Con la idea de minimizar el deterioro del suelo, los profesionales instan a que se realicen buenas prácticas de manejo para mantener la productividad de la tierra. Para esto, diferentes instituciones de Misiones brindan capacitaciones y talleres a los productores locales.
A través de un informe se había determinado el alarmante avance de los procesos de erosión en el último cuarto de siglo; el cual representa el 36% del territorio argentino. Este porcentaje representa alrededor de 100 millones de hectáreas en el país, distribuidas en áreas agrícolas de la región húmeda, subhúmeda, en la zona semiárida y árida con bosques nativos y pastizales.
Sobre la situación del suelo en la tierra colorada, el ingeniero agrónomo Alberto Sosa dijo que “se debe tener en cuenta que está propenso o tiene predisposición a erosionarse de forma natural”.
En está línea, señaló que “las precipitaciones abundantes, la alta intensidad, sumado a las pendientes del terreno facilitan a que el agua corra con mayor velocidad”.
Se trata de una situación que se puede ir agravando, en el caso que las prácticas de manejo que el productor use, no sean consideradas las ideales. “Si son las inadecuadas, lo que sucederá es que se acelere aún más el proceso de degradación”, expuso.
Agregó que “se debe trabajar, prevenir e implementar prácticas que disminuyan todo tipo de riesgo”.
Entre las recomendaciones que se brinda para lograr la minimización del año, el profesional agrónomo señaló que “las ventajas que tenemos son las condiciones climática y las predisposiciones en la región.
Es decir, que las mismas que nos disponen a la degradación, nos permite la conservación de los suelos.
“Las temperaturas, el agua y el suelo son condiciones de generar mucha biomasa es decir mucha materia orgánica”, explicó.
En consecuencia, subrayó que “lo que se debe hacer es dar una sistematización, es decir manejar el agua para que no tenga velocidades elevadas y provoque la erosión”.
Dijo, además, que “para la sistematización del terreno o de la chacra se debe hacer un manejo integrado de los territorios”.
El profesional detalló, por otra parte, que “hay varias prácticas que son consideradas beneficiosas para lo relacionado del agua”.
Deslizó que son prácticas de protección del suelo. De esta manera, se evita que la lluvia golpee el suelo desnudo.
Si bien éste puede sufrir una erosión; la misma variará si el suelo está cubierto con vegetación viva, muerta, pasturas o árboles; ya que se trata de una combinación que permite dejar el agua dentro de las parcelas o las chacras.
Manifestó que “lo que debe lograrse es que el suelo esté conservado; así se podrá mantener la capacidad productiva”.
En relación al peligro de no realizar las buenas prácticas, recordó una frase que sostiene que “la pobreza de los suelos se transmite a quienes viven sobre él”.