Se cumplen hoy once años del fallecimiento del jinete misionero Alfredo Carlos “Puchito” Espíndola, ocurrido durante la 45ª edición del Festival de Doma y Folclore de Jesús María, en la provincia de Córdoba.
El 13 de enero de 2010, “Puchito” Espíndola cumplía su máxima ilusión: montar en el Festival de Jesús María. El fracranense había sido seleccionado para representar a Misiones como suplente. Los integrantes de la delegación provincial sabían de su pasión y de su deseo de poder montar en Jesús María, por ello el titular del equipo fingió estar lastimado para darle la posibilidad a “Puchito” de realizar su gran sueño.
Pero su primera jineteada en el principal escenario de la doma nacional fue también la última: en un movimiento desafortunado, cayó de su caballo y murió aplastado por el animal.
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Familia tradicionalista
La muerte de “Puchito” dejó una marca muy profunda en la familia Espíndola-Chaffer. Para sus integrantes, las fiestas tradicionalistas siempre fueron una pasión. Aunque algo cambió luego de aquel 13 de febrero de 2010.
Ezequiel, uno de sus hermanos, quien siempre acompañaba a Carlos a jinetear, dejó de hacerlo a raíz del accidente que le costó la vida a “Puchito”.
En cambio, su otro hermano, Marco Aurelio Espíndola, sigue sus pasos: “En mi familia las jineteadas son una pasión. Para mí es lo máximo poder jinetear. Mi hermano Ezequiel dejó de jinetear cuando falleció Puchito, pero yo sigo. Cuando me accidenté y perdí la mano izquierda, mi mamá me dijo ‘ahora dejá de montar’, pero no puedo. Apenas me recuperé, seguí adelante con las montadas. Es una pasión que llevamos adentro toda nuestra familia”, describió a PRIMERA EDICIÓN.
Herencia
Marco Aurelio recuerda a su hermano como un apasionado por los caballos y las monturas: “Cuando había una jineteada y ‘Puchito’ no tenía plata, conseguía como sea para ir. Era apasionado, loco por las jineteadas y hacía todo lo que podía para estar. Una vez había una jineteada importante en Paraguay y él no pudo pasar por problemas de papeles o algo así, pero se las arregló para estar: pasó debajo de las monturas en una camioneta donde iba su amigo el payador Enrique Celini. Así era él”, recordó con emoción.
Decía que “iba a hacer historia”
El miércoles 13 de enero de 2010, el 45º Festival de Doma y Folclore de Jesús María se teñía de luto por la muerte del misionero Carlos “Puchito” Espíndola, ocurrida instantes antes de que se autorizara su salida del palenque, cuando cayó del caballo “El Doradillo”, de la tropilla de Cejas-Casas, y éste se hizo para atrás y lo aprisionó, causándole una fractura en la base del cráneo.
Mientras los médicos estaban en el campo de doma y la ambulancia había ingresado para asistir a “Puchito”, el espectáculo en el escenario siguió como si nada, lo que provocó la reacción airada de los jinetes, que se agruparon en el medio del campo en señal de protesta.
Finalmente la actividad quedó suspendida y el jueves se ofició una misa en pleno anfiteatro en honor del jinete misionero, quien se convirtió en el primer participante fallecido en los 45 años de competencia hasta entonces.
Luego, sus allegados recordarían que en los días previos Espíndola había prometido a su padre Juan que “iba a hacer historia en Jesús María” y que llegó a decirle que “sería lindo morir allá, jineteando un caballo”.
“Puchito” fue inhumado el viernes 15 de enero de 2010 en Fracrán y el sábado 16 fue declarado “campeón honorífico” en el Festival cordobés.