La inminente irrupción de nuevas tecnologías en las economías regionales obliga a repensar los procesos tradicionales de producción. En este contexto, la cosecha mecanizada de yerba mate avanza en Misiones, situación que establece nuevos desafíos en el sector.
Es que si bien la implementación de máquinas y herramientas ayudarán a reducir los tiempos, abaratar costos y a profesionalizar la mano de obra, todavía se desconocen las consecuencias a largo plazo del uso de estas en los cultivos.
En este contexto, investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de la Estación Experimental en Cerro Azul desarrollan nuevos estudios para determinar el impacto a largo plazo de estas maquinarias en los yerbales de la provincia.
“Varias empresas están probando prototipos y muchos productores están interesados en la cosecha mecánica. Sin embargo, no hay mucha información al respecto”, observó la ingeniera agrónoma, Sandra Molina, quien integra el equipo de investigación de yerba mate y té del INTA.
Comentó que si bien en la región hay varias empresas que cuentan con maquinaria propia, “no alcanzaron a desarrollarlas y terminaron como un prototipo”.
“Recién ahora en el sector yerbatero hay un mayor interés por estas tecnologías debido a varias situaciones como el aumento de la producción, la dificultad a la hora de contar con la mano de obra, todo esto sumado a que hoy el precio de la yerba está bastante bien en comparación con años anteriores. Por todo esto hay una mayor demanda de maquinarias para eficientizar la cosecha”, detalló Molina.
Contexto
Ante este escenario, el investigador del INTA, Matías Skromeda, señaló que “la mecanización de la cosecha de yerba mate no radica únicamente en el uso de máquinas, sino también en la implementación de distintas herramientas que permiten facilitar la labor del tarefero, algo que comenzó hace mucho tiempo”.
“Existen otros sistemas como, por ejemplo, los implementados para mejorar la quebranza, uno de los puntos que mayor tiempo operativo demanda en el campo. Se generaron máquinas relacionadas exclusivamente a la quebranza, al transporte y así para cada una de las distintas etapas productivas de los cultivos, facilitando la extracción de hojas”, destacó.
Recordó, a su vez, que durante los años 90 el interés estuvo puesto en reducir los tiempos de la cosecha, ya que en ese entonces “habían muchas hectáreas plantadas lo que demandaba gran cantidad de mano de obra”.
“Los tiempos de la cosecha gruesa, que se realiza entre el otoño y el invierno, no alcanzaban para levantar toda la materia prima. En consecuencia se pensó en una cosecha totalmente mecanizada. Eso vino aparejado con el faltante de mano de obra, que todavía es un problema.
Por todo esto las grandes empresas ya cuentan con máquinas adaptadas desde hace 20 o 25 años atrás”, apuntó.
Asimismo, el ingeniero agrónomo explicó que el problema con estas primeras maquinarias consiste en que “son muy grandes, pesadas, de difícil traslado y costosas”.
Aunque, aseveró que “hoy en día se está planteando una tecnología más apropiada para el pequeño y mediano productor” mediante el diseño de “máquinas más pequeñas y de fácil traslado, que permiten ingresar a otros tipos de terrenos”.
Beneficios y desventajas
Tanto la cosecha mecanizada como la manual tienen una serie de beneficios y desventajas que a la fecha son estudiadas por los investigadores.
“Se sabe, por ensayos anteriores que realizó el INTA, que estos nuevos sistemas de cosecha traerían ventajas sobre todo en los tiempos operativos, es decir, permitirían levantar esa cosecha de forma más rápida. A su vez, los riesgos en el campo también disminuyen, al igual que la caída de hojas, el ataque de plagas y se elimina la imposibilidad de ingreso al lote por cuestiones climáticas, como en caso de lluvia. Todas estas cuestiones posibilitará disminuir los tiempos de la cosecha”, precisó el ingeniero agrónomo, Matías Skromeda. Otro beneficio, enfatizó, está en “la reducción de los costos”.
Por otro lado, el investigador reveló que las principales desventajas que presenta la mecanización son por “el desconocimiento existente sobre el manejo correcto de la planta”. “Se desconoce el rendimiento que pueden llegar a tener estos cultivos de acá a 30 o 20 años, eso se está estudiando ahora. Es decir, debemos conocer cuál es el manejo de esa plantación y todo lo que viene aparejado con esto, es decir, el manejo de plagas, suelos, fertilizaciones y cubiertas, entre otro datos de base. Necesitamos adaptar el sistema en su totalidad”, aseveró.
Por otra parte, apuntó que los secaderos también tendrán que prepararse para recibir “otro tipo de materia prima”. “Hay muchas cuestiones por analizar y a raíz de eso surge el interés de probar e investigar los nuevos sistemas”, concluyó.
Profesionalización de la mano de obra rural
Investigadores manifestaron que la mecanización de los procesos productivos de la yerba mate requerirá de la profesionalización del trabajo rural.
“Necesitaremos gente especializada en podas de formación, limpieza y otras actividades para que el cultivo mantenga su rendimiento. Los operarios pasarán a tener una labor calificada y más especializada”, señaló Matías Skromeda del INTA.
Apuntó, además, que esto será una solución a la falta de la mano de obra, aunque aclaró que esta “seguirá siendo necesaria” ya que hay lugares donde las máquinas no pueden llegar. En consonancia, la ingeniera Sandra Molina afirmó que este nuevo sistema “mejorará la calidad del trabajo ya que las maquinarias harán lo más pesado”.