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Si algo define a Susana Bartz es su capacidad de lucha. Ni siquiera cuando las piernas ya no le respondían y el dolor era tan intenso que no podía moverse, esta mujer que hoy tiene 60 años se quedó quieta. En 2011, los médicos le pusieron nombre a lo que venía sufriendo desde hacía ya bastante tiempo: fibromialgia, pero eso no le garantizó un tratamiento efectivo.
“No existe un tratamiento específico para la fibromialgia. Al momento que me diagnosticaron estaba paralizada de la cintura para abajo, por ese entonces hice el tratamiento convencional durante cinco años, tomé drogas psiquiátricas, para epilepsia, para diabetes… me dieron de todo, tomaba más de 15 pastillas por día y no mejoraba, los episodios de dolor paralizante seguían y en mi desesperación llegué a la conclusión que sólo me quedaba probar el cannabis”, contó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Hace tres años, en 2016, Susana participó en una primera charla sobre cannabis donde un grupo de médicos habló sobre sus beneficios para el tratamiento de algunas patologías como la fibromialgia. “Desde que comencé a usar cannabis recuperé mi vida, me permitió volver a pararme y salir a juntar firmas”, aseguró.
Desde julio del año pasado, Susana y un grupo de pacientes que también sufren fibromialgia comenzaron a buscar apoyo -a través de las firmas- en la población para pedir la adhesión provincial a la Ley Nacional.
“Eso ya lo logramos y para ello presentamos más de 4.000 firmas. Pero seguimos en la plaza 9 de Julio (frente a Casa de Gobierno) y no sólo juntando firmas -ya llevan más de 20.000- sino concientizando porque detrás de cada firma de apoyo hay personas que conocen la problemática por la que estamos luchando y que decidieron sumarse al pedido”, señaló.
Un registro de pacientes usuarios
Según precisó, “seguimos sumando firmas para pedir que la provincia regule el cultivo del cannabis medicinal en su territorio. Lo que queremos es que esta regulación se realice a través del Ministerio de Salud Pública, que abran un registro e inscriban a los pacientes usuarios de cannabis y atiendan nuestra situación”.
Bartz destacó que la actual zona gris jurídica deja a los pacientes usuarios de cannabis y a sus familias en una situación de “ilegalidad”.
Es demasiado pedir a una persona que sufre una enfermedad que transite la “ilegalidad” para poder acceder a la medicación que le da resultados satisfactorios.
Esa es la actual lucha de Susana, por eso en abril pasado presentó un recurso de amparo ante el juez federal José Luis Casals solicitando que se le permita cultivar cannabis para elaborar su propia medicina.
“Pero el juez rechazó el amparo por considerar que era una cuestión de salud y no una cuestión penal la que estaba en discusión. Antes de expedirse, no me llamó a mí como solicitante del permiso ni a quienes ofrecí como testimoniantes”.
Vale recordar que, tal como publicó PRIMERA EDICIÓN, una semana después, salió el dictamen del fiscal federal a cargo de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR), Diego Iglesias, a quien el fiscal de Posadas, Diego Guillermo Sther, pidió su colaboración luego de conocer el recurso presentado en nombre de Susana Bartz por su abogado, Ramiro Rivero.
Susana manifestó su preocupación a PRIMERA EDICIÓN por la lentitud del Estado en normatizar en torno a la producción y uso del cannabis medicinal; destacó que una de las consecuencias de ella es la falta de control de la calidad de los aceites de cannabis que hoy se comercializan en forma irregular, “muchos de ellos no sirven para el dolor, son como aceite para ensalada, la gente pierde su dinero, además de estar en la ilegalidad”.