La democracia volverá a ser protagonista el próximo martes 10 de un nuevo capítulo institucional en la Argentina. Será el momento en que Alberto Fernández suceda a Mauricio Macri en la primera magistratura del país. Y, en la tierra colorada, Oscar Herrera Ahuad lo haga respecto a Hugo Passalacqua en la Gobernación de Misiones.
Cada uno se propuso ejes prioritarios de gestión y, en mayor o menor medida, coincidirán en los caminos porque el diagnóstico grave necesitará de esfuerzos mutuos si la intención es sacar a los argentinos de la crisis y la creciente desigualdad social, inclinada hacia una profundización de la pobreza, la indigencia, el desempleo. En definitiva, hacia la falta de oportunidades para una vida mejor.
Por supuesto que será Fernández con su Gabinete al que le quepa la mayor responsabilidad de trazar la macroeconomía, sobre la cual se moverán los actores provinciales para encaminar la producción y el trabajo en sus jurisdicciones.
Hay demasiados desafíos por atender. Los ciudadanos esperan de los designados ministros y secretarios, en particular los que peor la están pasando producto del modelo excluyente, la capacidad y el conocimiento de sus áreas para ofrecer soluciones. No hay mucho tiempo porque la paciencia de los argentinos está bastante desgastada.
Una reciente encuesta nacional de la consultora liderada por Paola Zuban y Gustavo Córdoba, asociados con Focus Market de Damián Di Pace, puso en la agenda pública algunos datos representativos que el futuro Gobierno no puede ignorar. Aunque un 40% cree que Alberto Fernández tiene un plan económico y un 50,9% cree que logrará mejorar la situación, le dan su confianza entre 6 meses (20,6%) y un año (32,1%) para conseguirlo.
El 41,4% de los encuestados dijo que apenas llega a fin de mes con sus ingresos. Un 19,5% admitió “vivir endeudado” o ha tenido que usar sus ahorros (el 17,7%). Al contrario, un 15,7% consigue ahorrar algo y un 2,7% dijo “ahorrar bastante”.
Entre las principales preocupaciones que reflejaron las respuestas, están: la inflación (37,8%), desempleo (13,8%), pobreza (11,5%), corrupción (10.6%), endeudamiento (9,5%), inseguridad (8,8%), educación (3,4%) y salud (2,1%).
Alberto Fernández dio toda una definición el viernes cuando le preguntaron sobre el posible congelamiento de los precios. “No necesitamos congelamientos de precios ni irresponsables que aumentan por las dudas”, dijo para poner fin de la especulación de un “pacto social” que incluya esa posibilidad. Hasta no hace muchos días se barajaba la posibilidad de pactar no subir más tarifas, sueldos y precios por seis meses.
“Tenemos que resolver el problema de los que menos ganan y deben hacer frente a la inflación”, expresó el mandatario entrante al confirmar que habrá anuncios después que asuma sobre suba de salarios, jubilaciones, pensiones y programas sociales.
Además, aseguró que “el 41% de esos pobres va a ser nuestro primer centro de atención. Si va a haber un privilegiado en la Argentina, va a ser ese hombre o mujer que cayó en la pobreza”.
En este aspecto, no hay que olvidar la nueva cifra que midió el Observatorio de la Deuda Pública de la UCA, que alarma a cualquier funcionario. Unas 18 millones de personas (40,8%) que viven en zonas urbanas y rurales son pobres. Se trata de 7,2 puntos porcentuales más entre el tercer trimestre de 2018 y el mismo mes de 2019.
En ese dato, un 59,5% de los niños y adolescentes de hasta 17 años viven por debajo de la línea de pobreza.
Cuando la encuesta de Zuban-Córdoba- Di Pace se trasladó a los problemas del país, figuran el gasto público (16,6%), la deuda (15,2%), la corrupción (13,1%), las malas políticas públicas (12,5%), el dólar (11,1%), los planes sociales (8%), la presión impositiva (7,4%), el libre mercado (7,1%).
En este contexto, Fernández confirmó que están negociando con los acreedores de la Argentina aunque no profundizó en la cuestión.
Entre las definiciones del presidente electo estuvieron frases como “Vamos a necesitar del esfuerzo de todos para que la Argentina pueda salir tan pronto pueda de la situación en la que está”; “Vamos a enfrentar un enorme desafío”; y “El país inexplicablemente empezó a tomar deuda y no la puede pagar”.
