
Patricio Ostachuk es número puesto en la Reserva de Independiente. Con apenas 19, el obereño que arrancó con cuatro años en la escuelita del Club Olimpia, sueña con el debut en Primera “para darle una alegría a mi familia”. Con apenas 13 años se fue a Newell’s y luego pasó al Rojo, donde está desde 2015. “Independiente me dio todo”, dijo en una charla con EL DEPORTIVO.
Para contar la carrera de “Pato” desde el principio, hay que irse hasta 2004. Ese año llegó a la Escuelita del Club Olimpia de Oberá. Desde chiquito mamó el mundo del fútbol y no lo dejó más. En 2010 Olimpia se fusionó con San Antonio y nació el club Olimpia / San Antonio, colores que Patricio defendió hasta que llegaron los captadores de Newell’s Old Boys de Rosario a Oberá y, tras una prueba, le anunciaron que había sido seleccionado.
Durante todo 2013 se pasó de prueba en prueba, una en mayo, otra en julio y la última en septiembre, “y me dijeron que el 15 de enero de 2014 me presente en Rosario así arrancaba la pretemporada”.
Con sólo 13 años, Patricio armó las valijas y se fue detrás del sueño de todo pibe que corre detrás de una pelota: ser un futbolista profesional. “Estuve todo un año jugando en la octava división. De las veces que me tocó jugar, en la mayoría estuve de titular”. A fines de 2013 le anunciaron que seguía en el club, pero que tenía que dejar la pensión y, siendo muy chico, sin conocidos en Rosario, familia o representante, no le quedó otra que volver a Oberá para analizar cómo seguir.
Pero antes de irse, el coordinador de la pensión de la “Lepra” le contó que tenía contactos con el entonces coordinador de Independiente, Jorge Griffa, y le dijo que había varios chicos en la misma situación que él y que existía la posibilidad de una prueba en el “Rojo” de Avellaneda. “Fuimos cerca de siete chicos a probar a Independiente a principios de 2015. Estuve dos semanas a prueba y quedé, pero en ese momento no tenía pensión”. Otra vez el problema de la vivienda. En esa ocasión se quedó con su papá en un hotel una semana y media y luego consiguió lugar en Bernal, a 15 minutos de donde entrenaba. Allí conoció a varios chicos en la misma que él, pero que viajaban a probar a clubes como Quilmes, Arsenal, Argentinos Juniors. A todos los llevaban en camioneta hasta el entrenamiento. Hasta que a fines de febrero le avisaron que tenía lugar en la pensión de Independiente. Y así comenzó oficialmente la historia con el Rojo.
Arrancó en la séptima, pasó a sexta y luego a la quinta. Hasta que a mediados de 2018, apenas seis meses después del pase de categoría, lo convocaron a entrenar con la Reserva. “Hace dos años y pico que estoy”, recordó. Con el cambio de categoría también cambió la posición en la cancha: Patricio pasó de jugar en el mediocampo, “de ocho”, para pasar a ser el segundo marcador central en la defensa, el popular “seis”.
“Cuando subí a Reserva el DT era Fernando Berón y él me puso de defensor. Ahora ya me siento cómodo con la posición, ya le agarré la mano… todavía me faltan un par de mañas pero trato de arreglarme”, dijo entre risas.
Como parte de la Reserva, cruzarse con los de Primera es cosa de todos los días. “Ellos entrenan a 50 metros de nosotros y si necesitan jugadores en cierto puesto nos llaman. Cuando estaba (Ariel) Holan de técnico me llamaba para hacer fútbol, íbamos dos o tres chicos nomás. Él me tenía en cuenta para los entrenamientos”, recordó.
Además, si no estaba muy atareado, Patricio se iba hasta el entrenamiento, miraba al primer equipo, se sacaba fotos con los jugadores o le pedía que le firmen la camiseta. En esas se cruzó con otro misionero, Martín Benítez. “Le dije que era de Misiones, y siempre me saludaba. Cuando empecé a ir más de seguido con Primera, con Martín siempre hubo un ida y vuelta. Una vez hicimos fútbol en el estadio, me pasó a buscar, me llevó y me dejó en la pensión a la vuelta”.

Cómo le fue con la Reserva
Este año Patricio lo arrancó con todo. Fue su regreso a las canchas después de varias operaciones. En 2016 se rompió los meniscos de la rodilla derecha y lo operaron. Y siguió la mala racha: en 2018 tuvo otra intervención en la misma rodilla y otra más en 2019. Hace dos meses que volvió a entrenar con normalidad bajo el mando del DT Marcelo Gómez, y le tocó volver a las canchas nada menos que frente al rival de toda la vida: Racing, en lo que fue victoria para el Rojo por 2-0.
Independiente hizo un buen torneo y marcha quinto a falta de una fecha. En 22 juegos sumaron diez victorias, ocho empates y cuatro derrotas, que los dejaron con 38 puntos, apenas cinco por debajo de Lanús que ya se consagró campeón. “La mayor parte del torneo estuvimos punteros y faltando cuatro fechas se nos escapó el campeonato de las manos”, dijo Patricio. “Siempre estuvimos en la punta, le sacábamos 3-4 puntos al segundo y después empatamos, por ahí ganábamos y después perdíamos y en los últimos no nos fue tan bien”. El último cruce del torneo será ante Central Córdoba de Santiago del Estero. Después, a prepararse para lo que se viene.
¿Qué se viene? Ojalá que el debut en Primera y, quién dice, quizá una llamada para ser parte de la Selección. “Todavía no se me dio la oportunidad, capaz que en un futuro si Dios quiere, puede que se dé una chance”. Sería un premio para un pibe que se fue muy chico de Misiones en búsqueda de un sueño. “Ya son muchos años lejos de mi familia, de mi abuela Ana Inés, que me crió. Tengo dos sobrinitos y no los puedo ver crecer. Sólo los veo en las Fiestas y nada más. Trato de disfrutar todo lo que puedo con ellos, porque obvio que se extraña”.
Para cerrar, Patricio detalla cuál es su principal sueño hoy en día. “Debutar en Primera. Si es en Independiente mucho mejor porque ya son varios años acá y me dieron todo. Siempre que me faltó algo estuvieron a disposición”, remarcó. Esa salida a la cancha con el primer equipo cumpliría un anhelo propio y también de su gente, la que está en Oberá. “Quiero cumplirle ese sueño a mi familia que hace tanta fuerza por mí desde lejos y desde hace mucho tiempo. Quiero verla feliz a mi abuela Ana Inés”.