
No es necesario tener mucho para ser generosos. Así lo demostraron los chicos del merendero “Bichito de Luz”, del barrio Las Tacuaritas de Posadas, junto a la responsable del mismo, Abigail Fleitas cuando visitaron el hospital de Pediatría para llevar regalos a los niños internados y a sus familias. Y lo siguieron demostrando después de eso. Este domingo 22, después de muchos días de preparativos, Abigail organizó un almuerzo Navidad y festejó el cumpleaños de cada uno de los 120 niños que acuden a su merendero que se sostiene exclusivamente con la ayuda de privados y personas solidarias. Al día siguiente, llevó juguetes y alimentos para que también un merendero del barrio Néstor Kirchner pudiera hacer su fiesta de Navidad y entregar regalos a los más de 50 chicos que allí asisten.
Pero la responsable del “Bichito de Luz” no se quedó ahí, junto a un grupo de niños y sus padres organizaron un agazajo en la Plaza 9 de Julio para todos los niños y sus familias que están en situación de calle. “Llevamos regalos, budines y panes dulces, compartimos una tarde de juegos y charla para despedir el año”, contó Abigail en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.

Dar y recibir
“La verdad es que estoy muy agradecida con mucha gente, entre ellos de la Fundación Sí que nos brindó su ayuda con muchos juguetes y pelotas nuevas. El 18 donamos juguetes a los chicos internados en el hospital provincial de Pediatría, con la convicción que hay que dar con el corazón y amor y seguro que Dios nos devolverá el triple de lo que damos… y así fue, seguimos recibiendo donaciones de juguetes y mercaderías hasta este último sábado al mediodía. Por eso, pudimos hacer nuestra fiesta de Fin de Año en el merendero y regalar un juguete a cada uno de los 120 niños; y al día siguiente pudimos participar de la fiesta del merendero del barrio Néstor Kirchner y donar juguetes para todos los chicos, que eran más de 50”, contó Abigail.
El 24, en la víspera de Navidad, llevaron regalos a los chicos que están en situación de calle en el micro centro de Posadas, “también acercamos pan dulce y budín para las familias de tareferos y adultos mayores que están en la plaza. Entre niños y adultos eran unas 80 personas”, detalló. Abigail tampoco fue sola a la Plaza 9 de Julio, las niñas del merendero “Bichito de Luz” se disfrazaron de payazas y de Papa Noel para animar la celebración y colaboraron para hacer lindos peinados a los chicos en situación de calle.
“Pareciera que cuando uno menos recursos materiales tiene, más voluntad de ayudar a los demás acumula, en mi caso, como responsable de un merendero que no recibe financiamiento del Estado trato de ayudar a otros merenderos cada vez que puedo. Esta semana ayudaré con algo de leche y azúcar a un merendero, y si me traen mercadería también le voy a dar a esa señora que lo está necesitando mucho más que nosotros”, contó.

A fin de mes van más chicos
“Bichito de Luz” abrió sus puertas hace dos años y medio, “estos últimos meses aumentó la cantidad de chicos, venían 86 chicos y ahora ya son 120. A fin de mes siempre vienen más niños, supongo que es porque ya no tienen para tomar la merienda en sus casas”, indicó.
Abigail es promotora de salud del Ministerio de Salud Pública y es la única que prepara la merienda para los chicos cada tarde “sería muy bueno contar con colaboradores permanentes, pero las mamás que vienen a ayudar lo hacen en forma intermitente, a veces solo lo hacen unos días y desaparecen. Lamentablemente, algunas veces vengo muy cansada de mi trabajo y me duermo… esos días no hay quien prepare y sirva la merienda a los chicos”.
Una tarde en el Geriátrico
Este jueves, Abigail y un grupo de colaboradores del merendero fueron al Hospital Geriátrico de Miguel Lanús. “Fue una experiencia muy linda, pintamos la uña a las abuelas, llevamos regalitos de bijuterie, yerba mate, mate cocido, ropa, zapatos… los adultos mayores estaban muy contentos con la visita y los obsequios”, recordó.
Seguramente, una de las cosas que más valoraron los adultos mayores fue el tiempo compartido, ser escuchados y sentirse importantes para los otros. “un abuelito se puso muy contento con la ropa que le llevamos porque, según él, no se bañaba hace seis meses porque no tenía para cambiarse. Suponemos que estaba bromeando”, contó Abigail.