Crítica sustentada, según el Sr. Presidente, en las ansias desmesuradas y mezquinas de rentabilidades extraordinarias en el medio de esta crisis, por parte del sector.
Quiero, en estos momentos tan críticos para el país, hacer con todo respeto una reflexión al respecto del sector empresario, el cual integro.
El sector empresario engloba desde la gran empresa hasta las pequeñas PyME y explotaciones agropecuarias del interior profundo del país.
Son muchas miles de empresas que todos los días dan trabajo a miles y miles de hombres y mujeres que son el sostén de centenares de miles de personas que conforman las familias de este país.
Son estas empresas las que, con el trabajo diario, cimentan la generación de valor agregado que se traduce en impuestos que son la base de la asistencia social a los miles más desprotegidos.
Son estas empresas, también, las generadores de empleo que, más allá de entregar el salario diario a los empleados, entregan esa posibilidad que genera al trabajo que trasciende la remuneración, que es la dignidad de sentirse útil todos los días.
Son estas empresas y por sobre todo las medianas y pequeñas, las que permanentemente ponen el hombro, invirtiendo más y más, racionalizando el gasto y aportando al fisco cada vez más impuestos.
Son las empresas y los empresarios los que permanentemente se acostumbraron a una nueva crisis, no generada por ellos, postergando sus ansias de crecimiento y malogrando las esperanzas de muchos.
Son las empresas las que, en cada cambio de gobierno, redoblan esfuerzos en pos de un nuevo horizonte económico, de una primavera productiva. Y hacen lo que siempre hicieron, trabajar, invertir y apoyar.
Hoy estamos como sociedad atravesando -y seguiremos haciéndolo- quizás uno de nuestros peores momentos.
En lo económico, el horizonte se vislumbra poco alentador en el futuro, pero seguiremos haciendo lo mismo de siempre, apoyando, invirtiendo y trabajando.
Por eso, Sr. Presidente, quiero decirle como hacedor permanente, como empresario de una provincia pujante del norte argentino, que No Todos los Empresarios Somos lo Mismo, de la misma manera que no todos los políticos son iguales.
Sería prudente enunciar quién o quiénes, a su juicio, son los empresarios indignos para no quedar todos sospechados de acciones que no hacemos, no pensamos y no instrumentamos.
Hoy más que nunca necesitamos la ayuda del gobierno, para poder seguir colaborando en esta crisis en la cual todos estamos inmersos.
Queremos seguir trabajando e invirtiendo por nuestras empresas, por nuestro país y, por sobre todo, nuestro recurso humano, nuestra gente que es hoy nuestra prioridad.
La justicia debería ser el primer atributo del político y en este trance y en esta hora ser justo lo amerita más que nunca.
Trabajamos desde el interior, en muchísimas oportunidades con miles de dificultades, con carencias de infraestructura y asistencia de todo tipo.
Sabemos lo que es tomar riesgos, sabemos lo que es perder, conocemos las crisis, pero sabemos también lo que es el trabajo diario, el esfuerzo permanente y la solidaridad constante.
Somos hacedores por naturaleza y emprendedores por genética y queremos seguir siéndolo a pesar de cualquier crisis en la que estemos atrapados.
Por eso le pido con énfasis Sr. Presidente, reflexione una vez más al respecto. Porque no todos los empresarios somos iguales.
Que Dios ilumine su gestión.
Por Francisco José Wipplinger
Presidente de FJW SAT