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Trotamundos. Jugador de mundo. José María Defilippi (37) se ríe cuando recuerda los títulos con los que EL DEPORTIVO ilustró la entrevista de marzo del año pasado, en la previa de su segunda temporada en Australia. “Se extraña mucho, pero es una experiencia que te cambia la vida”, admite, sentado en la mítica tribuna techada del club Atlético Posadas.
Ese fue el lugar escogido para un nuevo encuentro. No se trató de una casualidad. Defilippi nació en El Decano y, de regreso en Misiones, entrena a diario allí para jugar el Torneo Regional Federal Amateur 2020, que arranca en febrero. “Soy hincha de Atlético”, se confiesa.
El volante posadeño volvió a casa después de un 2019 que será inolvidable. Y no sólo por vivir una vez más del otro lado del mundo. Es que Defilippi estampó su nombre en la historia del Tigers FC de Cooma al consagrarse campeón de la Copa Australia, en lo que fue el mejor año del club oceánico.
Luego de otra temporada de película, José le contó a este Diario cómo fueron los últimos meses en Australia, los incendios que golpean a ese país y que son noticia mundial, cómo se transformó en embajador mundial del mate y, además, el ¿drama? de los canguros: hay entre 40 y 60 millones por sólo 23 millones de humanos. Una historia de vida que siempre vale la pena leer.
José, un año más en Australia… ¿Cómo fue 2019?
La verdad es que el balance es más que positivo. Empecé de vuelta en Australia el 31 de marzo de 2019 hasta diciembre, que volví a Posadas. Estoy muy contento y agradecido a toda la gente de allá, especialmente a Gabriel Wilk, el técnico de Tigers, que también es argentino y quien me llamó para jugar. Por suerte pudimos tener el mejor año en la historia del club, salimos campeones de la Copa Australia y terminamos segundos en el campeonato de Segunda. Jugamos playoffs y llegamos a la final, pero no tuvimos suerte, tuvimos un mal partido, nos expulsaron tres jugadores y perdimos. Pero el balance es muy bueno. Y estoy muy contento de volver a Posadas y estar en Atlético, entrenando con mi hermano y mis amigos.
¿La Copa Australia es algo así como la Copa Argentina?
Sí, muy similar, pero allá se divide en tres regiones. Nosotros ganamos la zona de Canberra, que es la capital de Australia. En la Copa juegan todas las divisiones del fútbol australiano, que son cuatro.
¿Volverás en 2020?
La posibilidad existe. El campeonato terminó hace un mes y medio. Y allá van a arrancar la pretemporada en marzo, ya que a fines de abril comenzaría el torneo. Existe la posibilidad, pero ahora estoy en Posadas, con muchas ganas de jugar el Regional con Atlético. Me gustaría volver, pero todavía falta mucho…
Hablemos de Australia… ¿cómo es el Tigers FC?
El club está ubicado en Cooma, a 100 kilómetros de Canberra. Es un club humilde, de una ciudad pequeña. Es un lugar muy lindo, la zona montañosa y más fría de Australia. El invierno es muy duro, con tres grados bajo cero, algo muy parecido a nuestra Patagonia. Y ahora, en diciembre, antes de venir, hace un calor bravísimo. Por ese calor y por lo seco que es, por el viento que hay, es que se producen esos incendios. Está complicado ese tema allá, la gente la está pasando mal…
Los incendios en Australia son noticia a nivel mundial…
Sí, surgió hace poco en los medios, pero vienen desde hace por lo menos dos meses. Te digo, allá es muy seco, no tenés vegetación, no hay ese verde de acá. Entre el calor y el viento, se quema todo. Los incendios no llegaron todavía a Cooma, pero estaban cerca de Canberra. Realmente complicado.
¿Está preparada Australia para este tipo de cosas?
Sí, es un país que está preparado para eso, es algo que está previsto, pero no deja de sorprender. Es muy difícil pelear contra el fuego y, más allá de toda la organización que tienen, de que el mar está cerca y tienen los aviones y las herramientas, es muy difícil parar el fuego. Imaginate que el humo llegó hasta Chile. Realmente es una tragedia, una locura, mucho campo perdido y muchos animales muertos.
Volvamos al fútbol… ¿cómo son las canchas allá?
