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Con los soportes informáticos aportados por los miembros de la comisión de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (SAIC) el joven atacado a golpes el pasado sábado en un procedimiento de una patrulla de efectivos de la Policía provincial en el paraje Deseado, jurisdicción de Andresito, pudo ratificar ayer su denuncia en comunicación directa con el juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Martín Brites.
Además del changarín de Colonia Itatí, por videoconferencia también dio su testimonio el muchacho que lo acompañaba cuando los interceptaron los ocho agentes de Infantería en cuatro motocicletas sobre la ruta provincial 24.
De los ocho investigados, uno está identificado como el autor del ataque con un elemento contundente.
Según fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, las lesiones que sufrió el joven de 19 años fueron realizadas con una cachiporra, que estaría entre los elementos secuestrados por la SAIC el martes, cuando tomaron intervención en la investigación a instancias del juez de Puerto Iguazú.
Además de este elemento, los investigadores secuestraron libros de actuaciones de la dependencia perteneciente a la Unidad Regional V en jurisdicción de Andresito, como también las motocicletas en que se movilizaban los integrantes del supuesto operativo para cumplimiento del aislamiento social y evitar la circulación de la pandemia de coronavirus.
Fueron puestos en disponibilidad siete de los ocho uniformados bajo sospecha, tras la intervención el martes de la Dirección de Asuntos Internos de la fuerza de seguridad.
De acuerdo a la denuncia de lo sucedido, un empleado rural fue víctima del procedimiento policial en cuatro motocicletas sobre la ruta provincial 24 en el paraje Deseado. Fue interceptado junto a su amigo y vecino ambos a bordo de una moto de baja cilindrada.
Retornaban a sus hogares en Colonia Itatí, todo en jurisdicción de Andresito. Según el relato ratificado ayer, tanto él como su amigo fueron maltratados, los obligaron a hacer flexiones de brazos y ordenaron que el acompañante se volviera a pie a su casa, mientras que al changarín lo escoltaron los policías hacia el destacamento de paraje Deseado.
Camino a la sede policial habría recibido la golpiza y obligado a más flexiones de brazos para luego secuestrarle la motocicleta y obligarlo a caminar trece kilómetros de distancia hasta su chacra.
Las lesiones fueron constatadas y obran en imágenes fotográficas presentadas con la denuncia que el lunes realizó la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura, organismo de la Cámara de Representantes de la Provincia.
Ayer ante el juez, la víctima relató que fue golpeado por uno de los ocho policías pero que el maltrato no fue exclusividad de este policía únicamente.
Los demás uniformados que lo escoltaban también lo obligaron a cumplir las órdenes, lo encerraban con sus motocicletas y hasta habrían provocado que derrapara y cayera en la ruta terrada camino a la dependencia policial.
Ya en el destacamento habría recibido más golpes, cuando sólo intentaba explicarles que no había intentado escapar, que llevaba debajo del asiento carne que acaba de comprar en el pueblo.