Aunque muchos de los egresados ya no viven en el paraje rural, los recuerdos permanecen.
Fue así que gracias a las redes sociales estos exalumnos lograron contactarse y organizar una reunión entre las distintas promociones que pasaron por esta institución que ya no existe como tal.
Más de 100 personas llegaron desde diversas provincias y hasta de otras partes del mundo para participar en un encuentro cargado de emoción e historias.
PRIMERA EDICIÓN habló con uno de los exalumnos, Daniel Miranda, quien rememoró etapas significativas: “Nosotros egresamos de la Escuela Nacional 144 que luego de que dejara de existir como tal pasó a ser la Escuela Provincial 631. Como este establecimiento funcionó desde el año 1924 tuvo varios ciclos de egresados y muchos de ellos estuvieron presentes. Una de las exalumnas de mayor edad que estuvo en la reunión tiene hoy 80 años. Los de menor de edad rondaban los 40”.
En cuanto a la organización, contó que en 2019 “surgió la idea de reunirnos. Empezamos a organizar la reunión entre marzo y abril de 2019 a partir de la inquietud de amigos que estábamos en contacto a través de las redes.
En junio tuvimos un primer encuentro y preparamos este segundo encuentro para diciembre. Afortunadamente se sumaron muchos exalumnos de distintos puntos del país. Inclusive un muchacho que vive en España hace muchos años y que a través de las redes sociales se enteró del encuentro llegó hasta Parada Leis. En esta última reunión participamos cerca de 150 personas y se hizo en el salón parroquial”.
Miranda detalló que no se reunieron en lo que fue su escuela porque “ahora es la sede del hogar de niños Antonio Sepp.
La infraestructura original de la escuela formó parte del plan quinquenal de Perón y actualmente es este hogar de varones.
Por mi parte egresé en 1967 y lo que queríamos lograr era darle un reconocimiento a esta escuela. Así como nosotros, tantos otros sintieron lo mismo y pudimos realizar este encuentro. Se acercaron también exdocentes de la institución y luego de sentarse estas bases pensamos hacerlo ahora como una reunión anual”.
Por otra parte, remarcó que “fue reencontrarnos con compañeros, amigos y colegas que revivimos una época. Todos compartimos y hablamos de historias de personas de hace tantos años. Los recuerdos de esta escuela la verdad que son maravillosos. En esa época la educación era totalmente diferente, con un total respeto hacia los maestros y directivos, que eran casi como nuestros padres. No solamente se limitaban a dar el contenido de las asignaturas sino que había una enseñanza de vida, incentivaban a que trabajemos en la huerta y colaborábamos todos en el mantenimiento del lugar. En esa escuela nos enseñaron que todos teníamos derechos pero también obligaciones que cumplir”.
Acerca de la rutina que cumplían de niños para ir a clases, recordó que “para los que vivíamos cerca era simple llegar, pero otros tenían que venir a caballo o en carro. Por eso era muy común tener fuera de la escuela el palenque donde los alumnos ataban los caballos o los carritos. Ni siquiera cuando llovía existía excusa para no ir a la escuela, era algo sagrado”, sentenció.