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“De ninguna pandemia se sale igual”. Para Fabricio Ballarini, investigador del CONICET del Laboratorio de Memoria del Instituto de Biología Celular y Neurociencias, licenciado en Ciencias Biológicas y doctor por la Facultad de Medicina (UBA), el COVID-19 quizá nos haga “mejores humanos”. O al menos eso quiere soñar.
Lo cierto es que, desde que se desató la pandemia, el científico comenzó a realizar un intenso trabajo de divulgación de información confiable en Internet, especialmente en redes sociales, para luchar además contra el otro virus: el de las noticias falsas o engañosas.
PRIMERA EDICIÓN consultó a Ballarini sobre estos temas y sus implicancias en tiempos de cuarentena.
En Internet -no ahora, porque es un fenómeno anterior a la cuarentena- abundan “consejos” de lo que hay que hacer y lo que no durante el aislamiento. ¿Cómo se hace frente a este otro “virus”?
Realmente es muy pero muy difícil ir en contra de las noticias falsas o de las cadenas de Whatsapp, que no tienen ningún sentido, pero se replican, al igual que se replicaron los movimientos antivacunas. Nos cuesta creer que existen, que tengan tanto nivel de preparación: grabar, escribir un audio o escribir un guión y hasta un libro. Hacerse pasar por personas, dar mensajes confusos…
Realmente cuesta meterse en ese lugar. Por ahora, algunos científicos lo único que podemos hacer no es quejarnos, sino tener una actividad proactiva de generar los contenidos científicos más curados y tratar de viralizarlos. Al menos, hasta que podamos ver si podemos combatir el virus de las fake news de alguna otra forma.
¿Cuál es el mayor desafío mental que tenemos que enfrentar las personas ante el aislamiento, o bien, la posibilidad de contagio en sí?
La cuarentena es algo muy complejo. La dificultad más enorme que nos plantea está relacionada con que tenemos que cambiar un montón de hábitos de vida. Hábitos a los que estamos todavía muy acostumbrados: cuestiones sociales de la vida cotidiana (salidas, encuentros, mate, abrazos) y por otro lado también nos obligó a modificar hábitos de higiene y de comunicación que no teníamos muy incorporados.
En ese sentido, es un desafío mental y educativo al que nos enfrentamos. Es por eso que todo el tiempo hay que insistir en que hoy más que nunca la información es salud.
Todo el tiempo se leen, además, tips de lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, algo que en la mayoría de los casos genera mucho más estrés. ¿Cuál sería una opción válida planteada desde la ciencia, en especial desde las neurociencias?
Creo que uno de los factores a tener en cuenta, por ahora, que más influyen es no generar situaciones de estrés dentro de las cuarentena, dejar de estar todo el tiempo preocupado, intentar vivir el día a día, poder ver las cosas positivas que tiene este tema. Es decir, mirar desde este lugar: leer noticias e informarse durante quince a veinte minutos. Tratar que no sea exclusivamente relacionado al coronavirus, si no, obviamente la preocupación va a ser desmedida y el estrés va a ser muy alto. Sobre todo en esta situación tan crónica, porque puede ser muy nocivo.
Con “¿Neuro Qué?”, en el canal Paka Paka, un poco la experiencia fue hacer un programa educativo a distancia. Hoy, con el COVID-19 de por medio, surgen la televisión o Internet como medios para que los chicos estudien en casa. Algunos psicoanalistas sostienen, sin embargo, que no es válido estudiar así porque un aislamiento obligatorio no crea las condiciones para aprender. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Me parece que lo que motiva a los chicos es descubrir cosas y eso es lo que nos sigue motivando a los que hacemos ciencia. Estar todo el tiempo probando y descubriendo cosas es una motivación hermosa. Ser científico es cómo jugar toda la vida.
Con respecto a las clases dentro de los hogares, pienso que estamos ante una situación sumamente crítica. No sé si podría hacer un análisis porque hay muchas cosas que se ponen en juego, sobre todo la salud, que es un eje fundamental, y creo que deberíamos ver cuáles son las prioridades. Igual desde mi lugar no me atrevo a dar una opinión; no sería muy responsable -más allá de lo que dije- porque no soy una persona que se dedique exclusivamente al tema.
¿De qué forma podemos actuar o hacer aportes para ser mejores personas después de la pandemia, tal el planteo que usted realiza?
Algo importante que puedo decir es que existe una solución, una salida. Depende de un montón de factores. Hoy, hay que tener claro que respetar la cuarentena nos puede salvar. Por otro lado, hay que tener una cantidad enorme de tiempo para poder elaborar políticas sanitarias y educativas para que la gente pueda mejorar su calidad de vida. Se trata de un proceso muy largo y todos los pasos que damos tienen consecuencias en el futuro, así que tenemos que ser empáticos, ponernos en el lugar del resto de personas. Ayudar muchísimo a quienes podamos, sostener emocionalmente a nuestro grupo familiar, a nuestros amigos y a nosotros mismos.
Sobre el científico
Fabricio Ballarini, investigador del CONICET, es licenciado en Ciencias Biológicas egresado de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Tiene un doctorado y un postdoctorado otorgado por la Facultad de Medicina de la misma Universidad.
Ha publicado en varias revistas científicas internacionales de alto impacto y ha dado conferencias en congresos nacionales e internacionales. Sus resultados fueron publicados en distintos medios de comunicación nacionales como La Nación, Clarín, Perfil y Télam, entre otros, como así también fue entrevistado por numerosos programas de radio y televisión. A nivel internacional sus logros fueron divulgados por diferentes medios como la BBC, El Mercurio (Chile), Quo (México) y otros.
Hace radio todas las mañanas en “Maldición va a ser un día hermoso”, conducido por Mario Pergolini por Vorterix. Y en televisión protagoniza “¿Neuro qué?”, emitido por la Televisión Pública y Paka Paka. Es el creador, organizado y orador de las Jornadas “Educando al Cerebro” auspiciadas por el CONICET y el Colegio Nacional de Buenos Aires, entre otros.