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El hecho causó conmoción en San Pedro y entre los guardaparques de toda la provincia, ya que se suma a una larga lista de episodios similares que tuvieron como objetivo a los guardianes de nuestra selva.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Bondar planteó que el ataque que sufrió en la madrugada del lunes al martes es obra de “gente que comete su delito y después se agarra con el funcionario que hace su trabajo. El cuerpo de guardaparques es valorado por un sector de la sociedad, pero hay otros a los que no les gusta tanto. Va por ese lado: algún cazador, algún maderero, aunque toda la investigación está en manos de la Policía”.
Bondar no dudó en calificarlo como “un hecho muy grave”, por más que lamentablemente ocurrieron casos similares en los últimos tiempos.
“Sin ir más lejos, a otro compañero también le quemaron el auto acá, en San Pedro”, precisó, sin olvidar al guardaparque Daniel Kurday, quien en octubre de 2004 resultó baleado en el Parque Las Araucarias y como consecuencia de ello quedó paralítico.
Como guardaparques, “en el terreno conocemos los riesgos, pero tu casa se supone que es lugar seguro. Necesitamos garantías, porque si no, va a ser complicado seguir trabajando”, advirtió Bondar, quien se lamentó porque “no es fácil perder tu patrimonio. En 15 minutos se quemó todo el auto y en la vivienda pudimos zafar, por suerte, gracias a la rápida respuesta de policías y bomberos”, reconoció.
Desde el atentado, la familia cuenta con custodia policial y el guardaparques recibe el respaldo de la Provincia, confirmó Bondar, quien a pesar del hecho “sigo yendo a trabajar todos los días a la oficina en la Reserva Yabotí, no queda otra”.