Otra vez el destrato y las avivadas colmaron a los habituales pasajeros que cruzan el puente internacional San Roque González de Santa Cruz, que une a las ciudades de Posadas y Encarnación (Paraguay). Cuando las tediosas y largas colas para pasar desde la cabecera argentina hacia el vecino país disminuyeron, ahora multiplicaron su tamaño del otro lado del Río Paraná.
Vecinos de ambas márgenes se comunicaron con PRIMERA EDICIÓN y contaron las malas experiencias que les tocó vivir por estas horas del lado encarnaceno. Por ejemplo, una abuela paraguaya de 76 años cruzó con dos sobrinos para ver a un familiar.
Relató a este Diario que Migraciones de ese país les exigió bajar los tres del automóvil para hacer el trámite de ingreso. Ese no fue el mayor problema, a pesar de las dificultades físicas de la mujer. Había tres filas para el mismo trámite que tenían más de 100 metros, al rayo del sol sin ningún resguardo y menos aún contemplación.
Al identificar a un personal militar paraguayo en la zona aduanera, los sobrinos le pidieron ver si la anciana podía tener preferencia a lo cual le respondieron que si no estaban de acuerdo “la señora vuelva a su país”, sin saber que era precisamente del Paraguay.
A su vez, una familia de Apóstoles que viajó el jueves para conocer las playas de Encarnación, emprendió su regreso a primera hora de la mañana de este viernes. La fila de autos era muy larga. Contaron que, al transcurrir 50 minutos a “paso de hombre”, una persona de mediana edad recorrió cada móvil con patente argentina preguntando si querían evitar la espera pero, a cambio, les pidió tres mil pesos para adelantar la salida.
“Ahora entendemos por qué generan estas colas y atienden lentamente, porque el negocio está en que te hartes de esperar y decidas pagar para salir”, aseguró Ana, madre de dos niños de 6 y 8 años, indignada por la situación. “No volvemos más”, aseguró la mujer que esperó dos horas para llegar a la cabecera argentina y llamar a este Diario.
La bronca e indignación por las altas temperaturas, el regreso del “peaje” con evidente connivencia oficial y el destrato de los efectivos de seguridad, ganan el paso internacional en el inicio del fin de semana.