Las consecuencias económicas, laborales y sociales del coronavirus afecta directamente sobre una gran cantidad de trabajadores, por cuenta propia o independiente, que ven limitadas, o prácticamente extintas, sus opciones de generar ingresos durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno nacional.
Este gran universo laboral está comprendido por los oficios más diversos, como kiosqueros, reposteros, revisteros, copisteros, peluqueros, albañiles y trabajadores a distancia, al igual que profesionales autónomos de diferentes actividades. Dentro de la variedad, coinciden en la necesidad de salir a las calles y “levantar las persianas” todos los días para generar sus ingresos. La línea es tan simple como dura, “el que no trabaja, no tiene ingreso y sin ingreso ese día no come”.
Al respecto, PRIMERA EDICIÓN realizó un relevamiento para conocer la situación de diferentes cuentapropistas que contaron su experiencia durante la etapa de cuarentena.
Dentro del barrio Villa Urquiza, una vez decretada la cuarentena por el presidente Alberto Fernández, la mayoría de los kioscos decidió cerrar sus puertas para el resguardo sanitario propio. Tal fue el caso de Carola Luz, propietaria de un comercio con más de 30 años en funcionamiento. Consultada sobre el impacto económico que genera no comercializar los productos desde que se implementó el aislamiento social, comentó a este Diario: “El impacto será duro. Nosotros no tenemos la posibilidad de obtener fiados con los proveedores, pero en cambio sí tenemos mucha de nuestra plata fuera del negocio por la gran cantidad de vecinos que nos compran a cuenta. Cuando se levante la cuarentena esperamos poder ir cobrando de a poco ese dinero”.
Además, “tenemos cuentas que pagar, como la luz, el monotributo y a las contadoras del comercio, por ejemplo. Aunque no estemos trabajando siempre hay que pagar. Con esto de la cuarentena no tenemos el ciclo de comprar y vender, pero decidimos cuidarnos y sabemos que está la posibilidad muy cierta de fundirnos y tendremos que arrancar de cero”, apuntó.
Al mismo tiempo manifestó: “Mucha de nuestra mercadería tiene vencimiento y no es de primera necesidad. También está el hecho que muchos de nuestros clientes son fieles y siempre pagaron sus cuentas, nos dio culpa dejarlos así sin abastecimiento, pero esta es una situación límite. Las pocas veces que pudimos salir de vacaciones poníamos a alguien de reemplazo para que el kiosco siga trabajando, pero esto es diferente, ahora nadie podría cubrirnos, todos preservan su vida y tratan de no salir de sus casas, como corresponde”.
Por su parte, la propietaria de otro kiosco que sí se mantuvo funcionando contó: “Pese a que otros comercios decidieron cerrar, nosotros nos mantenemos abiertos pero el nivel de ventas no mejoró, al contrario, es bastante escaso”.
“Queremos cuidar nuestra salud pero también nos preocupaba dejar sin atención a los vecinos, sin el alcance de la mercadería que necesitan para comer, por eso seguimos trabajando, pero si llegan a confirmarse más casos de contagio en Posadas nos veremos obligados a cerrar porque no podemos exponernos tanto”, relató y amplió: “Se ve muy poca gente en nuestro barrio, salen a comprar solamente lo que necesitan en el día, eso es bueno porque quiere decir que la mayoría está respetando la cuarentena pero comercialmente nos va a dejar un daño muy grande en el futuro inmediato. Lo peor todavía no llegó”.
“Los proveedores siguen trabajando normalmente, pero nosotros nos manejamos mucho con las compras que hacemos en las tiendas grandes. Ahora no podemos hacer eso, para no salir, y eso nos está dejando un poco desabastecidos de productos en el kiosco. Después, cuando podamos salir nuevamente, seguramente tendremos el problema que no será sencillo conseguir dinero para volver a abastecer el comercio”, subrayó.
“No puedo estar tanto tiempo sin trabajar”
Norma, una peluquera, indicó sobre la problemática situación: “Hace unos días empecé a ir a trabajar, solamente a la mañana y con reservas previas, no atiendo a la persona que llega sin haber pedido turno antes porque en este momento no se puede correr ese riesgo sanitario. Además tengo todos los cuidados correspondientes en el local, limpio el piso, uso mucha lavandina, tengo alcohol en gel al alcance y atiendo de a una persona a la vez. Así me cuido y a la gente también”.
Sobre el motivo de la decisión expresó: “No puedo estar tanto tiempo sin trabajar. Me empezó a apretar mucho el bolsillo. El trabajador sigue con las responsabilidades de siempre para pagar, sobre el alquiler, luz y agua, y todo es en efectivo. Se hace difícil”.
“Hay mucho estancamiento y sabemos que esto va a ser para dos o tres meses más. Hay que aguantar”, consideró.