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El malestar de los comerciantes aumenta cada mes al recibir las facturas de energía eléctrica, las cuales son cada vez más difíciles de pagar, según expresaron.
Para conocer la compleja situación que enfrentan los comerciantes posadeños, PRIMERA EDICIÓN realizó un relevamiento por diversos puntos de la ciudad.
Las quejas se dividen entre los que aseguraron que recibieron la última facturación con importantes aumentos en la tarifa, otros remarcaron que durante el verano se ven obligados a incrementar el consumo, y también algunos indicaron que las boletas tienen importes desparejos mes a mes sin motivo aparente.
Así, el propietario de una pollería ubicada sobre la avenida Cabred, comentó: “A nosotros EMSA nos ‘dibuja’ las facturas todos los meses. Un mes viene un importe, al mes siguiente mucho más, después baja un poco de nuevo. Todo el tiempo tengo que ir a la empresa a reclamar cuando viene un precio muy elevado. Algunos reclamos me los tomaron, otros no. Realmente nos resulta muy difícil saber qué están cobrando o si ahora aumentó el precio, porque siempre tenemos que pagar algo diferente teniendo prácticamente el mismo consumo mensual”.
“Lo que esperamos los comerciantes es que bajen la tarifa de la energía eléctrica, pero sabemos que eso es prácticamente imposible”, consideró.
En ese sentido manifestó: “Alguien debería cuidar más al comerciante porque pretendemos generar fuente de trabajo. Yo necesito tomar empleados en mi comercio pero no lo puedo hacer por el precio de los servicios, principalmente la luz, me están ‘matando’, es muchísimo lo que nos cuesta”.
En tanto que Claudia González, dueña de un salón de bellezas, remarcó a este Diario que “desde EMSA nunca piensan en lo que le cuesta a un comerciante trabajar en el verano. En nuestro caso nos vemos obligados a utilizar el aire acondicionado para comodidad de los clientes, si no lo prendemos prácticamente estamos espantando al cliente. Obviamente eso hace que el consumo de energía aumente mucho. A eso se suma que en enero y febrero baja mucho el movimiento para todos, entonces ingresa poco dinero a la caja”.
“Por los gastos que tenemos, especialmente para pagar la luz, no nos quedó otra que reducir el horario de atención. Trabajamos menos horas, nadie quiere que pase eso pero en definitiva se arma una cadena donde somos muchos los afectados, incluyendo a nuestros empleados, y todo para tratar de sobrevivir el verano y no tener que cerrar definitivamente”, remarcó.
Por su parte, el empresario Lisandro V., dueño de dos locales de venta de indumentaria en el microcentro posadeño, apuntó: “El incremento del consumo se nota mucho en estos meses porque dentro del comercio hay que tener encendido el aire todo el tiempo. La gente se viene a probar ropa y no se los puede atender con calor. Desde noviembre ya empezó a subir, y en diciembre y enero todo se fue por las nubes”.
“Antes pagábamos una boleta de 4 o 5 mil pesos, y ahora viene por $9.000”, afirmó.
Por otro lado cuestionó a la empresa proveedora de energía por los reiterados cortes en sus locales. “Se dieron varios cortes en el centro, sobre todo en diciembre, a veces duraban hasta casi dos horas, y eso nos genera el gran problema que nos quedamos sin aire acondicionado o sin posibilidad de hacer la facturación. Cuando eso pasa perdemos muchas ventas”.
En tanto que el dueño de un kiosco ubicado sobre la avenida Mitre señaló: “Nuestro espacio es muy chico y tenemos un consumo mensual que se mantiene entre los 900 a 1.000 kilowatts, pero aunque mantenemos el nivel de consumo las facturas que manda EMSA siempre son con precios diferentes. Hacen cualquier cosa y reclamar es muy difícil porque te tienen de un lado al otro y no solucionan nada”.
“El promedio que pagamos es de 5.000 pesos pero ahora, con las últimas facturas, se nos fue a más de 7.000”, dijo y amplió: “Nos privamos de usar el aire porque si lo hacemos nos va a llegar una boleta imposible de pagar”.
Sobre la misma avenida, una comerciante contó que hace tres años el costo de la energía era de 800 pesos “y ahora tengo que pagar más de $5.000, y eso que ni uso el aire acondicionado. Cada mes la boleta viene con aumentos, pese a que siempre tengo los mismos cuidados para no consumir demás. Lo que tengo que pagar a EMSA me saca mucho de la recaudación. Básicamente en el verano se trabaja solamente para poder pagar los servicios y el alquiler. No queda plata para otra cosa”.
En el mismo sentido, otro kiosquero frente a una concurrida parada de colectivos, expresó: “Con el calor del verano lo que más vendemos es bebidas, agua, gaseosas o alcohólicas, eso hace que reforcemos el uso de las heladeras y freezers, con lo cual también sube demasiado nuestro consumo de energía eléctrica. Y en definitiva, por no querer perder clientes terminamos haciendo malabares para poder pagar la boleta de luz. Vemos que las ventas aumentan por las bebidas pero la recaudación no crece y hasta incluso baja mucho después que abonamos los servicios”.
Reiterados cortes
Los usuarios particulares con facturaciones residenciales también dieron a conocer el nivel de hartazgo al que llegan por los costos de la energía eléctrica.
Así, Nilda Aguirre del barrio Villa Urquiza, consultada por PRIMERA EDICIÓN, opinó: “Es una vergüenza lo que EMSA pretende cobrar. Entiendo que con el calor la mayoría de los hogares utiliza más el aire acondicionado, pero pasan de una factura de $1.200 a más de $4.000. Lo peor es que el servicio es un desastre, la luz corta todo el tiempo, en un día de lluvia tenemos que estar desenchufando todos los electrodomésticos porque seguro corta entre 4 o 5 veces, y cuando se quema algún aparato por tanta inestabilidad la empresa no se hace cargo para nada”.
Otro vecino consideró que “todos esos problemas son una muestra evidente de que no invierten nada. Solamente se preocupan en mandar facturas y cobrar cada vez más caro”.
Reclamos similares pueden observarse en las redes sociales de Energía de Misiones donde una gran cantidad de usuarios descargan su descontento por los repetidos cortes y falencias en el alumbrado público de los barrios.