
Aunque causan asombro generalizado y las conjeturas más dramáticas, sin embargo no son nada atípicos para la ciencia.
“Este fenómeno que tiene varios nombres, aunque se ha hecho más popular como ‘Cielomoto’ porque se asocia a ‘terremoto en el cielo’. Es algo que no sólo es natural, sino que viene ocurriendo a lo largo de la historia de la humanidad; de hecho, existen escritos de su registro”. Con estas palabras, la meteoróloga Belén Martorelli -del área de Meteorología del Observatorio de las Misiones en el Parque del Conocimiento- llevó tranquilidad sobre el fenómeno audible.
“Lo primero que hay que dejar en claro es que es un suceso natural. No es nada apocalíptico, no se va a terminar el mundo. Eso primero que nada, para que nos quedemos tranquilos”, insistió.
Si bien “todavía no hay un acuerdo cerrado sobre las causas que provocan estos sonidos”, la especialista matizó que “sí hay consenso en que se pueden deber a fenómenos meteorológicos, por ejemplo, truenos de tormentas: lo que ocurre cuando chocan masas de aire cálidas y frías. Eso se traduce en un sonido muy fuerte, como si fuera una bomba o ruido de truenos”.
“Otra posible causa, que es más bien astronómica, tiene que ver con el ingreso en la atmósfera de pequeños meteoritos. A medida que van ingresando, se van destruyendo y el ruido (onda de choque que genera el meteorito cuando ingresa) tarda mucho en llegar a la troposfera (capa más baja de la atmósfera), donde nosotros lo podemos escuchar. Ese ruido que nos llega ocurre cuando el meteorito ya se diluyó totalmente, por eso escuchamos el ruido pero no vemos lo que lo causó”, explicó.
Además, deslizó que “la topografía influye en cómo se escucha el ruido: no es lo mismo que ocurra en zona de montaña como en una meseta. Esas condiciones distorsionan los sonidos. Supongamos que el original suene como un estruendo de bomba, pero por cómo se desplaza, si choca entre edificios o montañas, cambia y puede parecer como de trompetas”.
Para Martorelli, el relativo “silencio” que reina desde el aislamiento obligatorio (ausencia de ruidos de colectivos, automotores y gente moviéndose) generó condiciones para que las personas estén más atentas a escuchar lo que antes les pasaba desapercibido.
“Ahora les llama la atención, pero estos sonidos siempre ocurrieron, nada más que antes estaban tapados por los ruidos de las ciudades. Se trata de ruidos normales y ocurren con una frecuencia que se está estudiando, no es algo que surgió ahora”, sentenció la meteoróloga.