Cuando finalizaba la década del 60, los hermanos Teodoro (Teo) y Estanislao (Tito) Payeska se aventuraron a un nuevo desafío en sus vidas, que dejaron marcado en la historia de San Vicente.
Juntos decidieron abandonar su Cerro Azul natal y a su familia para fundar una empresa en la zona de “El Cruce”, lugar donde se empezó a gestar el desarrollo de la actual ciudad.
Siguieron los pasos de su padre y se dedicaron a la industria maderera y fueron prácticamente los pioneros a la hora de incorporar la reforestación de pino en la Zona Centro de Misiones. Teodoro falleció el 2 de agosto del año pasado.
A 50 años de la llegada de los hermanos futuristas, el Concejo Deliberante los declaró “Ciudadano Destacado” del Municipio de San Vicente por su aporte y contribución al desarrollo de esta ciudad. Primero recibió el reconocimiento Domingo Teodoro Payeska, el 11 de abril de 2018, mientras que el 19 de noviembre de 2019 le tocó el turno a Estanislao “Tito” Payeska.
Este homenaje se produjo en el marco del cincuentenario de la llegada de los hermanos a estas tierras. “Nosotros llegamos a El Cruce el 20 de noviembre de 1969, pocos meses después comenzamos con nuestro aserradero”, contó “Tito”.
“Estoy muy satisfecho y sé que mi hermano falleció satisfecho por lo que le dio esta maravillosa ciudad. Venimos con nuestras familias, nuestras esposas Mary y Dominga y los hijos que teníamos en ese momento, unas pocas maquinarias y un montón de sueños. Creo que cumplimos y conseguimos todo lo que nos propusimos, y más todavía”.
Teodoro y Mary tuvieron tres hijos: Marta, Carlos y Eduardo. Al quedar viudo y casarse con Miryan, nacieron María Elena y Teodoro junior. “Tito” y Dominga, en tanto, dieron vida a Roberto, Marta y Carmen. Al enviudar se unió a Ilone, pero no tuvo descendientes de ese matrimonio.
La llegada de los hermanos Payeska no pasó desapercibida en San Vicente. Ambos tuvieron una amplia participación en la vida social, política y religiosa de la nueva ciudad que emergió en la década del 70
. Teodoro se desempeñó como edil en el Concejo Deliberante de Dos de Mayo en los primeros años de la década del 70 y fue uno de los que luchó por la municipalización de San Vicente desde su cargo político y participo de la Comisión Pro- Municipio. Luego le tocó a “Tito” desandar el mismo camino, cuando fue concejal de San Vicente en el período comprendido entre 1987 y 1991.
También tuvieron amplia participación en la vida religiosa de San Vicente. Fueron permanentes colaboradores del padre Jorge Maniak y de los demás sacerdotes que llegaron a evangelizar estas tierras. También donaron un predio para la construcción de la Escuela N° 654, y de un campo deportivo.
Fueron los principales impulsores de la primera escuela primaria de San Vicente -actualmente N° 453- y el colegio secundario. En los considerandos de las ordenanzas que los declaran “Ciudadanos Destacados” se expresa que “La familia Payeska ha contribuido con la comunidad donando el terreno de la actual Escuela N° 654, la Capilla San Antonio de Padua y otro para un campo deportivo”.
Los hermanos “Tito” y Teodoro llegaron a finales del año 1969, oportunidad en que compraron un predio fiscal que actualmente constituye la avenida Constitución y calle Misiones, en ese entonces era la ruta provincial 212, que después fue la ruta 13 y unía San Vicente con El Soberbio.
Allí formaron su primer aserradero. “Montamos una sierra sinfín y una canteadora, movidas por un tractor Breda. Todo estaba al aire libre. Al inicio del año 1970 comenzamos a aserrar maderas nativas y unos meses después despachamos nuestro primer cargamento hacia la ciudad de Esperanza, en la provincia de Santa Fe”, recordó “Tito”.
