Un mejor ejercicio de denuncia sería saber por qué desde hace millones de años las personas deben prostituirse para sobrevivir.
Entre todo el papeleo que se ha escrito sobre el despotismo y otras injusticias sociales, existe un documento que incomodó a las altas cúpulas del mundo por hablar sin titubeos sobre la extensa mafia en la que están coludidos el gobierno y los individuos que se dedican a la prostitución. Detrás de alguien que vigila en la esquina se encuentra algún político que un día juró servir, ayudar y cuidar a la ciudadanía.
“La sabiduría de las putas”, escrito por Elizabeth Pisani, no es un libro nuevo, pero sí es bueno leerlo. Es un grito desesperado de auxilio el cual es socavado por inmensas pantallas creadas por medios de comunicación junto con otros medios de control.
Como la prostitución siempre ha estado presente en la historia, la gente la toma con una normalidad morbosa y sólo se excita de manera silenciosa cuando se habla de erróneos sucesos.
Se la ve como una forma de obtener placer porque cada discurso es elaborado desde el lado más sencillo (el que paga) pero son pocos los que se atreven a cambiar de posición.
¿Cómo sabe todo esto Elizabeth Pisani? Ella inició un estudio epidemiológico con una postura inocente, quería saber más sobre las enfermedades de transmisión sexual, en especial sobre una de las mayores pandemias contemporáneas: el sida. A través de años de investigación y trabajo de campo para la ONU se acercó a enfermos terminales, prostitutas infectadas y travestis en Indonesia, uno de los lugares con la red de prostitución más grande en el mundo. Al poco tiempo que inició su travesía se dio cuenta de lo equivocada que estaban sus hipótesis pues en la realidad la crisis económica, un mal gobierno y el extremo empobrecimiento potenciaba de forma superlativa el horror de la prostitución.
Encontró que el dinero eclipsa la verdad. Los gobiernos están consientes de los agravantes y organizar campañas de apoyo sólo es una pantalla de humo para pedir dinero a ONGs y malgastar los bienes a su favor.
Mientras tanto, millones de mujeres, adolescentes y niñas tienen que matar su alma y convertirse en un objeto para no ser traumatizadas por vender su cuerpo. También entendió que los travestis es el segundo estrato más grande y afectado en este oscuro mundo, además de ser los personajes favoritos de algunos líderes políticos.
“La sabiduría de las putas” es el escabroso diagnóstico de esta industria, un escenario donde millones de personas son infectadas con VIH, pues necesitan sobrevivir de alguna manera porque Dios y las instituciones que debían cuidarlos los abandonaron.
Por si fuera poco el dogmatismo religioso y los tabúes morales impiden regular dicha práctica. Para Pisani una lucha efectiva contra el sida requiere el fin de la complicidad humana. “Existe en un mundo de dinero y votos, un mundo de ruedas de prensa y lobbies, de farmacéuticas productoras y de activismo medioambiental y de religiones e ideologías políticas, y todo el resto de complejidades de la vida humana”.
Este libro que dejará a cualquiera con un dolor de cabeza -necesario para un cambio- se alza como una de las mejores investigaciones sobre enfermedades de transmisión sexual, prostitución y despotismo.