La caída de agua conocida como “Los Siete Pisos”, en la Picada Los Cedros, a sólo 1.500 metros del centro de esta ciudad y camino hacia un balneario que está a unos pocos metros, es un lugar muy visitado por familias y jóvenes que van a aplacar allí las altas temperaturas en temporadas de verano.
También es un lugar recomendado para los turistas que piden apreciar algunas de las bellezas que tiene la Capital de la Madera. Sin embargo, está enclavado en una propiedad privada y no está habilitado para la visita ni cuenta con las medidas de seguridad necesarias para los visitantes.
Hace una semana, una joven de 21 años cayó desde unos diez metros de altura en la cascada más alta del lugar y, tras un espectacular rescate por parte de los Bomberos Voluntarios de San Vicente, todavía se sigue recuperando de las lesiones sufridas. Al parecer, ella estaba en el lugar junto a un grupo de amigos y por razones que se desconocen se precipitó entre las piedras. De milagro no tuvo un desenlace peor.
En “Los Siete Pisos”, la maravillosa geografía misionera regala ese número de caídas de agua de distintas alturas, a lo largo de unos 300 metros de un curso de agua no muy caudaloso. Todo ello forma parte de una propiedad privada cuyo dueño mantiene como un lote rural y con monte de maderas nativas.
Nadie lo cuida, pero nadie impide que se use para la recreación y para aplacar el calor. Por ello, durante toda la temporada estival se puede ver a familias enteras llegar hasta allí a pasar el día. Guisos, asados y otras comidas se preparan mientras los visitantes disfrutan de la belleza del paisaje y las cristalinas aguas del arroyo. Grupos de jóvenes también eligen este lugar apartado para reunirse, escuchar música y pasar el tiempo, sin importar la temporada del año, si bien lo hacen más en el verano.
También se lo recomienda habitualmente a los turistas que piden un lugar para hacer un poco de trecking y conocer paisajes exclusivos, por lo que los visitantes de otras ciudades lo recorren durante todo el año.
Es muy fácil llegar hasta allí: se puede ir caminando o en bicicletas, motos y autos pequeños. Pero la topografía del terreno no es la más aconsejable para la gente.
Como cualquier lugar natural y sin medidas de seguridad, es muy peligroso para quienes no conocen o no saben desplazarse entre las rocas mojadas, movedizas o troncos caídos, que son muy lisos por la humedad del lugar.
Además, en cada una de las siete cascadas, la más alta de las cuales tiene más de 20 metros de altura, el agua se escurre entre las piedras.
Para colmo, muchos visitantes buscan llegar a los lugares más complicados, para que les saquen una foto y conservar el recuerdo de una aventura en la selva misionera. Esos lugares de difícil acceso son los más peligrosos, pero la gente no lo tiene en cuenta a la hora de capturar el momento.