Las Mamis Solidarias estuvieron en Misiones donde hicieron entrega de mochilas para chicos de las escuelas rurales 116, 131 y para el aula satélite en las comunidades Ivoty Okará y Mainomby de la localidad de Bonpland.
Se trata de una organización que ayuda con alimentos, apoyo escolar, actividades, ropa y abrigo para chicos en situación vulnerabilidad.
“Juntamos 800 mochilas para chicos misioneros y niños del Gran Buenos Aires. El año pasado llevamos bicicletas nuevas también a las dos escuelas porque son niños que recorren muchísimos kilómetros. La idea es ayudar a las familias para que sus chicos puedan ir a la escuela”, contó a la FM Santa María de las Misiones, la periodista Paula García, una de las fundadoras del grupo.
En este sentido, destacó que para juntar las donaciones lanzaron una campaña denominada “Una Mochi Como la Tuya” mediante la cual apadrinaron a 800 niños.
“La gente responde muy bien. Ya lo habíamos hecho el día de niño y fue una experiencia maravillosa. Invitamos a todo el mundo a apadrinar a un nene con su mochila completa. Tratamos de entregar cosas nuevas, porque en los chicos tiene un impacto importantísimo en lo que tiene que ver con su autoestima, al saber que alguien pensó especialmente en ellos, y fue increíble“, apuntó.
A todo esto, observó que desde hace cuatro años viene trabajando con las comunidades mbya. “Primero trabajamos por el agua, el año pasado fuimos a hacer las viviendas, este verano implementamos un comedor, si bien estas comunidades nos tienen a nosotros y a un montón de gente que se suma para ayudar, pero la realidad de las comunidades de Misiones son tristísimas, están abandonadas a la buena de Dios, en general son discriminadas y nadie les da demasiada atención”, sostuvo.
Señaló que esta situación se repite además en otras provincias como Salta, Formosa y Chaco. “Me impactó mucho cuando fuimos a Misiones a hacer las viviendas durante diez días, y la verdad que son niños que pasan uno o dos días y no comen, subsisten. La mayoría de las comunidades no tienen agua, ahora ellos tienen, la primera vez nos shockeó mucho ver que el arroyo en el cual ellos se abastecían estaba contaminado por una vaca que había muerto y se cayó ahí, y estuvieron seis meses sin agua, sin nada de agua”, recordó.
En este sentido, señaló que “la gente los tilda de vagos pero hay que entender su cultura” y consideró que “falta un acompañamiento para que estas familias tengan sus propios emprendimiento y generen una entrada”.
“Estas comunidades históricamente estuvieron abandonadas, siempre. Obviamente que la crisis profundiza estas situaciones, nosotros lo vemos acá en el Gran Buenos Aires, me parece que hay una ausencia del Estado en general importantísima”, manifestó.
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