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Con el 50% escrutado, Bernie Sanders ganó con un 27,4% de los votos -un apoyo, sin embargo, significativamente menor al 60% que obtuvo hace cuatro años-, mientras que el joven ex alcalde Pete Buttigieg quedó segundo con el 23,5% y la senadora Amy Klobuchar pisándole los talones con 19,6%.
Mientras Buttigieg obtuvo un resultado mucho mejor que el que le pronosticaban las encuestas antes de su victoria disputada en Iowa, la semana pasada, y Klobuchar sorprendió con un sólido tercer lugar, las aspiraciones presidenciales del ex vicepresidente Joe Biden y la senadora Elizabeth Warren sufrieron otro duro golpe.
Warren quedó cuarta lejos con 9,4% de los votos y Biden, quinto con 8,6%. De confirmarse estos números, no obtendrán ni un delegado.
El revés fue tan contundente que Biden no esperó los resultados en New Hampshire y, desde Carolina del Sur, advirtió: “No se puede ganar la candidatura demócrata sin los votos de las personas de color.”
Warren, por su parte, fue una de las primeras en reconocer su derrota, aunque intentó imprimirle un tono optimista: “Recién estamos empezando”.
El resto de los precandidatos apenas consiguieron unos puntos porcentuales y uno de ellos, el empresario de ascendencia asiática Andrew Yang y el senador Michael Bennet abandonaron la carrera por la Casa Blanca.
New Hampshire es un estado relativamente pequeño de 1,3 millones de habitantes, que aporta pocos delegados nacionales (24) a la convención que elegirá el candidato presidencial en julio. Además, como Iowa, su electorado no es representativo de la diversidad racial y religiosa del resto del país.
Sin embargo, al estar al inicio del cronograma electoral, sus primarias se han vuelto una prueba de fuego muchas veces clave. Por ejemplo, la historia reciente muestra que es casi imposible para un demócrata ganar la candidatura presidencial si no quedaron primero o segundo en New Hampshire.
Hace cuatro años, fue este estado el que instaló a Sanders como un candidato que podía hacerle sombra a Hillary Clinton.
Pese a que Clinton terminó ganando la candidatura, la campaña de Sanders logró una movilización popular de jóvenes y votantes independientes que influyó en la agenda política demócrata y en la aparición de nuevos liderazgos progresistas, especialmente en el Congreso.
Esta vez, sin embargo, el candidato pro establishment que era el favorito a nivel nacional hasta ahora, el ex vicepresidente Biden, no solo no quedó ni primero ni segundo en New Hampshire, sino que abandonó el estado a la tarde, horas antes del cierre de los centros de votación, para evitar otra imagen de derrota como la de Iowa, donde quedó cuarto.
Aunque las primarias más importantes recién comenzarán el mes próximo, la derrota en Iowa y los malos pronósticos en New Hampshire ya afectaron la imagen de Biden como el favorito.
Este martes, por primera vez, Sanders avanzó hacia el primer lugar de una encuesta nacional, mientras que Biden cayó hasta nueve puntos porcentuales y profundizó la sensación de crisis de liderazgo en la oposición a solo nueve meses de las elecciones.
Por el contrario, los republicanos volvieron a confirmar este martes en New Hampshire que Trump es el favorito indiscutido para quedarse con la candidatura en la convención nacional de agosto -ganó con más del 80% de los votos- y pelear su reelección en noviembre.
Fuente: Agencia de Noticias AFP/NA