Fue el último debate del año en el Tribunal Penal 1 de Oberá, y uno más de la larga lista de causas por abuso sexual. El acusado era un padre de familia, quien compareció por haber violado a su propia hija. Todo terminó en una condena sin atenuantes.
El juicio fue de una sola jornada y entre los testigos principales estuvo presente la madre de la adolescente, quien no solamente relató el calvario que sufrió su hija, sino también ella misma producto de una relación marcada por la violencia.
El Tribunal, conformado por los magistrados Lilia Avendaño, José Pablo Rivero y Francisco Aguirre tuvieron en frente al imputado, un hombre de 43 años de profesión agricultor, quien negó las acusaciones formuladas por la madre, que fueron las que finalmente lo llevaron tras las rejas.
Pero como sucede en juicios de este tipo de delitos, más allá de los testimonios de los testigos, la Justicia se vale de la pericia de Cámara Gesell, en la cual la víctima, asistida por psicólogos, relata los hechos que le tocó vivir.
Este último lunes, más allá de acceder al resultado de este informe pericial, los jueces observaron la filmación en la que la menor contó los vejámenes a los que la había sometido su padre. Justamente por su edad (14 años), la Justicia se vale de esta prueba, dado que no puede comparecer ante el Tribunal.
El caso data de abril de 2018, en una vivienda del municipio de San Martín, departamento de Oberá. Por lo que se pudo saber, la menor estaba amenazada por su padre y por ello había callado los abusos que sufría desde hacía tiempo. Sin embargo, el drama hizo implosión en el seno familiar cuando el hombre, prácticamente fuera de sus cabales, tuvo una de las peores discusiones con su esposa.
Ese día agarró un hacha y la clavó sobre la mesa de forma intimidante para dar por cerrada la pelea con su mujer. El hombre tomó a sus dos hijos más pequeños y se fue de la casa.
La mujer declaró ante los jueces que su marido nunca la llegó a agredir fisicamente pero era extremadamente violento al punto de romper el mobiliario de la casa cuando estaba muy ofuscado.
En aquella oportunidad, la esposa quedó llorando atemorizada. Su hija se acercó para consolarla y ella también se sintió desbordada por la situación. En una explosión de catarsis le reveló que era abusada por su padre.
Todo había comenzado años atrás con toqueteos que ocurrían en la habitación de la menor, en momentos en que la progenitora dormía profundamente. Subrepticiamente llegaba una y otra vez a la cama de su hija donde cometía lo que legalmente se conoce como abusos simples, hasta que comenzó a accederla carnalmente.
Apenas se enteró la madre de esto se dirigió a la Comisaría de la Mujer a radicar la denuncia. Se dispararon las actuaciones y en muy poco tiempo el hombre quedó detenido.
Abusos agravados por el vínculo
Este miércoles el Tribunal lo halló culpable de los delitos de “abuso sexual simple agravado por el vínculo reiterado”, y “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo en concurso real” por lo cual fue condenado a la pena de 17 años de prisión.
Purgará en principio su condena en la Unidad Penal II de Oberá. Por tratarse de crímenes reñidos con la vida privada de la víctima, para preservar su intimidad, no revictimizarla al ser hija directa, no se publica el nombre del condenado.
Encuadre legal
Código Penal Argentino: Art. 119 (ley 27.352): Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el que abusare sexualmente de una persona cuando ésta fuera menor de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de poder…
La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del primer párrafo hubiere acceso carnal por vía anal, vaginal u oral o realizare otros actos análogos introduciendo objetos o partes del cuerpo por alguna de las dos primeras vías.