En Canberra hay dos canchas sintéticas. Y después los campos de juego son muy lindos, con un piso muy bueno. En la capital tenés tres estadios chicos en cuanto a capacidad, pero muy coquetos. Nosotros en Cooma utilizamos el predio de la Selección de Australia, así que imaginate, es un centro de entrenamiento muy bueno.
¿Hay otros latinos jugando en Tigers?
En esta temporada éramos dos los argentinos, yo y un chico de Santa Fe, Nahuel Guerrero, que llegó para los últimos seis meses. Nosotros éramos los únicos jugadores extranjeros con visa, después tenés otros jugadores pero ya con residencia. Tuve compañeros de Serbia, Inglaterra, de Escocia, unos defensores realmente muy duros. En años anteriores también había un nigeriano. En el club pasaron casi todas las nacionalidades, allá te encontrás con jugadores de todo el mundo.
¿Cómo es un vestuario repleto de culturas diferentes? ¿Logran llevarse bien?
Sí, nos llevamos bien porque son todos muy tranquilos. Claro que es un vestuario diferente al de acá, pero nosotros igual estamos siempre con el mate, nosotros dos y el profe, que también es argentino. Incluso había dos o tres australianos a los que les gustó y se sentaban a tomar mate con nosotros.
¡Sos un embajador del mate!
(Se ríe). Primero nos preguntaron qué era eso, para qué era. Les explicamos que era un energizante natural, algo así como el café. Probaron, les gustó y terminamos compartiendo con ellos. En invierno, con el frío que hace allá, estábamos todo el día con el mate.
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¿Sale, por ejemplo, asado entre los jugadores?
No, no. Lo que sí se hace es que, después de cada partido, nos vamos todos juntos a comer algo a lugares que allá les llaman clubs. Ahí cada uno va y pide lo que quiere comer, hamburguesas, pizzas o lo que sea. Así un asado, se hizo una vez nomás, pero después lo común es eso, que todo el plantel comparta la cena después del partido. Lo del asado entre semana o después de un entrenamiento es más de acá, una costumbre más nuestra.
El año pasado nos habías contado que el fútbol en Australia es parecido al de Inglaterra… ¿Notas un crecimiento?
Sí, salvando las distancias, es muy parecido al fútbol inglés, que para mí es el mejor del mundo. No se puede comparar el fútbol de Australia con el de Argentina. Allá te corren, te presionan, si no resolvés rápido, perdés la pelota. Si no estás preparado físicamente, no podés jugar. Hoy el fútbol mundial es así, habrá más o menos técnica, pero todos corren.
Lo que sí es cierto es que el fútbol en Australia está creciendo y mucho. Se trabaja parecido a acá, mucho de trabajo con pelota en los entrenamientos. De la primera vez a ahora, veo un crecimiento que se da en los entrenamientos y después se refleja en los partidos. El nivel está un poco mejor que años atrás.
¿Qué es lo primero que te dicen cuando decís que sos argentino?
Messi o Maradona. En todo el mundo es así. En todos lados. Para mí, los dos son lo más grande que tuvimos en el fútbol. ¿Para qué comparar? Son terribles jugadores, dos fenómenos por los que tenemos que estar contentos de que sean nuestros.
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¿Qué es lo que más extrañas estando tan lejos de casa?
Se extraña todo, porque es muy diferente. Trato de no tener tiempo libre, porque te ponés a pensar y extrañás todo, la familia, como se vive el fútbol acá. No te puedo decir una sola cosa, porque es todo. Uno nació acá y se crió acá. Hasta si perdés un partido es diferente: nos pasa eso acá y estamos mal una semana, pero allá ese mismo día ya están bien. No tienen esa pasión nuestra…
¿Eso se nota en la cancha?
Mirá, me acuerdo que al principio me costó mucho por el estilo que nosotros tenemos a la hora de jugar fuerte. Eso por ahí no gustaba allá y ya en la primera jugada te amonestaban. Recuerdo que tuve una expulsión por eso y me tuve que ir a declarar y todo un quilombo por una jugada que yo considero normal. Lo que sucede es que allá se juega diferente, hasta en las prácticas uno tiene que bajar un cambio. Es otra cultura futbolística.
¿Cómo es tu día a día allá?
