Apenas egresado del Centro de Formación y Capacitación en Áreas Protegidas de la Administración de Parques Nacionales, con sede en Embalse, Córdoba, José Luis Baecke (categoría G2), fue enviado a Copo, un desconocido Parque Nacional ubicado en la provincia de Santiago del Estero.
Nacido en Misiones, en un paisaje rodeado de selva y cascadas, hace casi un año y por decisión de la Administración de Parques Nacionales de Argentina, debió hacerse cargo de una superficie de 118.119 hectáreas ubicadas casi en el límite con Chaco, en la denominada ecorregión del Chaco Seco, cercanas al municipio de Pampa de los Guanacos.
“Existe la caza de subsistencia, que permite que algunos pobladores puedan dar de comer a sus hijos. Pero también tenemos la deportiva, que la realiza gente con mucho poder adquisitivo, con armas grandes y caras”.
Antes de ingresar a Parques Nacionales, Baecke se desempeñó como guardaparque provincial a lo largo de doce años, y trabajó para el Ministerio de Ecología de Misiones. Luego decidió cambiar el rumbo, ampliar los horizontes.
Y se pasó a Parques Nacionales. Indicó que la función fundamental del guardaparque nacional es el trabajo de control y vigilancia, y que otra tarea que realizan, es el apoyo a la investigación.
“Hay muchos investigadores de la Universidad de Santiago del Estero, de Salta, de Corrientes, que hacen sus investigaciones en el parque. También se hacen actividades de educación ambiental en los municipios cercanos”, manifestó este servidor, oriundo de la localidad de Ruiz de Montoya.
“Este parque tiene la característica de carecer de un curso de agua permanente”, dijo, al tiempo que señaló que la fauna, alberga a especies emblemáticas de la Argentina como el pecarí quimilero, que es uno de los tres cerdos nativos de Sudamérica. En Misiones existen dos especies de pecarí o tateto, y en Copo está el tercero.
Allí también convive el tatú carreta con el loro hablador y el cardenal, entre otros. Al referirse a los árboles indicó que el quebracho blanco -de corteza rugosa- se distingue del colorado, que es el más requerido por su madera maciza, secundados por el mistol, el algarrobo, y varias especies de arbustos que se denominan sacha (limón, membrillo, poroto, melón).
A quienes visiten la zona, Baecke se empeña en mostrar la manera en que los troncos de estos árboles pueden servir de GPS en caso que alguno perdiera el rumbo entre la vegetación.
“Del lado del poniente crece el musgo y los líquenes. Y del naciente, está seco”, apuntó, quien es parte del único Parque Nacional de la Argentina sin ríos, arroyos ni lagos.
Este ambiente “es muy distinto a la selva misionera, paranaense. Es un ambiente seco, de plantas con espinas, por lo que hace difícil ingresar al monte chaqueño. Es el verdadero impenetrable, que le dicen. De todos modos, hay árboles muy llamativos. Respecto a la fauna, tenemos al pecarí quimilero, que es difícil de encontrar. También el tatú carreta, que es uno de los más grandes del planeta, y el oso hormiguero, que es bastante común de observar”.
El integrante de la XIX promoción insistió con que el agua es un recurso limitado. Y una de las problemáticas radica en que como dentro del parque no existe el líquido vital, la fauna debe salir del área protegida para intentar saciar su sed, y es ahí cuando termina diezmada por los cazadores.
La caza es una actividad muy tradicional en la zona. “Si bien en todo el departamento Copo esta actividad está prohibida, existe la caza de subsistencia, que es para que algunos pobladores puedan dar de comer a sus hijos. Pero también tenemos la deportiva, que la realiza gente con mucho poder adquisitivo, con armas grandes y caras”, explicó Baecke, quien se está acostumbrando a vivir sin señal telefónica y lejos de los conglomerados urbanos.
“En esta Zona Norte de Santiago, todo el Departamento Copo, que incluye a varios municipios, se encuentra prohibida la caza, pero es común ver a gente con perros y escopetas. Pero, en la misma línea, está permitido el aprovechamiento de la iguana colorada para la extracción de cuero. Se nota mucho la diferencia social entre quienes salen al campo a cazar para poder darle algo de comer a su familia, y los dueños de los campos grandes, que vienen a hacer caza deportiva. Y somos nosotros los que tenemos que trabajar con estas cuestiones de manera diaria”, expresó, preocupado.
En este sector del Chaco Seco, trabajar en cuanto a la conservación, es para los tres guardaparques de escuela y los tres de categoría GA, una tarea bastante dura.
Es que se trata de un espacio donde se está modificando mucho la geografía y se está transformando en una zona agrícola importante.
Es decir, “se modifica el ambiente para plantar soja, maíz, trigo. Dicen que es la segunda Pampa de la Argentina. Es bastante impresionante ver las imágenes satelitales donde ves pocos espacios verdes, y el resto, todo modificado para hacer agricultura, sobre todo, y después, algo de ganadería”, manifestó.
En el Copo se encuentran en un proceso de transición ya que en breve trasladarán al actual intendente y están a la espera de una nueva designación.
“Veremos cuáles serán las lineas de trabajo que impondrá la nueva autoridad del parque, teniendo en cuenta que el 2020 es un año con recortes de presupuesto”, acotó, quien tenía planificadas varias actividades como el relevamiento de los pobladores, continuar con las tareas de relevamiento de la biodiversidad y la posible habilitación de dos sectores agrestes de uso público, además de la quema prescripta, que se inició el año pasado.
“El fuego no siempre es malo. Las quemas controladas son fundamentales para que el pastizal se renueve. En muchos Parques Nacionales lo hacen”, explicó Baecke.
En estos momentos efectúan un relevamiento de los pobladores que residen dentro de este Parque Nacional desde antes de su creación, allá por el año 2000. Se trata de al menos tres familias que se dedican a la ganadería tradicional.
Baecke confió que dentro de Copo, hay tres puestos pero como no están habitables, los guardaparques deben residir en Pampa de los Guanacos, a unos 45 kilómetros del lugar, lo que significa unos 40 minutos en camioneta.
“Generalmente tenemos franco los domingos y lunes, y los martes nos juntamos en la Intendencia a fin de realizar la planificación de las actividades. De miércoles a sábados se hacen tareas de mantenimiento de las distintas seccionales, relevamiento de la biodiversidad, visita a pobladores que viven en un sector del parque, trabajos de cartelería, mantenimiento de caminos, trabajos de control y vigilancia. También se llevan a cabo controles nocturnos en las rutas que rodean al parque en lo que respecta a la caza furtiva”, expresó quien cada dos meses trata de “pegarse una escapada” a la tierra colorada.
Por lo general, “acumulo los francos y visito a mis familiares que están en Misiones, teniendo en cuenta que las distancias son bastante largas. Como estamos alejados de los grandes centros urbanos se complica el tema del traslado en ómnibus. Además, hay rutas asfaltadas a las que les falta mantenimiento, están bastante rotas, lo que también dificulta la movilidad”.
Durante el 2018 y 2019 el Parque estuvo cerrado al público mientras se desarrollaban actividades (instalación de sanitarios y un área de camping) tendientes a prepararlo para instaurar un sistema de visitas a partir de abril, pero debido a la situación sanitaria imperante deberá posponer el programa.