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No hay palabras para describir el sentimiento de los padres que pierden un hijo, y aún más doloroso es no tener un lugar donde ir a recordarlos. Es así que un grupo de laicos católicos logró que Misiones tuviera el tercer lugar en el mundo de un espacio de tierra santa para dar sepultura a niños nonatos que antes terminaban como residuos patológicos si el feto pesaba menos de 500 gramos. Una pequeña localidad de Corrientes fue la primera en tener un lugar así, la segunda es Madrid (España), y ahora Posadas.
El lugar quedó formalmente bendecido ayer miércoles, el día de Navidad, día en que los católicos festejan el nacimiento de Cristo, el Obispo de Posadas fue el encargado de bendecir esta parcela de tierra donde de ahora en más podrán descansar estos bebés no nacidos.
“Es un sueño que cumplimos después de diez años. Este es un espacio para comenzar el camino del duelo tras perder a un bebé, porque hay muchos bebés que se quedan en el camino, que no llegan a nacer y antes no tenían un lugar donde los padres pudieran llevarlos a descansar”, dijo uno de los laicos que llevó adelante la iniciativa, el doctor González.
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Por su parte, el obispo de Posadas, además de bendecir la tierra, indicó que este es un “espacio para demostrar el respeto de los cristianos a la dignidad humana, porque cualquier vida humana es digna. Acá vendrán estos niños por nacer, mostramos nuestro respeto a la vida”.
“A través de los siglos la humanidad se dedicó a realizar un tratamiento adecuado y respetuoso de los restos humanos. Para ello distintas civilizaciones realizaron funerales con entierros faraónicos en cámaras mortuorias y embalsamamientos, en otras culturas se incineran y en ocasiones, cuando ciertos fenómenos de muerte parecían de causas sobrenaturales eran resguardados para su posterior estudio por entendidos de las ciencias médicas y biológicas. Pero no obstante, no fue sino hasta nuestra edad contemporánea en donde se logra un gran avance con las ciencias médicas y la tecnología actual que permiten desmitificar ciertos aspectos vinculados a la muerte.
“La Humanidad con las sociedades actuales, comenzó a perder los llamados tabúes por los muertos y por ende el respeto como sociedad en su conjunto por la adecuada inhumación de los restos humanos o también llamados desperdicios humanos como actualmente se nombra a los fetos pequeños”, indicaron los impulsores de la iniciativa acerca de los motivos que los impulsaron a llevarla adelante.
También explicaron que son laicos y científicos locales que en “forma libre y voluntaria con aquellas madres y padres que han atravesado por esta situación particular dan cristiana inhumación a estos seres humanos en desarrollo menores de 500 gramos que no lograron vivir por causas naturales o no (provocadas) otorgándoles un espacio de tierra, a título gratuito, dentro de un cementerio, para que los mismos reposen con el merecido respeto humano como un ser íntegro con cuerpo y alma de acuerdo a las creencias religiosas cristianas. Para ello se dispondrá de un espacio, parcela de los angelitos, para que los interesados en hacer uso de tal bien logren el contacto de referencia para concretar dicha inhumación en forma gratuita, voluntaria y anónima”.
Así es que el día de Navidad, día del nacimiento de Jesús el hijo de Dios, quedó formalmente inaugurado este espacio de descanso y paz para los bebés que no llegaron a nacer.
El espacio está bajo unos hermosos árboles y rodeado de flores, un lugar hermoso y tranquilo, donde también hay espacio para que los padres y familiares puedan sentarse y experimentar un tiempo de meditación y paz.