Bueno, mayormente entrenamos por la tarde. Así que me levanto, hago gimnasio, después a la práctica y, algunos días, a la academia de fútbol. Pasa que este año tuve la posibilidad de trabajar en una academia, con chicos de 14, 15 y 16 años. Yo me recibí de director técnico acá en Posadas y me revalidaron el título allá. Eso me sirvió para mejorar mi inglés y empezar a trabajar del otro lado de la cancha.
¿Y los chicos?
Muy bien, la verdad que fue una experiencia muy linda. Los chicos no tienen necesidad de nada. Acá siempre cuando sos chico te cuesta tener tus botines. Y allá no, allá cada uno tiene dos o tres pares. Pero bueno, es otro estilo de vida, y tienen que aprovechar. Quizás tengan otras cuestiones que les cuesten más. Son diferencias.
¿Te quedó tiempo libre como para recorrer el país?
Sí, en los últimos días, antes de venir, pude recorrer un poco. Visité algunas playas de Canberra, me fui a Sidney un par de días. Es una ciudad muy linda pero, salvo por las playas, no tiene nada que envidiarle a Buenos Aires. También fui a unas playas más al sur que son conocidas por la cantidad de canguros que hay… Son cosas que no son normales para nosotros.
Diste en el clavo… ¿es tan así como se dice el tema de los canguros?
Están en todos lados. Te vas por cualquier avenida, incluso en Canberra, en cualquier lado, y ves canguros. Y es peligroso porque se cruzan en la calle a los saltos, de repente, y provocan muchos accidentes. De noche tenés que tener mucho cuidado porque te saltan enfrente del auto, en la calle o en la ruta. Hay muchísimos.
Insólito…
Sí, para nosotros es muy raro. Yo cuando volvía de entrenar, a una cuadra de casa, se ve que una familia les daba de comer, entonces yo iba caminando y antes de llegar siempre estaba un canguro grandote, parado, que yo pasaba y me miraba. Algunos son grandes, tienen garras importantes. Me dijeron que tenés que tener cuidado porque sin querer te pueden lastimar. Esos de la playa que te conté eran más chicos y mansos, se dejaban tocar…
¿Qué fue lo mejor y lo peor de Australia en 2019?
Lo mejor de 2019 fue volver y ganar la Copa Australia, vivir ese año inolvidable para el club. Y lo peor fue perder la final del campeonato. Después, en la vida conocí a mucha gente, que también es parte de lo mejor. Me hice muchos amigos.
¿Qué sentís al estar de vuelta en Atlético Posadas?
Esta es mi casa, yo salí de acá. Y esta es la posibilidad de intentar algo con el club. Estoy muy contento, entrenando acá con mis amigos, con mi hermano. Es una experiencia muy linda. Yo jugué mi primer Argentino B con Atlético, en el 2003.
¿Soñás con ascender al Torneo Federal A?
Sí, sin dudas que uno piensa en eso, lo sueña, pero sabemos que está lejos y para eso hay que ganar. Y va a ganar el que mejor haga las cosas. Recién estamos formando el grupo. Si queremos el ascenso, tenemos que ganarlo.
El año pasado dijiste que ibas a seguir jugando hasta que te den las piernas… ¿cambió algo de eso?
No, hoy te digo lo mismo, hasta que me den las piernas voy a seguir jugando al fútbol. Yo me siento bien y ni siquiera pienso en eso. Supongo que en algún momento eso llega y uno corta, pero todavía no es el caso. Pienso en el día a día, en hacer hoy una buena práctica. El resto, después se verá.
Con la pelota, por todo el mundo
La primera entrevista que EL DEPOR le hizo a Defilippi fue publicada hace casi un año, el 12 de marzo de 2019. Allí el player relató sus primeras impresiones tras jugar en el Stintino Calcio de la quinta división de Italia, además de su primera etapa en el Tigers FC de Australia.
Sin embargo, además de esa experiencia internacional, el posadeño también jugó en 3 de Febrero de Paraguay. Y recorrió la Argentina en diferentes clubes: jugó en Chaco For Ever (Resistencia), Colón (Santa Fe), Sportivo Patria (Formosa), la Comisión de Actividades Infantiles (Comodoro Rivadavia), Atlanta (Capital Federal), Candelaria, Sol de América (Formosa), Patronato (Paraná), Rosamonte (Apóstoles), Brown (Posadas) y Crucero del Norte (Garupá).