Cuando llega el verano reaparece la figura de los guardavidas, como si se tratara solamente que hombres o mujeres que sepan nadar se calcen el uniforme acorde y eso fuera suficiente para desempeñarse al frente del control de una playa o pileta de natación.
Esa visión o concepto dista mucho de la realidad porque está comprobado que para intentar rescatar a una persona que -por ejemplo- padezca algún inconveniente en el agua o fuera de ella, se necesitan profesionales con múltiples conocimientos teóricos y prácticos específicos.
La Escuela Municipal de Guardavidas de Posadas, con un trabajo arduo y silencioso, a través de sus cursos anuales, resulta una herramienta clave para que los misioneros y hasta los propios correntinos, puedan contar con guardavidas con alta preparación.
El último jueves, 49 aspirantes de guardavidas cumplieron con la exigente prueba de aguas abiertas, uniendo El Brete con el club Pira Pytá, con la cual cerraron las actividades y quedaron a un paso de poder empezar a ejercer su nueva profesión.
“Este año hubo más aspirantes que terminan el curso, se inscribieron 65 y termina 49 y el año pasado fueron 35. Suelen abandonar muchos por las exigencias, pero este año terminó un buen número que había comenzado. Por acá pasan alumnos de toda la provincia y otros del norte de Corrientes que están estudiando diferentes carreras. El promedio de edad es de 25 años, pero tenemos alumnos desde 18 años hasta 48 años”, explicó el titular de la Escuela Municipal de Guardavidas, Sergio Balatorre, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Las clases son exigentes, según comentan los propios alumnos, “todo se toma con mucha responsabilidad porque vamos incorporando conocimientos que son muy útiles y necesarios para que llegado el momento podamos ayudar a salvar una vida y eso no tiene precio”.
Balatorre confesó que lo sorprendió “gratamente la garra que le pusieron, la voluntad y cómo se han formado los integrantes de este último grupo. Sabemos que no hay margen para el error porque estamos formando a profesionales y a la vez nos exige a todos nosotros estar actualizados”.
Reválida necesaria
A partir de terminar el curso para poder trabajar los guardavidas deben rendir la reválida a nivel provincial, que para este verano será el próximo 13 de diciembre.
A pesar de existir una ley de seguridad acuática provincial, sobran los dedos de una mano para contabilizar los municipios que adhirieron a ella y que exigen la presencia de guardavidas durante el verano en las playas, balnearios o piletas.
En la Escuela Municipal de Guardavidas, “desde su apertura en 2013, son 300 aproximadamente los egresados. El 60% de esos egresados se mantienen en actividad. Hay que aclarar que todos los años deben rendir un examen teórico y práctico, que es muy exigente, y no es que una vez recibidos de guardavidas pueden ejercer su función siempre”, destacó Balatorre.
Los egresados se desempeñan principalmente en todo el sur de Misiones y norte de Corrientes, siendo el 40% mujeres y el 60% restante hombres.
A modo de mensaje para quienes están pensando en realizar el curso para desempeñarse como guardavidas, Balatorre dijo que “nosotros les brindamos las herramientas con el objetivo que sea un espacio de crecimiento, tanto profesional como personal. Acá no se aprenden sólo las materias teóricas y prácticas sino que se aprende a trabajar con responsabilidad en el cuidado de la vida”.
En primera persona
Matías Algarín (21 años), es estudiante del segundo año del Profesorado de Educación Física del Montoya y uno de los 49 aspirantes a guardavidas que llegó al final del curso y explicó a este Diario que “las expectativas que tengo son altas, porque el año fue duro y creo que todo sacrificio tiene recompensa. Como todos mis compañeros pusimos todo nuestro esfuerzo y estamos agradecidos por los instructores que dieron el 100% para enseñarnos de la mejor manera. El grupo respondió de buena forma”.
Para Algarín, oriundo de Puerto Rico, “hay que disfrutar esta experiencia que es única, que muy pocos la pueden vivir. En lo personal estoy muy agradecido con los instructores de la Escuela Municipal y con mis compañeros que me apoyaron y transmitieron mucha confianza en todo el año”.
Consultado qué lo movió a hacer el curso de guardavidas, Algarín reconoció que “fue mi hermano que me invitó y me sumé. Sinceramente al principio era porque iba a estar con mis amigos pero cuando uno empieza a ver las exigencias, lo que va ocurriendo durante el año, lo que va viviendo y aprendiendo se da cuenta de la importancia que tiene y que vale la pena el esfuerzo. No me arrepiento nunca haber formado parte de este curso que es muy útil. Además es algo que está relacionado con lo que estoy estudiando, tiene una linda salida laboral pero que a la vez exige mucho para poder desempeñarse el día de mañana, no sirve hacer el curso y después quedarse de brazos cruzados”.
Por último el futuro profesor de educación física apuntó que “durante el año entrenábamos a la noche y ahora al mediodía. Fue un año duro, porque a la par sigo con el cursado de mi carrera, pero estoy feliz de haber vivido esta experiencia”.
“Experiencia única y linda”
Las mujeres también son protagonistas de esta profesión y Mariana Skarwadoski (31 años), profesora de Educación Inicial, fue una de las egresadas de la promoción 2019 de la Escuela Municipal de Guardavidas.
“Esta es una experiencia en lo personal única y muy linda. Trabajamos en conjunto con todos los chicos y hoy terminamos el ciclo”, dijo Skarwadoski, quien afirmó que “no tenía mucha experiencia en el tema de guardavidas y fue todo nuevo para mí, un verdadero desafío”.
Contó que fueron sus compañeros de trabajo, que son guardavidas, “los que me contagiaron esa adrenalina que tienen y el amor por su profesión. Hay mucho de la voluntad particular de cada uno porque los entrenamientos son durísimos, hay que ser constantes, de lo contrario no se llega y nadie te regala nada”.