar los servicios, lo peor de todo es que nadie habla claro, ni nos da respuestas, estamos solos y ahora encerrados”, concluyó.