Para finalizar, la encuesta muestra la presión que significará para el nuevo Gobierno la cuestión económica. Porque los que dijeron haber votado al Frente de Todos, lo hicieron mayoritariamente por la crisis económica de la gestión Macri (42,2%).
El Gabinete nacional
Varios ministros designados cuentan con estrecha relación misionera. Más allá de la nominación confirmada de Sergio Lanziani al frente de la Secretaría de Energía nacional, podría haber más oriundos de la tierra colorada en los esquemas nacionales. El propio Lanziani no sabe por estos días qué lugares le darán para llevar a sus colaboradores.
Volviendo a las posibles designaciones federales, una podría ser el exministro de Salud provincial y saliente presidente del Ente Regulador de Agua y Cloacas (EPRAC), José Guccione, quien se convertiría en colaborador de Ginés González García. Estaría a cargo de un programa o área institucional de apoyo a las provincias en la materia sanitaria.
Además, está la siempre latente posibilidad que otro misionero mantenga la dirección ejecutiva de la Entidad Binacional Yacyretá.
A éstos se podrían sumar espacio institucional en el Ministerio de Deportes y Turismo y, muy posiblemente, en Educación. Hay una relación de amistad y política directa entre Matías Lammens y Oscar Herrera Ahuad (ver pág. 2 de hoy) como con González García y Nicolás Trotta (que estuvo antes de las elecciones de octubre en Misiones).
Respecto del perfil profesional que tienen los nuevos ministros que juran el martes que viene, el diario El Cronista de Buenos Aires contó ayer que siete estudiaron la carrera de Derecho: Eduardo “Wado” De Pedro, Marcela Losardo, Elizabeth Gómez Alcorta, Gabriel Katopodis, Claudio Moroni y Matías Lammens (todos graduados en la UBA donde el presidente electo lo hizo y daba cátedra); y Nicolás Trotta (egresado de la Universidad de Belgrano). “Gómez Alcorta, quien conducirá el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, es la única que concluyó sus estudios con un Diploma de Honor”, destacó el diario.
El número, siguen los economistas, los politólogos y los ingenieros agrónomos: Matías Kulfas (UBA) y Martín Guzmán (Universidad Nacional de La Plata) son economistas. Santiago Cafiero y Daniel Arroyo (UBA), politólogos. Luis Basterra (UNNE) y Felipe Solá (UBA), ingenieros agrónomos.
Ginés González García, es el único médico (cirujano egresado de la Universidad Nacional de Córdoba); Sabina Frederic, antropóloga de la UBA; y Agustín Rossi, ingeniero civil de la Universidad Nacional de Rosario. Roberto Salvarezza es bioquímico de la UBA; María Eugenia Bielsa, arquitecta de la Universidad Nacional de Rosario; Tristán Bauer, director de cine del Centro Experimental del Instituto Nacional de Cinematografía; y Juan Cabandié, docente de escuela primaria.
Alberto Fernández le dedicó ayer numerosos elogios al elegido ministro de Economía, Martín Guzmán, en declaraciones radiales. “Tengo mucha confianza en él, porque es un hombre de una enorme capacidad, de una preparación como pocas veces se encuentran, reconocido mundialmente”; “Le planteé mi idea de no pagar más deuda ajustando a los argentinos y organizamos un plan, que estoy seguro que va a andar muy bien”; “Lo que se hizo a partir de ese día fue ‘callate la boca, no lo cuentes a nadie, no hables con nadie, vamos a cuidarte hasta el día que empecemos a trabajar’. Inclusive, con absoluta reserva estuvo en reuniones a las que yo lo envié en Estados Unidos” fueron algunas explicaciones dadas.
Guzmán es doctor en Economía en la Universidad de Brown, de Estados Unidos. En el futuro Gobierno elogian que sabe de reestructuración de deuda soberana, y su vínculo con el premio Nobel Joseph Stiglitz que vía redes sociales, saludó la designación de Guzmán.
Aunque Alberto Fernández será el verdadero decisor de la política económica, habrá que conocer la capacidad de Guzmán para resolver la relación con los mercados financieros, con el Banco Central en la política monetaria e inflacionaria, con los empresarios formadores de precios y de gestionar por fuera de la teoría, en un sector “minado” de problemas.