“Ya había muchos colonos que se estaban radicando acá. Fue una apuesta fuerte de parte nuestra. Me acuerdo que había un cartel en la entrada que decía “Futura Ciudad”. Hoy vemos que ese cartel tenía razón. Somos una de las ciudades más importantes de la provincia”.
Por su calidad de empresarios madereros, siempre eran convocados a participar de las comisiones sociales. Y como buenos ciudadanos no se negaban. Así fue como fueron cofundadores del Club Sol de América, hoy Club Sol y del Club Payeska Hermanos. También formaron parte de la comisión de la Fiesta Nacional de la Madera. “Con un grupo de vecinos fundamos el Club Sol de América y luego el Club Payeska Hermanos. Durante más de diez años fuimos colaboradores y miembros de la Comisión Directiva de la organización de la Fiesta de la Madera”, dijo el maderero.
Estanislao Payeska reside actualmente en el kilómetro 1.297 de la ruta nacional 14. Alejado geográficamente del centro sanvicentino pero con sus sentimientos intactos por esta ciudad que le dio todo.
Recuerda que “cuando llegamos a El Cruce (hoy San Vicente) había un puñado de casas sobre la ruta nacional 14 donde hoy es la avenida Libertador, estaba la empresa Ortmann y Tejeda con su laminadora y un loteo, la reforestación de la provincia y después nada más. Lo que sí, ya había muchos colonos que se estaban radicando acá. Fue una apuesta fuerte de parte nuestra. Me acuerdo que había un cartel en la entrada que decía ‘Futura Ciudad’. Hoy vemos que ese cartel tenía razón. Somos una de las ciudades más importantes de la provincia”, confió orgulloso.
“Elegimos venir a San Vicente conocido en aquel tiempo como “Kilómetro 260” o “El Cruce”. Somos de Cerro Azul, allá ya trabajábamos con la madera y vimos que podíamos seguir con el trabajo de la madera en este nuevo lugar del que todos hablaban. Vimos que acá había mucho monte para explotar”, resaltó el empresario maderero.
Luego de estos 50 años de permanencia, “Tito” se siente satisfecho por lo que le dio San Vicente a él, a su hermano y a su empresa y por lo que ellos también pudieron aportar.
“Estoy muy satisfecho y sé que mi hermano falleció con esa misma sensación por lo que le dio esta maravillosa ciudad. Venimos con nuestras familias, nuestras esposas Mary y Dominga y los hijos que teníamos en ese momento, unas pocas maquinarias y un montón de sueños. Creo que cumplimos y conseguimos todo lo que nos propusimos y más todavía”.
Luego expuso que con el paso del tiempo se dedicaron a la reforestación y a producir la madera para el aserradero.
“Hoy seguimos con la industria maderera, pero ya nos dedicamos a trabajar con maderas implantadas. Con mi hermano vimos que el monte nativo estaba escaseando y decidimos comenzar a reforestar. Habíamos comprado tierras para sacar la madera y ahí comenzamos a plantar pino. Ahora usamos esa madera implantada y seguimos reforestando. Fuimos uno de los primeros privados que comenzamos a hacer eso en esta zona”, comentó.
Con el paso del tiempo los hermanos decidieron dividir la empresa y así uno quedó con la firma Payeska Hermanos y el otro con Laminados Guaraní. “Tito” sigue adelante con sus tres hijos en la reforestación y un aserradero y los descendientes de Teodoro siguen adelante con la fábrica de terciados.
Teodoro se radicó los últimos años en la provincia de Corrientes donde formó una nueva familia después de su viudez y se dedicó a la ganadería. Mientras que “Tito” permaneció en San Vicente, pero en la zona de Fracrán. Se radicó en el kilómetro 1.297 de la ruta nacional 14 donde tiene propiedades con reforestación y un aserradero.
Se dedica a la cría de vacunos, “pero esa es una actividad que lo hago por hobby nada más. La actividad principal de mi familia es la reforestación y el aserradero”, aseveró.