Suelto de culpas y responsabilidades y totalmente desentendido de la herencia que dejó, Macri volvió a hacer lo que más le salió durante su mandato: echar culpas. Lo insólito esta vez fue el blanco de sus acusaciones, por primera vez no se trataba de la entonces oposición encabezada por el kirchnerismo.
Macri apuntó contra sus propios colaboradores al señalar que había que tener “cuidado que los mercados no te dan más plata y nos vamos a la mierda”.
En respuesta a ello, Radicalismo Auténtico aseguró a través de un comunicado que “el expresidente Mauricio Macri, con sus últimas expresiones en Villa La Angostura, ha demostrado que es una persona sin valor y sin valores”.
“Sin valor, porque es incapaz de reconocer los groseros errores de su gestión como presidente y el fracaso de sus políticas, que dejaron niveles récord de pobreza, la mayor inflación de los últimos 28 años, tres años de recesión económica continua y un endeudamiento altamente condicionante”, explicó el movimiento.
Con todo, no debería asombrar a los exaliados (?) del expresidente la actitud de quien hasta hace poco hablaba de su gente como “el mejor equipo de los últimos cincuenta años”. De hecho prácticamente no hizo otra cosa durante sus cuatro años como mandatario. Fue su estrategia para cubrir el rastro de crisis y pobreza que iba dejando.
La sorpresiva rebelión radical que propició el exlíder del movimiento del “cambio” es un baño de realidad, apenas una muestra de la inmensa bronca generalizada por el daño que provocó el macrismo en un corto pero intenso mandato y que pone hoy a los argentinos frente a una de las crisis más graves de la historia.