Cuando despertó, Lourdes Hartkopf (24) se encontró con un millar de mensajes de texto. No eran recomendaciones por el coronavirus ni cadenas de oración contra la pandemia. La única misionera hasta el momento clasificada para los Juegos Olímpicos recibió la noticia en modo avalancha: el Comité Olímpico Internacional (COI) y Japón finalmente resolvieron postergar Tokio 2020. En realidad, ¿se trata ya de Tokio 2021?
Desde Buenos Aires, donde cumple el aislamiento obligatorio y busca la vuelta en casa para entrenar y no perder ritmo, la posadeña habló con EL DEPORTIVO y contó detalles de la noticia y sobre cómo la afecta en la planificación que llevaba adelante junto a María Belén Tavella, con quien competirá en la máxima cita del deporte mundial, en la categoría 470 de yachting.
Lourdes, ¿cómo te enteraste de la postergación de Tokio 2020?
Bueno, estoy aquí en Buenos Aires cumpliendo con el aislamiento obligatorio. Y me enteré de la suspensión porque hoy (por ayer) me levanté y ya tenía mil mensajes con la noticia (se ríe). Igual es algo que se venía hablando y que todos suponíamos que podía pasar, así que se puede decir que no fue ninguna sorpresa. Las noticias que recibíamos desde afuera por parte del Comité Olímpico Internacional y de Japón, apuntaban a que esto finalmente iba a suceder.
¿Cómo tomaste la noticia?
La verdad es que todavía no procesé mucho la noticia. Es todo muy raro, estábamos entusiasmadas con que ya nos íbamos, pero resulta que no. Ahora tendremos que aprender a manejar la ansiedad.
¿Las afecta en cuanto a todo lo que tenían planificado?
Mirá, nosotras teníamos que armar y mandar el barco a Japón la semana venidera, así que bueno, tenemos que reenfocarnos y rearmar la planificación, pero creo que al final de cuentas, el parate nos sirve. Es decir, es un poco triste porque teníamos todo planeado, pero en este contexto, en cuanto a lo deportivo, tenemos que ver el lado positivo.
No hay mal que por bien no venga…
Exacto. La realidad es que, más allá de todo, también lo vemos como una oportunidad. De todos los equipos que van a participar en Tokio, en la rama femenina de la categoría 470, nosotras debemos ser las que menos experiencia internacional tenemos. Entonces todo esto nos da más tiempo para prepararnos física, técnica y mentalmente. Como te digo, tenemos que cambiar el chip y reenfocarnos en nuestro objetivo, pero al final de cuentas, no deja de ser entonces algo positivo.
Tenían prevista una gira por Europa que arrancaba en los próximos días y de ahí ya se iban a concentrar a Japón… ¿todo suspendido?
Sí sí, no hay chances. Los torneos allá están todos suspendidos. Nosotras incluso ya suspendimos esa gira hace tres semanas, antes que se decrete el aislamiento obligatorio. La gira era por Francia (N. de R: hasta ayer, ese país contaba con 23 mil casos positivos de coronavirus y alrededor de 900 muertos). Pero por ejemplo, en marzo arrancaban campeonatos regionales en España (N. de R: donde las últimas cifras oficiales hablaban ayer de cerca de 40 mil infectados y 2.800 víctimas fatales) y tuvieron que suspenderlos un día antes del inicio. La verdad es que la situación es preocupante.
¿Cómo hacés desde tu casa para no perder el ritmo?
Bien, como navegar o simular un barco en mi departamento se complica un poco (se ríe), estoy apuntando todo a lo físico, entonces me pongo unas clases online en la computadora y trato de seguir una rutina, intento moverme y no quedarme quieta.
Actualmente estás en Buenos Aires…
Sí sí, estoy por aquí, sola, extrañando a mi familia en Posadas, pero bueno, trato de acortar la distancia a través de la tecnología. Todos los días hablo con ellos.
¿En qué barrio vivís?
Yo vivo en Recoleta…
Ahhh, cerca de donde se detectó el primer caso de coronavirus en Argentina… ¿cómo está la calle allá?
Sí sí, fue acá cerca, pero me enteré varios días después que era en la zona. Estaba internado acá en el hospital, a tres cuadras de mi casa. Claro que no estoy saliendo ahora, pero miro por el balcón y en la calle se ve gente, pero todos con bolsas o carritos, es decir que más que nada salen a hacer compras. Y desde que se dictó el aislamiento obligatorio, disminuyó mucho el movimiento, la gente mayormente se queda en su casa.
La pandemia afectó el ritmo y las costumbres de todos, ¿no?
Mirá, yo vivo en un edificio y el otro día tuve que bajar a recibir un paquete. Y el señor que me lo trajo me lo dejó del otro lado del vidrio, esperó que yo bajara y, cuando me vio, desde afuera, me saludó de lejos y se fue (se ríe). Así también me pasó el otro día, antes de que se dicte la cuarentena, que me fui al supermercado, me encontré con un conocido, nos saludamos y después nos dimos cuenta de que esto estaba mal (se ríe). Y bueno, son cosas que te ponés a pensar y está bien, porque tenemos que cuidarnos entre todos. Ese es el único camino.