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El hombre conocido como “Pacaá” (41), quien es el único detenido por el crimen del exconvicto Jorge Eduardo Bustos (35), se desligó de cualquier vinculación con el homicidio al ser indagado por el juez de Instrucción 1 de esta ciudad, no obstante, afirmó que “conocía a la víctima” y que a su criterio “andaba en algo raro”, indicaron fuentes del caso.
El trámite judicial, donde el hombre declaró durante varias horas, tuvo lugar ayer ante el magistrado Leonardo Manuel Balanda Gómez.
No obstante, el citado juez ordenó que el sospechoso continúe tras las rejas e imputado en forma preventiva por “homicidio”. Mientras tanto, los investigadores buscan establecer si el acusado cumplió algún rol en el hecho y si fuera así, qué grado de participación tuvo.
Bustos, quien había salido de prisión hace tres meses luego de cumplir tres años de condena por una causa por narcotráfico, fue asesinado hace exactamente una semana en la localidad de Garuhapé.
Su cuerpo fue hallado el domingo 1 de marzo pasado, en medio de un pinar y a unos 30 metros del auto en el que se movilizaba, un Volkswagen Gol gris.
La Policía llegó a la escena 48 horas después, tras recibir un llamado anónimo a la comisaría local, dando cuenta que habían visto el vehículo abandonado. Hasta ese momento nada hacía sospechar de un crimen.
Tras ingresar al lugar, de difícil acceso y situado en la colonia San Miguel, hallaron el cadáver de Bustos. Tenía dos tiros a muy corta distancia, uno en el pecho y otro en la cabeza. Para los pesquisas se trató de una ejecución.
Avanzando con la investigación, el juez de la causa logró establecer que la principal hipótesis del hecho fue que la víctima habría ido a “cerrar un negocio” y fue allí que lo mataron, para robarle los 150 mil pesos que había pagado por mercadería, presumiblemente drogas.
Oriundo de San Luis y poco conocedor del ambiente narco de la zona, se cree que Bustos habría sido víctima de una “mejicaneada” por parte de alguna organización delictiva con conexiones con traficantes de Paraguay, siempre de acuerdo a las fuentes.
Pero dónde “encajaría” el sospechoso detenido. La respuesta es que también estuvo preso por narcotráfico, al igual que la víctima, a la cual conoció en prisión y fue el último en verlo con vida.
Durante la indagatoria de ayer, “Pacaá” habría admitido ante el juez que almorzó junto a Bustos ese mismo viernes 28 de febrero en su casa de Puerto Rico y que se despidió de su excompañero de cárcel a la siesta. A esa hora Bustos se fue a un domicilio cercano para lavar el auto. A partir de ahí dijo que no lo vio más, pero que sabía que “andaba en algo raro”.
Luego y por testimonios los investigadores lograron reconstruir que tras almorzar, el puntano se dirigió hacia Garuhapé, llevando en su poder 150 mil pesos.
Luego regresó a Puerto Rico a las 17.30 a buscar el Gol, ya sin el dinero. Pidió bolsas y una lona y luego se fue con el tanque de combustible lleno.
Para la Justicia, “Pacaá” habría cumplido algún rol en el crimen, posiblemente hizo de nexo con quienes mataron a la víctima o pudo ser un entregador, nada se descarta. Además, conocía más el ambiente local que el fallecido.
Trascendió que hasta que no se conozcan resultados de filmaciones de cámaras de seguridad de Puerto Rico y de la zona y que corroboren la coartada de “Pacaá”, quedará tras las rejas.
Otras pericias que se analizan son las telefónicas, tanto de los tres celulares hallados en el domicilio del sospechoso como el rastreo satelital de los últimos movimientos del dispositivo telefónico de la víctima (que le fue sustraído).
También se analiza un aire comprimido modificado para calibre 22, encontrado en la casa del imputado.