El presidente de la Nación, Alberto Fernández, firmará en las próximas horas un decreto que prohibirá el uso de pirotecnia sonora en todos los eventos públicos oficiales.
La decisión se tomó en el contexto del pedido de diversas organizaciones, como la Sociedad Argentina de Pediatría, de evitar el uso casero y limitarlo a espectáculos oficiales donde sean manipulados por expertos. Sin embargo, Fernández tomó la decisión de que, al menos en el marco de actividades organizadas por el Estado, no se use más. De esta forma, el último evento que habrá registrado fuegos artificiales sonoros será el de la asunción del último gobierno, el 10 de diciembre pasado.
El decreto del Presidente sigue una tendencia que se da en municipios y provincias del país. Durante diciembre muchos distritos intensificaron los controles del uso y la venta de pirotecnia. En la provincia de Buenos Aires ya son alrededor de 25 municipios que prohíben el uso de productos sonoros.
Vale recordar que en la provincia de Misiones, varios municipios ya prohibieron el uso de pirotecnia. Además, en Tucumán, Mar del Plata, Salta Capital y en Comodoro Rivadavia también están prohibidos.
Perjudicial para las personas, los animales y el medio ambiente
“Los fuegos de artificio y elementos similares pueden provocar quemaduras y daños oculares en las personas, asustar y lastimar a los animales y afectar el medio ambiente”, alertó Ingrid Waisman, médica pediatra neonatóloga e integrante del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
“Los niños representan una parte desproporcionadamente grande de los lesionados por pirotecnia: son cerca del 50% de las víctimas y el grupo de 10 a 15 años es el más afectado”, agregó Rubén Zabala, secretario del Comité Nacional de Prevención de Lesiones de la SAP.
Los artículos pirotécnicos pueden provocar lesión por acción térmica directa (llama, eyección de chispas, partículas y escorias calientes), por fuego de un incendio iniciado por el artefacto, explosión excesiva, elementos cortantes o restos del contenedor o de elementos que se utilizan como sostén o caja de resonancia (botellas).
Todo tipo de artefacto pirotécnico puede producir lesiones: los petardos, bengalas, artefactos aéreos y artefactos ilegales son los más frecuentemente implicados, pero ninguno es inofensivo, hasta las “estrellitas” pueden incendiar la ropa o lesionar los ojos.
Los estruendos provocados por estos productos pueden afectar especialmente a aquellas personas que presentan hipersensibilidad, como quienes tienen Trastorno del Espectro Autista (TEA). En estas personas existe una sensibilidad exacerbada a los ruidos y las explosiones de los fuegos de artificio provocan en ellos reacciones desmedidas de angustia, y hasta ataques de pánico. El oído puede sufrir trauma acústico por pirotecnia, ya que las detonaciones de los petardos alcanzan hasta 190 decibeles, superior a los 85 decibeles que corresponden al límite aceptable en materia de salud sonora.
Se suelen sentir zumbidos o silbidos luego de la detonación y, si bien luego disminuye su intensidad, pueden no desaparecer totalmente. Los niños están más expuestos porque su sistema auditivo es más vulnerable y también las mascotas suelen sufrir los efectos de las explosiones y demás ruidos extraños ajenos a sus rutinas.
Fuente: Infobae.